Nuestra humanidad y nuestra realidad es tan compleja que decidimos crear historias en orden de poder controlarlas y hacerlas más comprensibles. Ocasiones para entendernos a nosotros mismos mediante la conexión con lo que le sucede a otros, sea establecido en un terreno más o menos realista o desde la fantasía pura.
Aunque el cine de autor europeo se presente con una fachada de prestigio y otra de sequedad aparentemente impenetrable, a menudo ofrece las historias más deslumbrantes e incluso más cálidas que el producto de entretenimiento pensado al milímetro para agradar y complacer. En ocasiones, sale algo mágico como ‘¿Qué vemos cuando miramos al cielo?’.
Este cuerpo no es el mío
Una exquisita fábula romántica procedente de Georgia que, como es lógico, pasó un poco desapercibida a pesar de notables reconocimientos como el premio de la crítica en el Festival de Berlín. Aun así, la de Alexandre Koberidze es la clase de joya escondida que está esperando a conquistarte y ser tu próximo visionado de confort, cosa que puede cumplir ahora que se estrena en streaming a través de Filmin.
Lisa es una estudiante de medicina notable y Giorgi un jugador de fútbol. Ambos se encuentran por primera vez y tienen un flechazo instantáneo, pero no hacen nada al respecto. Cuando se reencuentran el mismo día, deciden quedar al día siguiente para tomar un café. Sin embargo, por una misteriosa fuerza sobrenatural, ambos despiertan luciendo de manera completamente diferente, siendo irreconocibles para la gente de su entorno y también por ellos mismos.
Koberidze nos presenta en un tono de realismo mágico este concepto que daría para una película totalmente comercial, pero que decide abordar con un poco más de complejidad. Y no por ello menos accesible o cálida, ya que opta por construir un tono y una atmósfera completamente humanista que se torna algo totalmente acogedor.
‘¿Qué vemos cuando miramos al cielo?’: la trascendencia en lo liviano
Dos horas y media son evidente mucho metraje que meterse entre pecho y espalda, pero la exquisitez con la que aborda la historia se aproxima a una naturalidad fresca y compleja, donde no puedes desprenderte de los puntos bajos porque entonces se perdería algo en el proceso. El georgiano aborda cuestiona temas como la identidad o la inevitabilidad del amor con cierta tendencia a lo lírico, pero también sacando transcendencia de los momentos más livianos.
Requiere paciencia por parte de quien la ve, pero una vez se entra en su particular mezcla de tonos y de caos cotidiano, se encuentra una historia cargada de calidez, y que verdaderamente se convierte en un lugar feliz momentáneo. Todo lo que presenta en fachada parece algo impenetrable, pero su cualidad humana la vuelve arrebatadora y capaz de quedarse contigo durante largo rato.
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