Seis episodios después de su estreno en HBO, no cabe duda de que '30 monedas' continúa llevando aún más lejos una ficción televisiva made in Spain que ha dejado atrás un 2020 que bien podría calificarse como un año dorado; y es que la producción de Álex de la Iglesia y Jorge Guerricaechevarría continúa dando a buena parte de los fans del género más puro una dosis de espectáculo de primera y terrores imposibles.
El nuevo capítulo de la serie, titulado 'Guerra Santa', dedica sus intensa hora de metraje a proyectar la historia a toda velocidad de cara a un tercer acto inminente; redondeando —o cerrando incluso— los arcos de algunos de sus personajes e introduciendo nuevos elementos a la ecuación mientras reincide en uno de sus mayores defectos: un uso de la elipsis demasiado abrupto y unos protagonistas que evolucionan casi por corte.
Ojo llegados a este punto, que empiezan los spoilers.
La conspiración eclesiástica más internacional
De la Iglesia y Guerricaechevarría son plenamente conscientes de que, exceptuando el que nos ocupa, tienen únicamente dos episodios más para dar carpetazo como Dios manda a la primera temporada de '30 monedas'. Sabiendo esto, no han titubeado a la hora de iniciar 'Santa Guerra' directamente con el padre Vergara refugiado de sus enemigos, tal y como se le sugirió en el capítulo anterior, en un entorno en el que reina el sufrimiento: la guerra de Siria.
Esta nueva localización en la aventura más internacional del cineasta bilbaíno sirve tanto para hacer una nueva exhibición de músculo en lo que respecta a diseño de producción —seguimos con unos niveles altísimos—, como para hacer evolucionar el relato aproximándonos al punto más bajo de la trama del sacerdote, que termina el capítulo cautivo y bajo tierra tras ser arrestado por un grupo de milicianos de Alepo con bastantes malas pulgas.
Eso sí, antes del incidente, el bueno de Vergara ha tenido tiempo de ponerse en contacto con Elena a través del mundo onírico que tan bien funcionó la semana pasada en 'El doble', esta vez materializado en una Pedraza alternativa, mucho más siniestra que de costumbre, para disculparse por haberla puesto en peligro y advertir del peligro que corre mientras esté en posesión de la moneda de marras.
En la Pedraza "normal y corriente" —si es que lo llega a ser en algún momento— las cosas evolucionan igualmente, comenzando por un Paco que, al fin, parece estar empezando a sacar relucir un mínimo de carácter; dejando entrever durante un mítin de campaña que tiene intención de dejar su cargo de alcalde, y plantando cara a una Merche que se postula una vez más como el personaje más odioso de la serie en una de las escenas más intensas que concluye con la pareja —¡ya era hora!— separada.
Por otra parte, la localidad segoviana acoge a dos nuevas invitadas: una pareja de agentes de la secretaría de estado de seguridad que llegan alertadas por la inmensa cantidad de incidentes registrados por la policía durante los últimos meses. Una pila de casos a los que hay que sumar el suicidio de Jesús, que ha sido incapaz de superar el regreso de la tumba del marido de Elena.
La dichosa moneda
Y ya que hablamos de Elena, transportémonos directamente a la ciudad de París, en la que la veterinaria parece haberse recuperado con mucha facilidad de la resurrección —y nueva muerte— de Mario a juzgar por el buen rato que está pasando con Roque en su hotel de la ciudad de la luz. Felicidad efímera que sólo durará hasta que el pobre hombre le enseñe la moneda que encontró durante el cliffhanger del último episodio.
El objeto iba a regresar a manos de la veterinaria tarde o temprano, y Lagrange, consciente de ello, intenta hacerse con él a través de un esbirro improvisado que, pistola en mano, acaba con la vida de Roque. El villano fracasa, la moneda vuelve a su portadora original y, por si esto fuera poco, las cosas se complican aún más para nuestros protagonistas con el gran final de 'Guerra Santa'; que concluye con la llegada a Pedraza del nuevo cura: nada más y nada menos que el mismísimo Angelo.
Quedan dos semanas para que '30 monedas' de carpetazo a su primera temporada, y aún quedan cabos sueltos que atar y arcos que cerrar de cara a un fin de fiesta de lo más prometedor. La gesta para resolver todo de forma satisfactoria parece harto complicada llegados a este punto y a la veloz cadencia que ha tomado la narrativa, pero, en lo que a mí respecta, hay confianza plena en ello.
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