Con bastante retraso con respecto a su estreno norteamericano llegó a nuestras salas, el pasado 8 de febrero, '30 días de oscuridad', la nueva película de David Slade, tras la ridícula 'Hard Candy'. La película adapta un cómic titulado en España como '30 Días de Noche' que, si decidís leer, se despacha en poco más de media hora (si eres de los que miran mucho los dibujos). Con tan poco material, no se entiende que la película dure casi dos horas. Y menos aún cuando la obra de la que parte es bastante floja. El resultado es el previsible, un film vacío y aburrido.
'30 Días de Oscuridad' ('30 Days of Night', 2007) nos sitúa en Alaska, en el pueblo de Barrow. Allí, durante el verano invierno, la noche cae y dura 30 días. El pueblo se convierte así en un blanco muy apetitoso para un ejército de vampiros sedientos de sangre. Un grupo de supervivientes se refugian en hogares abandonados mientras esperan a que transcurran los 30 días y vuelva la luz del Sol, principal enemiga de los chupasangre...
Si algo destaca cuando comparamos el cómic y la película, es que, a pesar de lo corta que es la obra original y lo extensa que es la adaptación, hay bastantes cambios que no tienen demasiado sentido. Al menos, tal y como quedan reflejadas en pantalla. Que el primer enviado (Ben Foster) no muera antes y a manos de ya sabéis quién (no lo revelo por si alguien quiere leer el cómic), que haya sólo un jefe en lugar de dos (esto no es gratuito, el super jefazo tiene argumentos contra el ataque y aumenta la sorpresa del final), y algunos más, pero sobre todo la relación entre los dos protagonistas. Que no estén juntos me parece un recurso inútil que sólo ralentiza el relato, no aportando nada en absoluto.
El trabajo de Steve Niles y Ben Templesmith, que se convirtió en cómic cuando en principio estaba pensado para los cines, tiene problemas para que el lector se crea que pasan 30 días de oscuridad. La película, ya digo con más metraje del que necesita, no mejora esta sensación. Da la impresión de que lo que transcurren son horas de una misma jornada, nunca varios días. En este sentido, habría sido necesario un mayor desgaste, tanto físico como anímico, en los personajes "vivos", y una justificación de cómo es posible que los vampiros se lleven tanto tiempo sin encontrarlos, dado que, y esto es incomprensible, tampoco los supervivientes son unos expertos a la hora de ocultarse. ¡Y en un pueblo pequeño! O los vampiros son muy idiotas (que lo parecen) o realmente no tenían tanta hambre y se dedican a jugar entre ellos mientras esperan que acabe el plazo de 30 días.
David Slade se muestra muy torpe en dos puntos concretos: la acción y la tensión. Es decir, que lo suyo es un desastre. Los pocos momentos de acción los narra con nerviosos movimientos de cámara y un montaje acelerado que no deja ver casi nada. De suspense y tensión no parece tener mucha idea. Muestra a los vampiros y a sus víctimas pero nunca de forma que los primeros den la impresión de acosar o estar cerca de los segundos. No sabe situar a los dos bandos en el tablero de forma que nos dé la sensación de pánico que deberían sentir los personajes humanos. Por otro lado, Slade debería haberse mostrado más hábil a la hora de presentar a los vampiros y hacerlos más tenebrosos y terribles. Sí, son bestias, muy bestias, y tienen hambre (supuestamente), pero no dan miedo. No más que estar frente a un león, por ejemplo. Creo, personalmente, que aquí debería haber un aire siniestro, diabólico, presentarlos un poco como sanguinarias sombras fantasmales.
En cuanto al reparto, en mi opinión no han acertado con Josh Harnett y Melissa George al frente del mismo. Los dos están muy sosos, faltos de energía y de garra. Hartnett no pega mucho como el sheriff del lugar, le falta carisma, y se lleva toda la película con la misma expresión, dándole lo mismo ver morir a alguien o que su hermano le pida jugar al Risk. George tampoco aporta nada a su personaje y su química con Hartnett es sencillamente nula. Por otro lado, destacar la llamativa presencia de un Danny Huston casi irreconocible; el actor consigue aportar algo de entidad a un personaje vacío. Ben Foster y Andrew Stehlin encarnan a otros "malos", el primero sigue en su senda de personajes raros y locos, faceta que sabe interpretar, y el segundo encarna al vampiro más bestia de todos, con una mandíbula temible (lo único que da miedo en toda la película).
'30 Días de Oscuridad' se descubre pronto como un insípido chicle demasiado estirado, un film donde se intenta alargar hasta el agotamiento una trama que no da de sí, y que, para colmo, está mal desarrollada, con unos personajes vacíos. Menos retoques visuales y mucho más trabajo en el guión, así como un nuevo casting para los papeles principales (Hartnett y George), es lo que necesitaba este título, de lo peor que se ha estrenado en lo que llevamos de este (por ahora) flojo 2008. Esperemos que la cosa mejore en los próximos meses, porque, si no, nos espera un curso cinematográfico muuuy duro por delante.
- Otra crítica de la película en Blogdecine:
'30 Días de Oscuridad', aterradores vampiros en un producto vacío (por Alberto Abuín)
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