Todo el mundo sabe que los medios importantes tienen preparadas las necrológicas tiempo antes de que los famosos fallezcan. Así deberíamos hacer para reaccionar de forma más rápida en estos casos y con artículos realmente completos, documentados y cargados de material. Pero todo el mundo se imaginará también que da bastante mal rollo prever este tipo de sucesos.
Hoy ha fallecido Jacinto Molina, conocido cinematográficamente como Paul Naschy. Si bien no tenemos esa capacidad de adelantarnos de otros medios y no seremos quienes demos este dato a conocer, sí queremos sumarnos a ese pequeño homenaje que se merecen los que dejan huella en la historia y que no consiste más que en comunicar la noticia: aquejado de un cáncer, Naschy ha muerto a los 75 años de edad.
Nacido en 1934, Naschy comenzó a trabajar en cine por afición, porque le gustaban los films de terror que veía como espectador. Entró en el mundillo por las especialidades de producción y dirección y pasó por casi todos los cargos, pero su verdadero sitio estaba delante de las cámaras. Siempre dando rostro al enemigo o al monstruo, era habitualmente comparado con actores extranjeros de papeles similares, como Boris Karloff o Lon Chaney, pero creo que se ha ganado una posición suficiente como para que hablemos de él sin llamarle "El … español".
Su encarnación más característica fue la del licántropo doctor Waldemar Daninsky, en la saga que comenzó en 1968 con 'La marca del hombre lobo'. Sus intervenciones como actor casi llegan a la centena, por lo que carecería de sentido comenzar a dar títulos, pero sí se puede mencionar que su fama fue tan internacional que llegó a trabajar en EE. UU. y en Japón. Como director firmó 14 películas, y como guionista, más de 40. Pasado su momento de apogeo, el incansable creador siguió buscando films que pudiesen satisfacer sus criterios, ya que opinaba que el cine de autor que comenzó a hacerse en España en los '80 no tenía ningún valor.
Aunque su fama se asocia a los films de los años '60 y '70, mi último recuerdo suyo es de cuando vi las películas 'School Killer', de Carlos Gil, o 'Rottweiler', de Brian Yuzna, en las que volvía a ser el malo. Más que papeles, lo que hacía ya en esta época eran cameos. Y las dos cintas mencionadas, más que el terror, podrían despertar la risa o el horror, pero de otro tipo. Para los directores de estos títulos, contar con él suponía rendirle homenaje.
No podemos hablar de un cine de calidad, pues los casi cien productos que ha protagonizado ni siquiera aspiraban a tenerla, sino que se movían bajo el umbral de la serie Z. Pero no se puede negar un aire entrañable a todo lo que rodea estas producciones de terror.
Tal ha sido la importancia de Naschy que en los últimos tiempos había recibido varios reconocimientos, como el premio Karl Laemmle en Washington y la Medalla de Oro de las Bellas Artes. Aquí anunciamos el homenaje que recibió en 2006 en Córdoba, en el Certamen Audiovisual de Cabra, donde también fue miembro del jurado.
En 2007 comunicamos que Carlos Aured —director que había trabajado con Naschy en ocasiones anteriores— rodaba 'La gaviota', un proyecto que nunca verá la luz, ya que Aured falleció en febrero de 2008.
Un hombre muy polifacético, Molina también fue levantador de peso, dibujante de tebeos y escritor de novelas.
El 22 de enero se estrena una de sus últimas intervenciones cinematográficas: 'La herencia Valdemar', film dirigido por José Luis Alemán, al que pertenece la fotografía que abre esta entrada. En él, Naschy interpretaba a Jervás, un sirviente de la mansión Valdemar en la que, en 1880, se celebraban sesiones de espiritismo. El film, basado en el universo de Lovecraft, comienza en el presente, cuando una tasadora de antigüedades desaparece en esta mansión.
Vía | Naschy.com, entre otros.