Recuerdo a Rodrigo Cortés promocionando su ópera prima, ‘Concursante’ —film tan fallido como interesante, pero con una dirección ejemplar—, hace tres años. Al oír cómo se expresa es fácil pensar en una primera impresión que Cortés puede pecar de prepotente, pero de la suculenta charla que tuve con él llegué a la conclusión de que es alguien con las ideas muy, muy claras, y sobre todo, confía mucho en sí mismo defendiendo a muerte sus trabajos con una seguridad que casi asusta. Fíjese el lector que los grandes artistas —sí, al señor Cortés le adjudico tan atrevido adjetivo— se dividen en dos por su carácter, o son muy egocéntricos o las personas más sencillas del mundo —no me hagáis poner ejemplos, que la historia del cine está llena de ellos—, pero como siempre, lo que al final nos importa de verdad es el producto en sí, y en el caso de ‘Buried (Enterrado)’ estamos ante una de las mejores películas españolas de los últimos años. Así, como suena.
El señor Cortés no había dejado títere con cabeza con su crítica al sistema económico en su anterior trabajo —una película que funcionaría mucho mejor en la actualidad que hace tres años y medio—, algo que sin duda no gustó a cierto sector. Aunque con ‘Buried (Enterrado)’ parece haber cambiado de tercio, sirviendo un producto que se enmarca dentro del suspense, lo cierto es que en ella puede apreciarse de nuevo el tono crítico de Cortés, algo que va camino de convertirse en marca de la casa. Quizá por ello el guión de Chris Sparling ha encontrado en el director ourensano al artífice perfecto para su puesta en imagen.
El argumento de ‘Buried (Enterrado)’ nos lleva al interior de un cajón de madera en el que un hombre permanece enterrado vivo. Su nombre, Paul Conroy, contratista civil en Irak,donde ha sido secuestrado por insurgentes que han atacado el convoy en el que iba. Ahora su vida pende de un hilo. Con poco tiempo del que disponer ha de aprovecharlo al máximo para lograr que alguien le saque del infierno en el que se encuentra. Para ello dispone de varios elementos, entre ellos un móvil al que le queda poco más de la mitad de batería en un lugar en el que la cobertura a veces no es suficiente.
Mucha gente, entre ellos el propio director, ha declarado que éste sería el argumento perfecto para Alfred Hitchcock, y es completamente cierto. Si el maestro del suspense hubiese tenido la oportunidad de acceder a una historia como la presente, no hay duda de que hubieses estado encantado de filmarla. Pero don Alfredo murió en 1980 y ha sido Rodrigo Cortés —uno de los directores españoles más cinéfilos que hay en la actualidad, y que tiene a Hitchcock o Scorsese como algunos de sus dioses particulares— quien ha tenido esa suerte, demostrando que se puede dar un paso más en el género del suspense, arriesgándose tanto como en su anterior trabajo, yendo en contra de las modas imperantes del cine de hoy.
Porque ‘Buried (Enterrado)’ aún siendo un film de un género de gran aceptación popular —más aún cuando éste posee en su reparto a un actor de renombre internacional como Ryan Reynolds que aquí acapara el 100% del relato—, se permite el lujo de juguetear con las reglas clásicas del género evitando todos los lugares comunes que enturbian gran parte del cine reciente. Cortés consigue una inspirada mezcla de forma y fondo en la que el espectador no sólo se lo pasa en grande gracias a la pericia técnica del mismo —el propio Cortés es el autor del montaje, preciso y más controlado que en ‘Concursante‘—, además se ve atrapado por una historia aterradora que se construye en base a dos elementos: el espacio tan reducido en el que se desarrolla la acción, y el elemento de un teléfono móvil, que proporciona nuevos e inquietantes apuntes al drama.
Son esos apuntes los que le permiten a Sparling y Cortés lanzar un duro puñetazo a la burocracia del sistema. Baste mencionar la conversación que Paul mantiene con uno de los directivos de la empresa para la que trabaja, tan alucinante como terrorífica. Un instante cumbre en una película llena de grandes momentos de tensión —todas las llamadas, un visitante inesperado, la arena, los vídeos—, narrados con un inquebrantable sentido del ritmo —las elipsis son extraordinarias—, con la que Cortés además propone un juego cinéfilo en el que las evidentes influencias —Hitchcock sobre todas las cosas bucea a lo largo y ancho del film— no empeñan en ningún momento un producto con autonomía propia.
Uno de los factores a los que más miedo le tenía un servidor es que su actor principal fuese Ryan Reynolds, el cual hasta ahora siempre estaba muy limitado como intérprete, casi siempre haciendo personajes de comedia con muy poco peso, y estropeando las posibilidades cuando un personaje caramelo caía en su manos. Algo ha ocurrido con ‘Buried (Enterrado)’ —me imagino que Rodrigo Cortés ha tenido mucho que ver en ello—, pues el actor está excelente, logrando transmitir la angustia de Paul siendo muy creíble en todas las reacciones del personaje. Atención al tramo final, de una coherencia aterradora, en el que el actor podría haber caído fácilmente en el histrionismo. A cambio nos ofrece contención en lo que casi parece un anticlímax con el que Cortés termina de sentenciar su propuesta —ya presente en ‘Concursante‘—, es el hombre de a pie el que termina pagando las consecuencias de un mundo mal administrado.
Absolutamente magistral.