Dios mío, está lleno de estrellas
Esa es la frase con la que da comienzo '2010, odisea dos' ('2010', Peter Hyams, 1984). Con ella terminaba el relato de '2001: Una odisea del espacio' escrito por Arthur C. Clarke, siendo lo último que pronunciaba Dave Bowman antes de desaparecer. Dicha frase no se encontraba en la película que dirigió Stanley Kubrick aunque sí en el libro de Clarke, por lo que podemos interpretar desde el inicio una clara intención de apartarse del film de Kubrick, la única forma de enfrentarse a una secuela de tan conocido film. Es evidente que el trabajo de Hyams tiene la maldición, por así decirlo, de ser la continuación de una de las películas más admiradas, y odiadas, por todo el mundo, un punto clave en la historia del Cine.
El encargado de tamaña empresa fue el director Peter Hyams que también escribió el guión de la película. Hasta aquel momento Hyams era un muy decente realizador de películas de ciencia ficción. Lo confirman películas como 'Capricornio uno' ('Capricorn One', 1977) —la recreación de una falsa llegada del hombre a Marte da pie e un excelente thriller—, y sobre todo 'Atmósfera cero' ('Outland', 1981), especie de western espacial en el que Sean Connery es el sheriff de una estación minera en la luna Io de Júpiter. Exacto, el mismo lugar en el que tienen lugar los hechos narrados en '2010, odisea dos'.
Han pasado nueve años desde que la misión del Discovery fracasó. Ahora, en el 2010, la Unión Soviética y los Estados Unidos deciden unir sus fuerzas enviando a Io —el último lugar desde el que han recibido una señal— para saber qué ha ocurrido realmente. En la nave —los rusos en el film van por delante en la carrera espacial y son los primeros en estar preparados— irá tripulación rusa y también americana; entre ellos, el Dr. Heywood Floyd, el director de la misión del 2001, y el Dr. R. Chandra, creador de HAL 9000. Una vez en su destino descubrirán que algo maravilloso ocurrirá.
Hay que reconocer que el guión de '2010, odisea dos' es lo peor de la misma. En toda ella hay una intención de racionalizar aquello con lo que Kubrick especulaba, y de esta forma la esencia del film de 1968 no aparece por ningún lado. Decisión arriesgada por un lado, loable por el otro. Es evidente que el querer competir con el film original —algo a lo que se atrevió Andrei Tarkovsky con su 'Solaris' ('Solyaris', 1972)— no entraba en los planes de Hyams, por lo que de esta forma se aparta de él. Sin embargo, el querer dar una explicación a lo expuesto por Kubrick en la parte final de su film, trivializa de forma alarmante gran parte de las posibilidades de una película con más interés del que parece a simple vista.
Curiosamente Hyams no obtuvo rechazo por parte de Arthur C. Clarke, que incluso realiza dos cameos en el film; parece ser que el escritor se encontró más libre al lado de Hyams que de Kubrick. Y tampoco lo obtuvo de este último, que conversó varias veces con el director de 'La calle del adiós' ('Hanover Street', 1979), pero jamás hizo caso de las dudas de Hyams. Kubrick sólo estaba interesado en cómo había filmado aquél algunos planos de 'Atmósfera cero'. Escritor y director aparecen en la portada de una revista en el film, representando a los líderes americano y ruso. Una broma/homenaje a los máximos inspiradores de la película.
En una época en la que George Lucas había revolucionado el mundo cinematográfico con su saga de Star Wars, todas las películas de ciencia ficción querían ir en ese camino. Peter Hyams ofreció algo diferente, un cine más adulto, más reflexivo, y sin dejar de lado la espectacularidad. Las escenas espaciales del film son excelentes, y hay momentos de gran tensión como el paso de dos astronautas al Discovery abandonado, el cual tuvo que ser reconstruido a partir de la película original puesto que Kubrick había ordenado destruir los decorados para que no pudiesen utilizarlos de nuevo. Pero si en '2001: Una odisea del espacio' todo era claridad o colores muy vivos, en '2010, odisea dos' es todo lo contrario. Y las referencias se encuentran en el trabajo de Hyams con Connery antes mencionado, que a su vez bebía un poco de 'Alien' (id, Ridley Scott, 1979), otro de los films más influyentes que existen. El interior de la nave rusa Leonov recuerda por momentos al de la Nostromo.
Si dejamos de lado la más que eficiente puesta en escena de Hyams, o la labor de unos actores totalmente creíbles —Roy Scheider muy de moda en aquellos años, Helen Mirren con un sorprendente acento ruso, John Lithgow, y una no acreditada Candice Bergen (la voz de HAL 9000) son lo mejor del reparto—, '2010, odisea dos' pierde muchísimo cuando incide en las diferencias entre la URSS y los Estados Unidos, provenientes de la Guerra Fría. Este detalle no se encuentra en la novela y fue idea de Hyams. Una idea poco acertada, ya no sólo porque a día de hoy resulta ridícula, sino porque en el film funciona como pobre excusa para un final cuyo mensaje sobre la paz queda un poco cogido por los pelos.
Con todo '2010, odisea dos' es un film honesto y eficiente, muy entretenido y con instantes para el recuerdo, como por ejemplo la reactivación de HAL 9000. El querer explicar su mal funcionamiento por culpa de órdenes mal dadas le aleja de su comportamiento humano en la primera entrega, y le da la oportunidad de redimirse cuando más tarde debe aceptar su propia destrucción para salvar a la tripulación. Eso deja cierto sabor agridulce en el visionado de una película, cuya mejor forma de acercarse a ella es olvidándose por un momento de que existió un film titulado '2001: Una odisea del espacio'. Difícil, por no decir imposible.