Ya sabíamos que el cine español no gusta mucho en España, pero lo que puede sorprendernos es que tenga éxito fuera de nuestras fronteras, más éxito que aquí. Por lo menos eso es lo que han reflejado los datos que la FAPAE manejaban ayer en la V edición de Madrid De Cine-Spanish Film Screenings: el cine español ha recaudado 140,66 millones de euros en 2009 en Alemania, Argentina, Australia, Austria, Brasil, Colombia, Corea, Chile, Estados Unidos/Canadá, Francia, Holanda, Italia, Japón, México, Nueva Zelanda, Portugal, Reino Unido y Venezuela. Sin embargo, en España han recaudado 104,37 millones de euros.
El presidente de la FAPAE lo achaca a la campaña negativa que sufre el cine, es decir, a la mala imagen que tiene para nosotros mismos y estoy de acuerdo con que existe esa fama negativa, pero no creo que influya tanto como para causar una tal deserción.
Me da por pensar que la forma en la que se ha llegado a esta estadística es algo engañosa, ya que, por mucho éxito que algo tenga en un país, si se compara con la suma agregada de lo que recauda en dieciocho, es muy probable que tenga siempre las de perder.
Lo que recauda el cine estadounidense en el extranjero es más de lo que saca en sus salas —salvo en géneros como la comedia y temas tan de allí, como sus deportes— y eso que cuenta con una población ocho veces superior a la nuestra. Y a ninguna persona de Estados Unidos se le pasaría por la cabeza achacar eso a la mala imagen que tiene su cine para sus ciudadanos o siquiera comunicarlo como algo negativo. La conclusión que se extrae es que tiene una saludable capacidad exportadora.
Por otro lado, sabemos ya desde hace muchos años que existe cine que se produce en España con miras en mercados extranjeros, aunque sean de consumo doméstico. Es el motivo de que los films se rueden en inglés, como ocurre con los de Filmax y unas cuantas otras productoras. Cualquier coproducción con otro país contiene también esas intenciones. Si observamos los datos que se ofrecen con este estudio, las películas que más éxito han tenido en el extranjero son todas de este tipo: o se trata de coproducciones o están rodadas en inglés o ambas cosas. Una de las mencionadas en el informe es ‘Planet 51’, film que se produjo con idea de triunfar en todo el mundo y que, si sólo se hubiese vendido en España, no se habría ni comenzado a amortizar.
Que el cine español debería tener mejor acogida —quizá no de taquilla, pero sí de opinión— en su propio país es cierto. Pero no creo que la conclusión haya que sacarla del hecho de que ciertas películas tengan éxito fuera. Eso, en todo caso, deberíamos verlo como algo positivo. Que esa cifra de 104,37 millones de euros es baja, puede ser, pero entonces habría que quejarse de ella en absoluto, no en comparación con la recaudación extranjera.
La consecuencia más clara que se podría derivar de estos datos es que el cine comience a hacerse con vistas a estrenos extranjeros, es decir, a un mercado más internacional. Por mucho que trate de verlo, no encuentro la parte negativa en este cambio de mentalidad: cuanto más se amplíen las miras, mejor. Porque, además, eso no significa que el cine deje de ser muy propio de aquí o muy personal de sus autores. Sólo hay que ver que Almodóvar es quien más loas recoge por el mundo adelante, cuando sus películas muchas veces están compuestas de guiños a la forma de hablar o de comportarse, no ya de los españoles, sino de alguna región concreta.
En televisión está comenzando a darse un fenómeno similar, pero a mucha mayor escala. Series como ‘Un paso adelante’ o ‘Cuenta atrás’ tienen éxitos impensables en Francia y otros países, superando con creces a las producciones de allí. Esto, lejos de suponer una mala noticia para la producción televisiva española, debería ser una palanca que reforzase el poder de las productoras ante los canales que, como ya sabemos, maltratan las series sometiéndolas a contraprogramación y otras prácticas igual de poco comprensibles.
A la luz de estos datos, me quedaría con la conclusión positiva que supone que nuestras películas gusten en otros países. Si se ve como algo bueno, en lugar de con el pesimismo con el que se ha comunicado, podría incluso llegar a tener el efecto que ellos mismos desean, que sería provocar que los españoles nos sintiésemos orgullosos de lo nuestro, pero eso puede que sea una batalla perdida desde mucho antes de que se inventara el cine.
Vía | Madrid de cine.