Me parece una excelente noticia y lo más razonable que se ha conocido sobre la Academia de Cine en mucho tiempo. Tras la designación como ministra de Cultura de la que era presidente, Ángeles González-Sinde(scargas), quedaba vacante el puesto (con la presidencia eventual de Eduardo Campoy) y mucho se especulaba sobre quien podría ser el sucesor. Varias apuestas apuntaban al bilbaíno Álex de la Iglesia como un candidato muy del gusto de casi todos, y al final el realizador ha dado el paso y ha presentado su candidatura con el fin de unificar, limar asperezas y, sobre todo, recuperar al público y a la prensa.
Sin duda, Álex de la Iglesia ha sabido ver lo que para muchos es obvio y para otros un arcano misterioso, y es que hace falta darle un enorme baño de sentido común a la Academia española e intentar salvar el enorme abismo que lo distancia del público, es decir, de los espectadores, que son los que pagan las entradas del cine y quien impone sus gustos y criterios.
De la Iglesia ha tomado una valiente decisión y estará acompañado por Icíar Bollaín y el productor Emilio Pina para postularse como candidatura a las elecciones del próximo 21 de junio. El director de 'Los crímenes de Oxford' es respetado por la prensa y el tiene buena acogida por parte del público, con lo que ya tiene ganado bastante, pero además, es un miembro de la Academia que se ha ganado el reconocimiento del resto. Es un defensor del cine español, que ha mantenido una postura condescendiente y conciliadora y parece el más indicado para renovar la mala imagen de la Academia y darle un nuevo rumbo. Para ello tiene claro que hay que cambiar muchas cosas, puesto que el cine español vive un buen momento creativo (según ha manifestado a El País).
Tal es su talante que incluso ha compartido sus opiniones y sus planes con Pedro Almodóvar, un verdadero adalid de nuestra cinematografía que podría regresar a la Academia, en un gesto de conciliación que podría suponer un enorme espaldarazo a De la Iglesia. Asimismo, el director vasco ha contactado con Garci, otro de los que abandonaron la organización, además de comentarlo con los hermanos Trueba.
En definitiva, veremos si este afán conciliador y su ímpetu por cambiar logra su propósito. Primero tendrá que ganar las elecciones y después, lo más complejo, llevar a cabo sus propuestas, que nos parecen fantásticas pero realmente difíciles. Al menos queda un hilo de esperanza.
Vía | El País