O sencillamente brutal. Por recomendación de un amigo vía Twitter veo este documental, que no es que sea reciente, ni mucho menos, y me quedo anonadado por el avasallador talento de su director, por la historia colmada de carga crítica que cuenta, y por el descarnado cinismo con el que nos la cuenta. El cortometraje documental 'La isla de las flores' ('Ilha das Flores', Jorge Furtado, 1989) es una de esas joyas de no ficción que de cuando en cuando hay que ver, no obligados pero sí convencidos, para ser un poco más lúcidos de cómo funciona este mundo capitalista. Se llevó el Oso de Plata al Mejor Cortometraje en el Festival de Berlín de 1990, y con aclamación en festivales de cortometrajes de medio mundo, en los que crítica y público se rindió a la evidencia: este es un corto que hay que ver y que, entre lo que busca y lo que encuentra, no hay apenas diferencia.
No se trata de un título agradable, ni mucho menos, aunque a menudo salpica con trallazos de mala uva que van a hacer reir a más de uno. Empieza como un documental educativo sobre la plantación de tomate y termina siendo un escupitajo feroz a las mismas raíces del capitalismo salvaje, ese que cada día hace del mundo un lugar mejor en el que vivir. Algunas imágenes perturbarán al lector de Blogdecine (aunque supongo que bastantes ya lo habrán visto), por su extrema incomodidad visual, otras harán reflexionar, otras harán reir. Al final de los once minutos que dura este corto, creo que muchos sentirán un aplastamiento anímico, propio de quien es más consciente de cómo va la sociedad en la que vive. He de reconocer que no conozco la trayectoria de Jorge Furtado, pero no me cabe duda de que es un cineasta de gran talento. Impresionante la forma en que lo va hilando todo, en un montaje soberbio, con una coña intrínseca no incompatible con una mirada amarga.
Dadle al play gracias a vuestro pulgar oponible y disfrutadlo a través de vuestro telencéfalo altamente desarrollado, no os arrepentiréis.
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