Hemos estado expuestos hasta extremos increíbles a los fracasos cinematográficos en términos estrictamente comerciales, donde la recaudación no ha estado ni mínimamente cerca de cubrir la inversión realizada. Si la crisis del blockbuster y la propiedad intelectual de 2023 tendrá un impacto en el cine de alto presupuesto que veamos en unos años será algo que esté por ver.
Pero la evolución del cine americano viene precisamente a partir de estallidos muy notorios, un grupo de películas que deberían estar funcionando pero se suma el desinterés del público a un presupuesto desmesurado. Rara vez tiene que ver con la pura calidad de la película, porque a menudo los fracasos más escandalosos son los menos merecidos. Sin duda, fue el caso de ‘La puerta del cielo’.
La eternidad a la espera
La película de Michael Cimino, con unos magníficos Kris Kristofferson, Isabelle Huppert y Christopher Walken, fue uno de esos fracasos que marcó época, llevándose por delante al estudio United Artists y siendo acusado de matar el fervor por el cine de autor de los setenta y dar paso a la fiebre blockbuster de los ochenta. No cambia que sea una grandísima película épica de género western, especialmente en su versión del director de más de tres horas y media que se puede ver en streaming a través de Filmin.
Basada vagamente en la guerra del condado de Johnson, con una disputa entre los terratenientes de Wyoming y los inmigrantes europeos, vemos el distanciamiento de dos antiguos colegas de Harvard. Uno convertido en agente federal, el otro un alcohólico asociado a los agricultores que se lanzan al conflicto y buscan matar a cientos de colonos.
La película, eso sí, comienza con un halo de promesa con una graduación universitaria, esperando que la iluminación del conocimiento sirva para dar esperanza al país. Es una falsa esperanza que Cimino ya tanteó en la magistral ‘El cazador’, donde desmonta las promesas del sueño americano en un cruel retrato de las consecuencias de Vietnam. Aquí, de una manera que ha tenido influencia en ‘Los asesinos de la luna’, muestra las raíces violentas de un país que imprime su leyenda a base de sangre.
‘La puerta del cielo’: promesas enterradas
Es un esfuerzo titánico, si bien algo imperfecto por todo lo que Cimino intenta cubrir. Su caótica producción, prolongada, retrasada y trastocada de mil maneras (con chanchullos que implicaban pagar por un terreno que poseía el propio director), inflaron su presupuesto a los 44 millones de dólares, que hicieron daño tras una paupérrima recaudación de 3,5 millones. De un golpe y plumazo, ‘La puerta del cielo’ se convirtió en el chivo expiatorio para poner fin a los excesos de directores con visión y ambición.
Pero qué agradecida es esa visión y ambición en una película como esta, tan asombrosa de ver tanto por fotografía como por diseños, y que vende de maravilla un drama profundo a través de personajes bien elaborados. Cimino da una fabulosa vuelta a los códigos del western y de las épicas como ‘Lo que el viento se llevó’, creando una obra que perdura y sigue asombrando hasta la actualidad.
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