En el ciclo dedicado al género cinematográfico por excelencia ha llegado el turno de hablar de un director como Gordon Douglas, artesano entre los artesanos, más dotado de lo que se creyó, y se sigue creyendo, en su momento. El director natural de New York comenzó en los años 30 dirigiendo numerosos cortos para más tarde especializarse en géneros el cine negro —'Hampa dorada' ('Tony Rome, 1967) o 'El detective' ('The Detective', 1968), ambas con Frank Sinatra—, la ciencia-ficción —'La humanidad en peligro' ('Them!', 1954) es una de las cumbres del género—, y cómo no, el western, en el que destacan 'Chuka' (id, 1967), y sobre todo 'Río Conchos' ('Rio Conchos', 1964), sin duda su obra maestra y un film mucho más influyente de lo que parece. Una película que aún hoy día sorprende por su capacidad de síntesis y la importancia de la imagen sobre todas las cosas.
'Río Conchos' es parte esencial de la evolución de un género que en los años 60 comenzaba a explorar otros territorios que el cine italiano —una de las cinematografías más ricas que existen, con casos únicos en la historia del cine, como el nivel de producción de spaghetti westerns en la segunda mitad de los sesenta y principios de los setenta— con Sergio Leone a la cabeza, y que en cierto modo anticipaba lo que más tarde veríamos de la mano de Richard Brooks en 'Los profesionales' ('The Professionals', 1966) o 'Grupo salvaje' ('The Wild Bunch', Sam Peckinpah, 1969). La historia de Joseph Landon y Clair Huffaker, basado en una novela del segundo, se acerca tangencialmente a 'El corazón de las tinieblas' de Joseph Conrad, y aplica elementos que más de una década después Francis Ford Coppola rescataría para su inmensa 'Apocalypse Now' (id, 1979).
(Frome here to the end, Spoilers) Antes de que la fanfarria compuesta por un joven Jerry Goldsmith y que sirve de acompañamiento musical para los títulos de crédito de la película, el personaje que interpreta un pletórico Richard Boone —en la composición más recordada de su carrera— queda completamente dibujado. Con claros ecos del rol de John Wayne en 'Centauros del desierto' ('The Searchers', John Ford, 1956), el Mayor James Lassiter, un ex-confederado atormentado por el asesinato de su familia a manos de los apaches, a los que desde entonces profesa un odio feroz, aniquila sin compasión a un grupo de ellos desarmados durante un funeral. La escenografía —planos subjetivos del arma y el rostro que no se le enfoca era algo muy típico del spaghetti-western— marca desde ese instante las intenciones de Douglas en un relato que no tendrá ni un sólo momento de respiro o bondad, siendo cruel hasta límites insospechados.
Lassiter se unirá obligado a un grupo de cuatro hombres que partirán en busca de un cargamento de rifles robado al capitán Haven —Stuart Whitman, actor eminentemente televisivo que encuentra aquí uno de sus papeles más recordados en pantalla grande—, y que ahora parece serán utilizados por el Coronel Theron Pardee —Edmond O'Brien en una de sus múltiples demostraciones de lo versátil que era—, un trasunto del futuro Kurtz del film de Coppola, que pretende rearmar a un ejército para entrar en guerra de nuevo con el norte. Una misión prácticamente suicida llevada a cabo por un racista, un mexicano que sólo piensa en sí mismo —Anthony Franciosa en uno de los personajes más divertidos y carismáticos de su filmografía— , un oficial, Haven, y un sargento negro, en otra clara alusión al cine de John Ford por su obra maestra de 1960, papel destinado a la estrella de fútbol americano Jim Brown en su debut en el cine. Personajes pues muy diferentes entre sí, con distintas motivaciones y en los que se reflejará lo mejor y lo peor del ser humano, sobre todo lo segundo.
'Río Conchos' destaca por muchas cosas. Entre todas ellas, una capacidad de síntesis fuera de lo normal, y sobre todo el mostrar sin miramientos las consecuencias de la guerra o la violencia innata que el ser humano lleva en sus venas. Al respecto cabe citar numerosos ejemplos que se dan cita en un film violento hasta la médula. El desolador inicio con la matanza antes comentada, la violencia del personaje de Lassiter, antihéroe por excelencia, o el impactante momento en el que encuentran a una mujer torturada y violada por los apaches y que Lassiter ayuda a morir, fuera de plano se oyen dos disparos, que dicho sea de paso fueron suprimidos en el doblaje español por censura cambiando radicalmente el significado de la secuencia. También la tortura a la que son sometidos por parte de los indios tres de los protagonistas cuando llegan a su destino, y que muestra sin piedad el tipo de calaña que Pardee pretende armar para la guerra que provocarán sus delirios de grandeza.
La película posee en ese tramo final uno de los aciertos más inspirados del film, aquel que se sirve del diseño de producción para dibujar el personaje del villano de la función, que al igual que Brando en el film de Coppola, posee pocos pero intensos minutos en pantalla. Esa mansión a medio construir, en la que hay escaleras sin final o sólo una de las paredes terminada, se alía con la propio psicología del personaje de O'Brien, un soñador que evidencia el peligro de soñar a lo grande. El instante del incendio es una de las imágenes por excelencia de la antología del género, capaz incluso de trascenderlo.
'Río Conchos' es toda una lección de narración cinematográfica, concisa y directa al grano como pocas, que además utiliza muy bien la herencia italiana del cinismo, sobre todo en los personajes de Franciosa y Boone, el verdadero rey de la función. En su curtido rostro se ve reflejado todo el horror de la guerra que apenas ha dejado un ápice de humanidad en sus actos —atención al detalle de querer marcar a una india para que su pueblo sepa que estuvo con un hombre blanco—, y que a pesar del dolor acumulado sigue adelante con un único propósito, la venganza. Más tarde lo peor del ser humano se perderá entre llamas purificadoras.
Ver todos los comentarios en https://www.espinof.com
VER 9 Comentarios