Las casas encantadas han sido las protagonistas de innumerables cintas de terror, y cuando no eran el tema central valían como perfecto escenario a historias para no dormir, adornando con su lóbrega presencia muchas de estas historias a lo largo y ancho de la historia del cine. Uno de los ejemplos más característicos es ‘The Haunting’, inédita en nuestro país aunque emitida por televisión varias veces y disponible actualmente en DVD. Se trata de una de las mejores películas del polifacético Robert Wise, y también una de las menos populares, reivindicada en años posteriores a su realización (1963).
‘The Haunting’ está basada en una obra de Shirley Jackson, ‘The Haunting of Hill House’, con quien Wise se reunió para hablar sobre la adaptación cinematográfica. Ella le sugirió el título de la película, ya que era uno de los que tenía previstos en un principio para la novela, y el guión fue escrito por Nelson Gidding, quien precisamente había escrito para Wise otras dos de sus mejores películas: ‘Quiero Vivir’ (‘I Want to Live!’, 1958) y ‘Odds Against Tomorrow’ (1959).
‘The Haunting’ narra la historia de un grupo de personas con habilidades especiales comandado por el Doctor John Markway, que deciden investigar los extraños acontecimientos acaecidos en una imponente casa en la que siempre han perecido sus habitantes. La maldición cubre las paredes de dicha casa, y Markway está dispuesto a probar la existencia de dicha maldad paranormal. Evidentemente las cosas no saldrán como se esperaban. Dicho argumento fue rescatado por el inefable Jan de Bont en el remake que en 1999 protagonizaron Liam Neeson, Catherine Zeta Jones, Lili Taylor y Owen Wilson, película a años luz de la presente, sobre todo por caer en un montón de obviedades, subrayados e incapaz de crear una adecuada atmósfera.
Todo en lo que De Bont fracasó con su intento de poner la historia en un contexto actual, Wise acierta de lleno. Con elementos mínimos y un gran poder de sugestión, Wise logra poner el corazón del espectador en un puño, consiguiendo una película con una atmósfera a ratos extraña, a ratos enfermiza, y siempre inquietante. El público, deseoso siempre de respuestas, espera en todo momento una solución lógica y clara a los sucesos que sufren los cuatro personajes centrales, y sin embargo dicha solución queda a la imaginación del espectador, aunque bañada de pequeños y sutiles apuntes argumentales que tienen que ver con la historia de la casa, mostrada brevemente en el prólogo, pero sugerida mucho más acertadamente a lo largo de la película. Esos gritos de niños maltratados suponen un excelente ejemplo de cómo dar información en la historia, además de llevar al espectador al terreno del terror puro y duro, sin concesiones ni efectismos.
En realidad, ‘The Haunting’ es la historia de una casa y una mujer mentalmente perturbada. Una historia de atracción totalmente inusual y atractiva, en la que un lugar maldito atrae con su poder a una mujer susceptible de caer en sus redes. En ‘The Haunting’ no hay fantasmas ni espíritus malignos visibles. Wise con un excelente uso del formato scope, juega con la planificación y el montaje haciendo que notemos una presencia que ni nosotros ni los personajes vemos. Algo parecido al juego realizado por Hitchcock en su imprescindible ‘Los pájaros’ (Tippi Hedren acosada en la casa por unos pájaros que no vemos en ningún momento), casualmente realizada en el mismo año que ‘The Haunting’. El hecho de que se enfrenten a algo invisible pero posiblemente real, acentúa el aspecto psicológico de la trama, sin llegar hasta la magistral ambigüedad de ‘Suspense’ (‘The Innocents’, Jack Clayton, 1961).
Está claro que la casa donde tiene lugar todo está maldita, encantada, poseída o lo que sea, pero a partir de dicho momento ‘The Haunting’ se centra únicamente en la lucha interna del personaje de Julie Harris, dando la sensación de que todo está en su cabeza. Esto hace que la película de Wise se resienta en dos puntos: uno, no es necesario el prólogo en el que se nos explica la historia de la casa en cuestión, y mucho menos, ese cambio de punto de vista; y dos, los tres personajes centrales restantes se resienten en su tratamiento. Theo (Claire Bloom) podía ser el más interesante, aportando sugerentes apuntes sexuales, el doctor Markway (Richard Johnson) inunda el film de diálogos a veces demasiado sobrecargados, y Luke Anderson (Russ Tamblyn) es prácticamente innecesario. A modo de curiosidad, llama la atención que la esposa de Markway esté interpretada por Lois Maxwell, Monypenny en la saga 007 durante muchos años.
Afortunadamente, tenemos el buen hacer de un artesano como Wise, quien logra que alcancemos el nerviosismo más de una vez. Escenas como la de la puerta que parece respirar o cierto apretón de manos, pueden helar la sangre a más de uno, y logra el efecto buscado por toda película de terror o suspense: que la inquietud permanezca en la cabeza de uno mucho tiempo después de haber visto la película. ‘The Haunting’ lo consigue con creces. Verla solo puede suponer todo un inolvidable reto (el remake del 99 lo dejamos para los niños). Mientras revivo ese escalofrío que se siente cuando algo que no se ve asusta (el miedo en su pura esencia), me retiro a mis aposentos (poseídos o no) a escribir sobre los talentos mezclados y agitados de Sam Peckinpah, Marlon Brando y Stanley Kubrick en una misma película.
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