El concepto de multiverso ya no pilla a (casi) nadie por sorpresa, y es que no han sido pocos los proyectos audiovisuales que han tirado de esa idea en los últimos años. Antes de que Marvel y compañía le dieran vueltas a ello, una pequeña película como 'Corre, Lola, corre' ya nos dio su refrescante visión de todos los escenarios posibles que puede tener una misma situación.
¡Corre, Lola!
Desde el éxito a nivel taquilla de 'Vengadores: Endgame', en Marvel han seguido intentando explotar la idea del multiverso (no siempre de la manera más interesente, todo hay que decirlo) en títulos como 'Spider-Man: No way home', 'Spider-Man: Cruzando el Multiverso', 'Loki' o 'Doctor Strange y el multiverso de la locura'.
En paralelo, nos llegó 'Todo a la vez en todas partes', que se entregaba de brazos abiertos a la parte más delirante del concepto, mostrándonos el amplio abanico de posibilidades (desde las más absurdas a las más emotivas) que puede ofrecer la premisa de que existen multitud de versiones de nosotros mismos.
Sin embargo, mucho antes de la película de los Daniels y el multiverso del UCM, ya nos llegó una pequeña cinta alemana que se adelantó a su tiempo y se atrevió a plantear de manera muy juguetona la existencia del multiverso. Exactamente, nos referimos a 'Corre, Lola, corre' ('Run Lola Run').
Tom Tykwer (cuya prometedora carrera al final solo nos dejó un par de títulos destacables, como 'Sense8', 'El atlas de las nubes' y 'El perfume') estrenó en 1998 esta joyita de culto de apenas 75 minutos de duración, escrita y dirigida por él mismo y protagonizada por la imbatible Franka Potente.
La historia era simple y concisa: Lola recibía la llamada de su novio Manni, que se había metido en problemas por perder un saco de dinero perteneciente a la mafia. Privada de su moto, Lola tendrá que correr y recuperar el dinero en 20 minutos si quiere salvar a Manni del desastre.
La peculiaridad de la historia era que no vemos una única versión del asunto, sino que la situación se repite y nos muestra tres escenarios diferentes, que varían en función de las decisiones tomadas por la protagonista.
La cinta funciona como un tiro porque va al grano y no da un respiro al espectador, que se ve atrapado en la urgencia de la situación incluso sin haber tenido una introducción previa del personaje. Empatizas con ella porque no tienes otra opción: hay que hacerlo ya, solucionarlo ya, no puedes pararte a pensar y, al mismo tiempo, un pequeño error de cálculo puede ser fatal para el desenlace de los acontecimientos.
Además, el guion acierta al tomar lo esencial de su punto de partida y no ponerse discursivo con el tema del multiverso. Si en algún momento alguien o algo se parase a explicar por qué vemos distintas versiones de una misma acción, no solo sería anticlimático sino que perdería toda la fuerza de su planteamiento.
Pese a que puedas rascar algunas ideas más que interesantes, la historia no se pone trascendental en ningún momento, sino que explota su premisa desde el entretenimiento y la diversión, y dota a su protagonistas de unos objetivos claros y primarios: salvar la vida, el dinero y el amor.
Por todo ello, 'Corre, Lola, corre' sigue siendo igual de refrescante vista ahora, 26 años después de su estreno. Una propuesta honesta, que desborda fuerza y adrenalina y no tiene miedo en ser fiel a su punto de partida hasta el final. Con razón se ha reivindicado con los años como un clásico de culto (e incluso tuvo un remake indio llamado 'Loop Lapeta').
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