'El kaserón', segundo largometraje de Pau Martínez (‘Bala perdida’), cuenta que el abogado Alfredo García (Fele Martínez) acaba de conseguir un cargo en un ayuntamiento cercano a Barcelona y recibe su primera misión: lograr que un grupo de okupas firme un acuerdo para convertir el caserón en el que viven en un centro cultural y emplearse como profesores de diversas áreas. La única interesada, en un principio, es Eva (Inma Cuesta), aunque más en el mensajero que en el mensaje. Pero la insistencia de Alfredo comenzará a dar fruto. El problema llegará cuando averigüen las verdaderas intenciones de los concejales.
El argumento es entretenido y presenta los suficientes giros como para enganchar nuestro interés. El comienzo es la parte más floja, pero las sorpresas subsiguientes hacen que se reavive la llama y la segunda mitad se disfruta sin problema. Algún toque de humor por aquí y por allá termina de dar tono a un film que se denomina comedia, más por su aproximación ligera al tema que trata que por la necesidad de producir carcajadas constantes.
Los secundarios caen en el tópico, lo cual se hace patente solo con que veamos que los miembros de la casa okupa se reparten las personalidades como si fuesen los pitufos de una aldea. La pitufina, que en un principio parece el pez que está más fuera del agua y que no se libra de estereotipos como el de ejercer de madre de todos, se demostrará acertada más adelante cuando se desvele un dato que ahora prefiero ocultar. Tras ello, resultará ser el personaje mejor retratado. Quien más humor quiere aportar es Manuel Tallafé, que más o menos se interpreta a sí mismo en escenas de apariencia improvisada. Lo encuentro gracioso, pero creo que se podrían haber ajustado más sus intervenciones, en especial, cuando canta.
Está claro que 'El kaserón' es un film modesto en cuanto a su despliegue de producción y es muy posible que muchas de las pobrezas de realización que se puedan achacar al director sean en realidad cuestiones presupuestarias. Durante muchas escenas, se tiene la sensación de que habría hecho falta un montaje más depurado, aunque luego se comprueba que la duración general no era tan larga como aparentaba.
La película cuenta una historia amable que con seguridad captará las simpatías de quienes apoyan la forma de vida okupa o simplemente de cualquiera que rechace los chanchullos inmobiliarios y el abuso de poder de los políticos, lo cual amplía bastante el espectro. Es el tipo de film que difícilmente disgustará a nadie. A pesar de ello, lo que se puede mencionar como positivo, es decir, ese mensaje de hermanamiento y buen rollo que se desprende desde el minuto uno, también se puede considerar uno de los fallos: si se tratase de una comedia más hiriente con personajes mucho más reales y con conflictos de solución más difícil, quizá nos encontraríamos ante un film con mayor fuerza dramática y también de mayor trascendencia.
Como resumen creo que queda claro que lo mejor de la película son sus intenciones: las intenciones de los autores del guión, Javi Domingo y Ferran Folch, para dibujar personajes interesantes y crear una comedia con suficientes giros y bromas; las intenciones de dar un mensaje positivo y de hacer una crítica social. Si hacemos caso al dicho que indica eso es lo importante, habrá que darle una oportunidad a Pau Martínez y su 'Kaserón'.
Tráiler y más información en Blogdecine sobre 'El kaserón', que se estrena el 17 de abril.
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