En la mañana de hoy se ha anunciado el fallecimiento de Jaime de Armiñán, uno de esos cineastas importantes y de culto de la historia del cine español. También escritor y columnista, pero su trabajo esencial llegó a través del séptimo arte, donde entregó algunas de las películas más extraordinarias de nuestro cine.
Armiñán, que murió el martes a los 97 años, no tuvo todos los reconocimientos que quizá merecía, con sólo un Premio Goya en su haber, y este recibido en 2014 en categoría honorífica. Pero su trabajo trascendente tuvo lugar más allá del alcance de esos premios, con películas como ‘El nido’ precediendo a la creación de los Goyas y con series como ‘Juncal’. Pero su obra más extraordinaria derribó fronteras de todo tipo. Esa fue ‘Mi querida señorita’.
Un cambio inesperado
Este fantástico drama sobre la identidad sexual y de género fue toda una adelantada a su tiempo, desafiando las restricciones del tardofranquismo y consiguiendo una nominación para España en los Premios Oscars de 1973 en la categoría internacional. Armiñán dirige, además de co-escribir junto a José Luis Borau, esta increíble historia con un excelente José Luis López Vázquez que puedes ver en streaming a través de FlixOlé.
El actor da vida a Adela Castro, una pudiente mujer de provincias de mentalidad muy conservadora. Aun así, no puede evitar sentir cierta atracción y deseo de controlar a su criada Isabelita (genial Julieta Serrano). Un día recibe una devastadora noticia que explica por qué tiene que afeitarse todas las mañanas y no ha tenido fortuna con los hombres hasta su madurez: en realidad es un varón.
Entrar en una cuestión como la transición de género con la dictadura aún en pie no es asunto ni mucho menos menor. Es toda una valiente osadía, especialmente cuando decide abordarlo desde un enfoque poco cómico. La presencia de López Vázquez, que ha tenido varias comedias que habrían hecho bastante mofa del asunto, podía vender al público un tipo de película que ‘Mi querida señorita’ no es en absoluto.
'Mi querida señorita', retrato psicológico
Armiñán y Borau desarrollan con mucho cuidado el viaje de Adela desde el guion, y el director opta también por doblar al protagonista con voz femenina para darle una autenticidad que alejase todo el proyecto de la broma. Aunque es López Vázquez quien termina de darle mundo interior y credibilidad desde su maravillosa contención, demostrando una vez más por qué es uno de los mejores actores que jamás han existido (con una filmografía, además, escandalosa).
La revelación tardía sobre la condición masculina de Adela es una punzante crítica de las condiciones de represión llevadas durante el Franquismo, y su exploración psicológica de la identidad hace un fascinante aunque imperfecto retrato de la transexualidad. Uno que Los Javis tienen intención de refinar en su recientemente anunciado remake para Netflix. Aunque tendrá difícil alcanzar la fabulosa exquisitez que destila la obra original de Armiñán, especialmente en una escena final perfecta.
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