En ‘Adéle y el misterio de la momia’ (‘Les Aventures extraordinaires d’Adèle Blanc-Sec’), Luc Besson adapta varios de los álbumes que Jaques Tardi publicó en los años setenta con la intención de unir el folletín con componentes de aventuras, como la egiptología y otros descubrimientos, y de crear un personaje de mujer que en aquella época no era común en el cómic, más dado a presentar protagonistas femeninas que fuesen objetos sexuales o a tener la mujer en un segundo plano. Asimismo, el francés, acostumbrado a una obra prestigiosa, seria y crítica, perseguía el humor como soplo de aire fresco, aunque ello supusiese incluir situaciones descabelladas o golpes humorísticos absurdos.
Una inteligente adaptación
La adaptación que ha escrito Besson pasa por una reescritura intensa, lo cual supone una sabia decisión, debido a que a los álbumes de Tardi se les podrían achacar algunos problemas estructurales y la sensación de que el límite de páginas impedía a Tardi narrar todo lo que tenía en el tintero. Las largas temporadas entre publicación y publicación provocaron un gran desorden de información, del que el propio autor era consciente y demostraba en las notas al pie y los asteriscos que referían a otros volúmenes, que se han eliminado en la presente edición recopilatoria.
‘Adéle y el misterio de la momia’ combina las tramas de varios álbumes y esto, lejos de suponer una ofensa contra el original, significa una mejoría, no sólo porque para completar un largometraje sea necesario ampliar el contenido, sino también porque se pone orden en el caos formado por Tardi. Resulta impresionante lo bien integradas que están unas historias con otras, tanto que cualquier espectador que se acerque al film sin haber leído las historietas, no percibirá que se están mezclando títulos.
Si bien a la creación de Tardi —que ahora está a la venta en un tomo que reúne los cuatro primeros— le achacaba esos problemas narrativos, también presentan grandes valores, como el retrato de un precioso París, que es lo que en Francia le convierte en tal superventas, o el carácter displicente y moderno de la protagonista. Esta traslación surge de un profundo conocimiento de la obra y muestra un absoluto respeto al espíritu la creación de Tardi, en cuanto al tono ligero, a la inclusión de elementos fantásticos, al retrato de los personajes… Es decir, en cuanto a todas las intenciones que, como decía, motivaron al autor a crear los álbumes.
El personaje de Adèle
La Adèle de las bande-dessinées es borde y casi antisocial. En otra ocasión ya expresé la desconfianza que me producía la modelo Louise Bourgoin para el papel, pero lo cierto es que la joven consigue acercarse admirablemente a la imagen que teníamos de la escritora y exploradora. Incluso el propio Tardi mostró su aprobación cuando vio los brutos de la película.
Es divertido y satisfactorio ver comportarse a este personaje femenino independiente, fuerte y valiente. Sin embargo, si hay algo negativo que pueda apuntar sobre el film sería precisamente el retrato de Adèle, pues su invulnerabilidad, su sabiduría, su capacidad para estar por encima de todo el mundo resultan exageradas. Alguien tan perfecto carece de humanidad y así, la conexión con la exploradora es poca. La motivación de salvar a su hermana, que se introduce justo con la intención de humanizar a la protagonista, puede ser lo más flojo de la película. En sucesivas entregas, si la evolución del personaje sigue la de los álbumes, es decir, la de dejarse aún más llevar por los demás, sin tener motivaciones para nada, esto puede convertirse en un problema o quizá sea justo lo que resuelva la falta de realidad que se percibe ahora.
Entretenida producción de aventuras
Es importante que esta traslación a la pantalla se haya llevado a cabo por una productora que maneje altos presupuestos y es incluso favorable que hayan tenido que pasar casi cuarenta años hasta que la BD se ha convertido en película. ‘Adéle y el misterio de la momia’ cuenta con numerosos efectos especiales, que siempre están resueltos con habilidad —el único algo dudoso es el de Adèle volando sobre el pterodáctilo—. La ambientación retrocede exactamente un siglo y consigue una perfecta credibilidad en cuanto a escenarios, vestuario y peluquería, la cual destaca sobre todo en el caso de los hombres, que son clavados a sus representaciones dibujadas por Tardi.
Aunque Besson como director últimamente satisface menos que como productor, en este caso se ha tomado muy en serio la adaptación y la ha elaborado con cariño y gran acierto. La película está rodada con brío y agilidad y el ritmo, asignatura pendiente en Besson en otras ocasiones, no merece ningún reproche. Las aventuras que traen de acá para allá a la protagonista se suceden sin pausa para crear una cinta muy entretenida. No podré llevarle la contraria a quien me argumente que son un despropósito, pero esa falta de sentido común es el valor más intrínseco de las historietas ilustradas por Jacques Tardi y habría sido un error perderla.
Dictamen: muy recomendable como film de humor y entretenimiento, tanto para seguidores de los álbumes, como para quienes no los conozcan.
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