Se dice que el cine español no es bueno y hay que admitir que en los últimos meses no se han visto demasiadas producciones de calidad. Por ello puede ser interesante rescatar algunos títulos relativamente recientes para elevar la imagen de nuestra cinematografía. ‘Vete de mí’ (2006), segunda película de Víctor García León, hijo de José Luis García Sánchez y de Rosa León, nos presenta a Juan Diego y a Juan Diego Botto haciendo de padre e hijo, en un film de actores en todos los sentidos.
Santiago (Juan Diego) es un actor que interpreta una obra casposa con chistes verdes para un público anciano. Vive con Ana (Cristina Plazas), una actriz mucho más joven que él, pero que, debido a lo poco que ha triunfado sobre los escenarios, no siente que valga mucho. Guillermo (Juan Diego Botto) aparece un día por la puerta del apartamento: se ha ido de casa de su madre (Rosa María Sardá) y necesita quedarse con su padre unos días. Guillermo tiene treinta años y dice estar en tercero de Derecho, pero la realidad es que ha empezado infinidad de carreras y ha dado numerosas vueltas a su posible futuro laboral sin encontrar nunca algo que le motive.
Lo más apreciable de la película es la mala baba que destila. Es increíble cómo dos guionistas jóvenes: el director y Jonás Trueba, hijo de Fernando Trueba, han sabido retratar con tanta madurez a los personajes. Si bien el de Santiago parece más fácil de conseguir porque se han visto en otras ocasiones seres así en películas, la visión que se da del de Guillermo es sorprendentemente lúcida. Nunca se le presenta como un desastre ni como un Peter Pan, sino como una persona encantadora que habla de sí misma y de la vida con aparente discernimiento. Pero profundamente podemos ver un dibujo tan acertado que es casi cruel. La película no se pone en ningún momento de parte del padre ni del hijo, sino que oscila entre darle la razón al uno y al otro para, en el fondo, arrebatársela a ambos. Los personajes secundarios son los únicos que podrían estar en lo cierto, pero los dos protagonistas son tan destructivos que no permitirán que esa razón entre en sus vidas.
Se puede apreciar en el visionado de ‘Vete de mí’ que hay una gran dosis de improvisación. Probablemente el director dejó libertad a los intérpretes y éstos introdujeron muchas morcillas propias. Casi todos los personajes son actores, por lo que aún vemos con mayor autenticidad sus representaciones, tanto que podríamos preguntarnos si están haciendo de sí mismos o si sus papeles tienen algo de autobiográfico. Esto resulta así especialmente en el caso de Juan Diego, quien, dentro de su línea de actuación grandilocuente, hace un gran trabajo. Botto comienza con algo menos de credibilidad, pero va centrándose y pronto vemos que su personaje es así y que toda la falsedad que pudiésemos estar percibiendo en su interpretación viene de las mentiras y de la falta de definición del propio Guillermo.
Rosa María Sardá tiene una intervención breve, pero muy acertada. Tanto el personaje de ella como el de Cristina Plazas nos hacen percibir que las mujeres son las únicas que lo tienen algo claro en la vida, aunque no por eso son carentes de debilidades. En la troupe de la obra donde trabaja Santiago se encuentran grandes nombres del cine español que nos retrotraen a otros tiempos. Da gusto recuperar a grandes como José Sazatornil, Saza. Y se hace curioso volver a ver, por ejemplo, a Esperanza Roy.
La estructura de ‘Vete de mí’ funciona por acumulación. Se suceden anécdotas que podrían parecer inconexas, pero que son gotas que van colmando ese vaso que es la paciencia de los personajes. Cada uno de los momentos mostrados en esos días sirve para añadir impresiones y aumentar los sentimientos que un protagonista tiene con respecto al otro. Se comienza con un tono más o menos suave, ligeramente cómico y muy realista, que va aumentando de intensidad hasta desquiciarse. SPOILER: Los últimos minutos del film suponen un descenso a los infiernos imparable que puede hacerse más duro de ver que el resto de la película. Tras la tempestad viene la calma y el film concluye con una escena oscura, baja de tono y casi vacía, que cierra muy bien todo lo que se ha estado contando y que supone prácticamente el único final posible para esta historia. FIN DEL SPOILER.
‘Vete de mí’ es una gran película donde destacan las interpretaciones. El film muestra un ácido retrato de personajes y hace una reflexión sobre la vida de los actores bastante devastadora. No perdona, no da concesiones… No presenta malos y buenos, pero especialmente no presenta buenos. Interesante película que merece la pena recuperar si no se vio en su momento.
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