Mañana, 18 de marzo, se estrena ‘Tensión sexual no resuelta’, una película española de la que, para variar, se está haciendo una buena campaña de promoción y que, para variar, está producida con ganas de ser un éxito. No es la primera, lo sé —el año pasado, ‘Mentiras y gordas’ y ‘Fuga de cerebros’ fueron también por ahí—, pero es de las pocas. Los atractivos principales con los que se vende son las risas aseguradas, una pizca de sexo y, por supuesto, los nombres de Amaia Salamanca, Adam Jezierski, Miguel Ángel Muñoz, Fele Martínez, Pilar Rubio, Joaquín Reyes y varios más. Está claro que esto, que en realidad es lo que habría que hacer siempre, supone que la película ya llegue ante algunas personas con un juicio prefabricado sobre su calidad. Sin embargo, habría que saber situarse por encima de estas apariencias para evaluar con rigor su calidad.
El tercer film de Miguel Ángel Lamata —‘Una de zombies’, ‘Isi & Disi, alto voltaje‘— se orquesta a través de enredos y funciona gracias a la adición. Comienza con un personaje, que rápidamente conoce a otro. Y, según se tira de la madeja, se va sumando uno nuevo cada vez, para embrollar una trama que es más bien un entramado. Una vez planteado el lío, la película engancha y soporta un elevado nivel de interés que no decae hasta el final, gracias a que astutamente se va guardando la información para desvelarla con golpes de efecto. Las dos primeras escenas, más flojas y artificiales que el resto, con diálogos forzados e interpretaciones que aún no han entrado en calor, se olvidan en seguida a partir de la primera aparición de Jezierski. Cada una de las subsiguientes incorporaciones aumenta la curiosidad.
El humor que contiene ‘Tensión sexual no resuelta’ es menos adolescente de lo que sus carteles y elenco nos harían pensar. En ocasiones, los guionistas juegan con diálogos elaborados, otras veces hacen referencias metalingüísticas —el título del film no es la única—, durante un momento se ríen de la pretenciosidad de algunas tendencias y, de vez en cuando, incluyen observaciones sobre la pareja que, si bien no aportan nada nuevo, pues no creo que quede absolutamente ninguna cosa que no se haya expresado ya sobre el amor, no están tan sobadas ni tal alejadas de la realidad como las de otras obras. Aunque destaquen los intérpretes más jóvenes, el protagonismo lo llevan los adultos, lo cual es de agradecer. Por supuesto que existen tópicos dentro del conjunto, pero no más de los que se podrían hallar en cualquier otra comedia.
Parece que estuviese indicando que el film no tiene defectos y, claramente, no es así. Como digo, el arranque es ramplón y, a lo largo del desarrollo, se producen algunos otros momentos que podrían estar mejor. El tema de los actores es difícil, ya que nos debatimos entre interpretaciones que no terminan de sonar realistas y otras que se despreciarán porque no se despegan de los papeles que ya encarnaban estos mismos jóvenes en sus series —en el caso de Santiago Segura, en sus cortos—. Pero poco importa que haya aquí y allá cosas reprochables si el conjunto, como mínimo, se sostiene. Su acabado formal es muy superior al de, pongamos, ‘Café solo y con ellas’, por buscar un caso similar en cuanto a sus intenciones populacheras, pero que no merece ningún encomio fuera de sus ganas de hacer reír.
Me he metido en ‘Tensión sexual no resuelta’ mucho más que en la mayoría de las películas que he visto recientemente. Como si se tratase de magia, me encontraba contemplando a sus personajes sin pensar en ninguna cosa ajena a la cinta, sin ejercer siquiera ese inevitable análisis que efectuamos quienes tenemos que escribir posteriormente sobre lo que estamos viendo y que, en general, impide un disfrute completo. Parecerá que me conformo con poco, pero hacía tiempo que ningún film me producía este bendito efecto. Muchos ya habéis notado mi especial debilidad por las comedias. Eso no significa que les perdone más fácilmente las torpezas, pero sí que sea más entusiasta con sus aciertos.
Podríamos augurarle un gran éxito a ‘Tensión sexual no resuelta’ y alegrarnos de que lo consiga. El público acudirá, atraído por los irresistibles cebos que se le han lanzado, pero no creo que salga defraudado.
Mi puntuación: