'Radio encubierta' ('The Boat That Rocked'), la última película de Richard Curtis, que se estrenará este viernes, se sitúa en 1966 para describirnos la situación en la que estaban las ondas en aquella época. No existían las concesiones de emisoras y sólo la BBC emitía oficialmente. Pero en ella únicamente se podían escuchar 45 minutos de música pop al día, a pesar de que los grupos roqueros se encontraban en un momento de total efervescencia. Las emisoras piratas emitían desde barcos anclados en el Mar del Norte y tenían unas audiencias insuperables. El ministro Dormandy convierte en misión personal encontrar la manera de convertirlos en ilegales y así poder desmantelar sus emisiones.
Hay dos claros atractivos en esta película que hacen que valga la pena, y mucho, verla, sólo por ellos: la música que se escucha y el elenco. En el primer apartado encontramos a The Who, The Kinks, Jimi Hendrix, The Rolling Stones, etc… En el segundo están Kenneth Branagh, en el papel del ministro Dormandy, Jack Davenport como su ayudante, y Tom Sturridge en el personaje del joven que llega al barco a pasar unos días. Los demás son los DJs de Radio Rock: Philip Seymour Hoffman, Bill Nighy, Rhys Ifans, Nick Frost, Ralph Brown, Chris O'Dowd, Rhys Darby… Katherine Parkinson es la única mujer a la que se le permite vivir a bordo porque es lesbiana.
Cada uno de ellos crea un personaje único y muy divertido y la simbiosis entre todos es magnífica. Es una comedia coral en la que no parece haber disputas por la luz de los focos, pues cada uno tiene su lugar y su momento. A dos acostumbramos a verlos en 'Los informáticos' ('The IT Crowd'), otro es el eterno compañero de Simon Pegg y los demás no necesitan apenas presentación. Es curioso que sus interpretaciones aquí son muy parecidas a las que ya conocemos. Creo que es parte del disfrute y de la comicidad, pues es como estar viendo a viejos conocidos y reírse con ellos.
'Radio encubierta' está realizada de forma muy admirable. Los planos, especialmente los que se toman en tierra firme para mostrar a la audiencia de Radio Rock, tienen encuadres muy estilosos y están llenos de un alegre colorido, propio de los años sesenta. Se podrían asemejar a los planos de algunos spots publicitarios. La ambientación de época es otra de las virtudes. Nos muestra las dos caras de un Reino Unido muy dividido: por u lado están los colores de todos aquellos que disfrutan con el rock y por otro, la oscuridad de los trajes de los ministros y demás miembros de la administración.
Si algo se le puede reprochar a 'Radio encubierta' está en manos de los departamentos de guión y de montaje, que han trabajado conjuntamente para formar una estructura y narrar la historia. Las más de dos horas de duración se llenan principalmente de anécdotas poco conectadas entre sí y, en ocasiones, similares –las jugarretas que hacen los pinchadiscos más veteranos a los más pipiolos con las visitas de las mujeres son en el fondo lo mismo—. Parece como si se hubiese rodado material de sobra, incluso con improvisaciones, para luego con él ir construyendo sobre la marcha la película. Tanto que hasta les han sobrado fragmentos para ilustrar los títulos de crédito y poner la típica chorrada después de que acaben. Se podría pensar que varias de las escenas podrían haber caído en montaje para ajustar más la duración, pero la verdad es que yo disfruté tanto de toda la película que no me importó que fuese larga.
La trama de los empleados del gobierno que tratan de cerrarles la emisora se olvida durante largos periodos y entra de manera algo brusca cuando es retomada. Pero es que no se trata únicamente de una subtrama, sino de todo el conflicto de la película, que al final sí tiene que ser recuperado para cerrar el film. Es en estos minutos de conclusión cuando la película cobra cohesión y con ella, cuerpo y fuerza.
La emoción, que también se podría llamar la "lágrima fácil", está presente en discursos sobre el valor de la música, en el clímax que resuelve el conflicto,… Solemos ser reacios a dejarnos llevar y sentir un poquito, pero creo que puede estar bien emocionarse, si no hemos llegado hasta ahí a través de demasiado acaramelamiento. La actitud de los personajes y el tipo música hacen que no sea así. POSIBLE SPOILER. Se podría decir que el final es algo clásico, pero tampoco le veo el problema, sobre todo, porque a una comedia como ésta otra cosa le quedaría mal. FIN DEL SPOILER.
Pues eso: muy recomendable por el humor, la música y los actores. Si le sumamos que sus planos son muy estéticos, me parece que ya no hay más que discutir.
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