Este 2023, en la 37ª edición de los Premios Goya, hay nombres desconocidos que irrumpen de forma distinta en las categorías de mejor actor y actriz revelación. No se trata de intérpretes con escuelas actorales a sus espaldas que dan sus primeros pasos en la industria del cine español más comercial.
Son personas anónimas a las que sus directores ficharon en una manifestación agrícola por unos precios justos, si se piensa en cómo Jordi Pujol, el padre de la familia de 'Alcarràs', llegó al casting de la segunda película de Carla Simón, o, incluso, de botellón, como le ocurrió a Luna Pamies con Elena López Riera, la responsable de 'El agua'.
De hecho, la historia de los payeses que se ganan la vida con el cultivo de melocotones y que acumula un total de 11 nominaciones a los Goya, incluidas las categorías insignia de mejor película y mejor dirección, es una producción que se sostiene casi íntegramente con un elenco conformado por lo que se ha pasado a llamar "actores naturales", es decir, personas que sin formación previa en interpretación pasan a protagonizar una película. Solo uno de los nombres de este largometraje, Berta Pipó, se desmarca como actriz profesional.
No solo 'Alcarràs' ha tirado de esta estrategia para levantar su historia delante de los espectadores. 'La maternal', la segunda película de Pilar Palomero, nominada a tres categorías en estos premios del cine español, ha recurrido asimismo a actrices no profesionales para dar vida al grupo protagonista de madres adolescentes.
De esos personajes, la mayoría tuvieron a sus hijos hace unos años cuando aún eran todavía niñas y han contado al equipo, en el proceso de documentación de ‘La maternal’, cuáles eran sus historias; mientras que la protagonista, Carla fue interpretada por Carla Quílez, una niña que con tan solo 13 años y sin haber hecho hasta el momento una incursión en el mundo de los rodajes protagoniza la película. Su trabajo le valió la Concha de Plata a mejor interpretación en el Festival de San Sebastián.
Antes, el fichaje de intérpretes no profesionales había motivado otros tipos de obras, aunque sin llegar a ser un recurso tan en boga y que confluyese de tal manera en una misma temporada. Estaban aquellas cintas en las que los nuevos talentos se interpretaban a sí mismos, como en la reciente 'Nomadland' de Chloé Zhao o en 'Close Up' de Abbas Kiarostami, y aquellas que suponen el gran descubrimiento, único en su especie, de alguien muy joven a quien se acabará moldeando como intérprete, como fue el caso, por ejemplo, de Ana Torrent (debutó en 'El espíritu de la colmena' de Víctor Erice), o como ocurrió hace unos años con Miguel Herrán ya en la adolescencia, y que pasó de ser descubierto por Daniel Guzmán y de ganar un Goya a mejor actor revelación por 'A cambio de nada' a protagonizar una de las series emblema de Netflix a nivel mundial, 'La casa de papel'.
Por otro lado, otros talentos han pasado a encarnar papeles de ficción muy puntuales sin que ello haya supuesto un seguro para continuar, a priori, con sus carreras en el audiovisual más "mainstream", como es el caso de la niña protagonista de 'Verano 1993', Laia Artigas.
Así pues, las películas en las que adultos, que ya tienen otra profesión, encarnan los papeles principales son más particulares. A pesar de todo, también tienen un precedente, como 'O que arde' de Oliver Laxe, que sorprendió con Benedicta Sánchez, ganadora del Goya a mejor actriz revelación en los premios de 2019. En el panorama del cine internacional, directores como Sean Baker ('Tangerine', 'The Florida Project') también han jugado con buscar a alguien mundano para dar vida a un personaje ficcional.
El caso de 'Suro': dos protagonistas profesionales y un "amateur"
A la lista de filmes ya mencionados, se une otro nombre más: 'Suro', la ópera prima en el largometraje del guionista y realizador Mikel Gurrea. Esta película, que habla de una pareja de arquitectos que, con sus privilegios, se van a vivir a una masía de Cataluña para reformarla pensando en que la concepción que tienen de sí mismos como personas modelos en la sociedad es cierto, cuenta con dos actores profesionales como protagonistas, Vicky Luengo y Pol López, y con un tercer coprotagonista, Karim (Ilyass El Ouahdani), sin ningún conocimiento previo de interpretación. El elenco se completa también con otros actores "naturales", quienes han dedicado toda una vida o los últimos años a extraer el corcho de los alcornoques.
Gurrea, que viene de hacer su cortometraje más reciente con escaladoras anónimas y sin formación en la representación de personajes, explica que ha recurrido a actores no profesionales por la carga de lo "físico" tan presente en sus películas.
"Tengo la sensación de que, en mi caso, que son películas en las que lo físico está muy presente por una cuestión de oficios o de procesos, más allá de ser retratos de esos procesos tienen unos ecos rítmicos y un potencial de carga que puede contribuir a lo que es el corazón de la historia, que en el caso de ‘Suro’ es el viaje de esta pareja", cuenta el director en conversación con Espinof a la hora de hablar sobre lo que puede aportar gente no profesional a una película. Esta cuestión de lo físico es algo que "se imprime en el cuerpo", añade, contagiando la manera de caminar o las facciones, por ejemplo.
De ahí el que en la producción de su primer largometraje haya optado por una estrategia "diferente": la de encontrar a personas que tienen ese "algo ya suyo". "Se trata de encontrar a personas que tengan la curiosidad de participar en una película de ficción, que es la primera fuerza motora para cualquier proyecto creativo. Y la segunda razón, que ya es un poco más compleja: creo que todas las personas tenemos la capacidad de jugar a ser por un rato de tiempo otra persona, que para mí es un poco interpretar", argumenta además acerca de la participación de intérpretes "naturales" en su obra.
"Cuando somos niños y niñas en el cole lo hacemos todo el rato y se generan ficciones que van súper en serio o son las comedias más divertidas del mundo. Pero luego suena el timbre y la separación de cuál es la persona y cómo es el personaje está muy clara", añade.
Tal y como detalla además Gurrea de ese proceso creativo que se puso en marcha con 'Suro', Ilyass El Ouahdani y los demás no profesionales partían de la base de crear e interpretar a un personaje de ficción, al que solo prestan el oficio, el cuerpo y la voz sin que se llamen igual que ellos o hagan las mismas cosas que ellos harían. Es una estrategia "diferente" que parece ponerse cada vez más en práctica en el cine español en vez de pedir a los actores que aprendan esas rutinas y las simulen. "A mí me apetecía seguir el otro camino porque yo creo que de alguna forma la cámara puede captar esas décadas de haber hecho un oficio con tus manos y con tu cuerpo, y de alguna forma eso ya lo tienes".
Preguntado por si esta apuesta acerca a un mayor naturalismo al rodar ciertas tramas, Mikel Gurrea sostiene que siempre se tiene la intención más bien de perseguir "honestidad con la historia y con la manera de narrarla". Contar con actores no profesionales en historias como estas, en sus palabras, "contribuye mucho a que el mundo que se plantea sea tangible". Se trata de un "punto de partida" para acercarse a la ficción, sin que necesariamente tenga que significar ello una aproximación documental.
"Me interesa mucho el balance entre tener una dirección muy clara, que sepas a dónde va la película, y dejar muchos espacios abiertos a que sucedan cosas. Eso lo puedes hacer con actores profesionales, pero con actores "naturales" se da también mucho porque trabajas diferente. No se aprenden el guion ni los diálogos", mantiene el cineasta.
Así, detalla, en la película 'Suro' se trabajó a tres niveles de interpretación: el relativo a Vicky Luengo y Pol López, los protagonistas del largometraje; el hecho a medida para Ilyass El Ouahdani y el utilizado con los corcheros, es decir, quienes en la vida real y en esta ficción se dedicaban a extraer el corcho de los árboles. En el caso de crear el personaje de Karim, se utilizó un tempo particular si se compara con el que que la industria emplearía normalmente para confeccionar personajes encargados a intérpretes profesionales. El reto consistía en desdoblar la personalidad de un joven que, en la vida real, lleva en España desde los 10 años y habla perfectamente castellano y catalán, pero que en la ficción acababa de aterrizar en la península como inmigrante en situación irregular y solo se comunicaba en árabe o francés.
"Lo que hicimos con él fueron talleres dos veces a la semana en los que estábamos juntos y a veces alguien nos ayudaba también. Fuera dejábamos a Illyass y dentro de la sala era Karim, con el vestuario incluido. Sabíamos entonces que no podíamos usar ni el castellano ni el catalán, que solo podíamos usar el árabe", cuenta a este respecto.
"Cuando llegábamos a rodar él ya se había podido adueñar del personaje de Karim después de casi tres meses de ejercicios trabajados desde lo físico/sensorial en vez de desde lo emocional. No busco en sus vivencias personales porque me parece que como no tienen la técnica para gestionar eso y salir, es delicado", concreta sobre el camino de llegar a un abordaje "más seguro", que puede lograr la misma intensidad emocional en pantalla.
El resultado para Mikel Gurrea fue "muy bonito". "Illyass, cuando estábamos en la primera semana de rodaje, me decía al preguntarle si estaba bien que conocía a Karim, sabía quién era, lo quería y lo iba a defender. 'Pero no soy yo', decía. Me parece una definición preciosa de lo que es interpretar a otra persona".
En lo que respecta al resto de personajes, más secundarios, a quienes dan vida en 'Suro' hombres que se han dedicado a la explotación del corcho, el realizador especifica que, aunque no se hizo un proceso tan intenso, sí se trabajó individualmente con cada uno. De las primeras improvisaciones que utilizó como ejercicios, Gurrea expresa que "era importante que no fuese todo muy intenso, sino que empezásemos la sesión con un cierto calentamiento y la cerrásemos con algo agradable para dar la sensación de que de este curro, jugar, también era divertido".
Ya ante la cámara, se les trasladó la filosofía de que, a pesar de que la narrativa se posase más en uno de ellos, cada corchero tenía entidad propia, tenía que estar "muy presente" y sentirse parte del grupo.
Los actores no profesionales: ¿dignos de premios?
Carla Quílez, la protagonista de 'La maternal', es probablemente el nombre de intérprete "natural" que más se echa de menos en las nominaciones de los Premios Goya 2023. Tal como recogen las bases de los premios del cine español, solo pueden optar al cabezón aquellos mayores de 16 años a 31 de diciembre del año anterior, por lo que la ausencia de Quílez se explica dados sus apenas 14 años.
No obstante, más allá de este dato anecdótico, el debate está encima de la mesa: ¿deberían los intérpretes no profesionales ser nominados y tenidos en cuenta en las galas de premios?
Mikel Gurrea lo tiene claro: "Yo valoro las interpretaciones por el trabajo que se ha hecho y si, son votables o nominables, ahí están para mí al votar. Eso vale para todo el espectro: para quien ha tenido más carrera, quien empieza y quien no lo había hecho nunca y de pronto lo hace". Además, comparte el director, hay muchas maneras de acercarse al cine desde la interpretación, que no tienen por qué conllevar mayor o menor estudio. A fin de cuentas, compara, el audiovisual no es como un deporte: no se trata de quién mete más goles, sino que es un arte subjetivo.
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