'Celda 211', visceral y atrapante historia carcelaria


A pesar de que el cine español no cuenta con demasiados ejemplos del cine carcelario, si es que las historias que se desarrollan entre rejas pueden calificarse con este subgénero, ‘Celda 211’ consigue elevarse como un magnífico título que se apoya en una sólida historia, narrada de forma visceral, con pulso, garra, acierto y un tono atrapante de principio a fin.

Además, la película de Daniel Monzón consigue convertirse en casi un hito en el cine español. Más allá de ser un taquillazo a tener en cuenta o de que su salida hoy mismo en DVD y Blu-ray se convierta en un acontecimiento esperado por muchos cinéfilos, fans y coleccionistas varios, ‘Celda 211’ logra demostrar que nuestra cinematografía no está exenta de talento y que, cuando se conjugan la inspiración, un excelente guión adaptado y unos actores bien dirigidos y sobresalientes, se pueden lograr películas de semejante talla.

La soberbia puesta en escena, sin duda el mayor acierto del realizador, sabe sumergir al espectador con la suficiente fuerza, brío y tensión en este retrato penitenciario que no se arruga al utilizar elementos que brillan por su elección y descaro. Y tampoco está exento de dura crítica al sistema carcelario, del que consigue un retrato, más allá de la historia de fondo, muy realista y creíble.

Monzón logra imponer la tensión necesaria, a base de excelentes diálogos, de grandes escenas y de unos personajes con enorme carácter. Maneja el suspense de esta historia de atrapados, infiltrados, de traiciones, amistades, de supervivencia y de adaptación con bastante coherencia y dosificación.

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‘Celda 211’ es valiente

‘Celda 211’ es valiente, no oculta su dureza. Muy al contrario, y ya desde los primeros minutos a modo de prólogo brillantísimo, nos delata que no se va a visionar una película fácil. Pero tampoco utiliza la escenas de sangre y violentas como leit motiv típico de una historia de presos rebeldes. Cada trama, cada secuencia está hábilmente arrastrada por un suspense adictivo. Su protagonista nos lleva de la mano en su personal calvario, en su durísimo recorrido por un capítulo casual que acaba extrayendo las entrañas de su personalidad, por necesidad y porque en situaciones así, no hay más remedio que desprenderse de cualquier artificio, de todo atisbo de superficialidad, para dejar que el interior humano aflore y consiga sobrevivir como único y definitivo fin.

Mención especial hay que dedicarle a Malamadre. Un personaje antológico que lo es no sólo en el cariño y dedicación de, la novela primero y del guión después, sino también por el enorme, brutal y explosivo Luis Tosar, que compone a su preso, en un líder carismático, duro, castigado pero también inteligente y vulnerable. Tosar exhibe un potencial como actor que todos conocemos por su trayectoria, pero que logra alcanzar en cotas elevadísimas de lección interpretativa, algo sólo disponible a los verdaderamente grandes. Y Tosar lo es.

Y ‘Celda 211’ es grande hasta en sus puntos débiles. Contiene momentos de inevitable bajada, de momentos más o menos prescidibles, de cierto abuso de tópicos del género, pero todos contenidos, bien dosificados y que no desmerecen en un conjunto muy notable. Aquí, nuevamente, hay que aplaudir al trabajo de Monzón que consigue una película inolvidable, sorprendente y llena de fuerza y valentía.

Esperemos que el cine español pueda deparar más trabajos de este nivel, porque es lo que necesitan los espectadores patrios para reconciliarse con el buen cine hecho aquí.

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