'The Crazies', de George A. Romero a Breck Eisner

'The Crazies', de George A. Romero a Breck Eisner
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Estamos de rebajas en el cine de terror. Este fin de semana nos llegan dos productos dentro del género que no aportan demasiado al mismo, al contrario, hacen que la esperanza de ver algo bueno se vaya difuminando cada vez más. Sobre una de las películas, ‘Legión’ (‘Legion’, Scott Stewart, 2009) ya nos ha hablado perfectamente mi compañero Juan Luis Caviaro en su demoledora crítica —viendo ese infame film, yo diría que hasta se queda corto—, y la otra es un remake de un film de George A. Romero, ‘The Crazies’ (id, 1973). Cualquiera de las dos ofertas no son más que muestras del lamentable estado de las actuales producciones hollywoodienses de cara a hacer dinero. Pero en este caso, no creo que ni consigan eso.

Es curioso comprobar como ha cambiado el género desde los años 70 hasta hoy, aunque las figuras de George A. Romero y Breck Eisner no sean precisamente buenos ejemplos para hablar de ello. Pero no hay duda de que el género de terror parece, si no muerto, moribundo —lo cierto es que todos los géneros lo parecen—; de la sutilidad y cierta mirada crítica se ha pasado a un desfile sin sentido de efectos visuales, a mostrar más de lo debido y acostumbrar mal a la gente con explicaciones que terminan por estropear muchas e interesantes propuestas. ‘The Crazies’ es una de esas películas. Lo malo es que la original no es mucho mejor, o peor.

Zombies no, infectados

Aquellos que piensen que Danny Boyle fue de lo más original haciendo una variación sobre las películas de zombies cambiando a éstos por infectados en la maja ’28 días después’, decirles que de original nada. Dicha idea ya existía en 1973 —y si buceamos un poco encontraremos algún título anterior que bien podría incluirse aquí— en el film de George A. Romero, ‘The Crazies’, surgido, cómo no, a la sombra de su exitosa ‘La noche de los muertos vivientes’ (‘The Night of the Living Dead’, 1968). Tras la mencionada, el director probó suerte con un drama y otra cinta de terror sin demasiada fortuna, así que decidió volver a la fórmula de su ópera prima, cambiando un poco las cosas.

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En ‘The Crazies’ en una pequeña localidad la gente empieza a comportarse de una forma violenta, loca —de ahí el título—, como producto de un arma biológica. Enseguida el lugar es tomado por el gobierno, que intenta por todos los medios detener la plaga. Precisamente lo curioso de la película es que la mayor parte de su metraje es desde el punto de vista de los altos mandos que intentan controlar la plaga mientras observan las consecuencias de un arma tan diabólica. Con ellos empieza la película y con ellos termina. Por supuesto Romero alterna secuencias en las que se ve a la población civil sufriendo el virus, y donde el director propone alguna que otra idea interesante y atrevida, como cierta alusión al incesto que se ve en cierto momento. Todo ello dentro de un esquema parecido al de su ópera prima.

Lo más notable de esta pequeña película es su ritmo inicial. Romero nos adentra en la acción con un ritmo endiablado, pero que al poco rato va decayendo poniendo en evidencia el vacío del conjunto. Romero no es capaz de desarrollar la idea principal, que recordemos no es más que una variante de su famoso films de zombies, y además hay que sumar una escasez de medios alarmante. Pocos actores, aunque muy entregados a sus roles, y una puesta en escena por parte de Romero muy cutre, abusando de los primeros planos pasando rara vez a planos generales, no se vaya a notar que no había un céntimo para hacer la película. Para muchos, esa cutrez, o permítanme la expresión, feismo visual, es precisamente lo bueno de Romero. Personalmente, y obviando su inteligente primera obra, siempre me ha parecido un director muy torpe, incapaz de sobreponerse al éxito e influencia de su primera película, por la que siempre será recordado.

Más medios, pero peor

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Si algo ponen de relieve las dos versiones de ‘The Crazies’ es que da igual el presupuesto que se tenga para hacer una película, si no hay buenas ideas y un director que sepa ponerlas en imágenes, no hay nada que hacer. Un ejemplo de director barato bueno sería Roger Corman, que tenía pestiños impresionantes pero también maravillas como su ciclo dedicado a Edgar Allan Poe. Ejemplo de director caro bueno, pues el más famoso de todos los tiempos, Steven Spielberg. Por otro lado, es evidente que empresas de cierto tipo son impensables sin una gran cantidad de dinero, sin ir más lejos la famosa trilogía de Peter Jackson. En el lado negativo diría que Ed Wood se lleva la palma dentro de los directores baratos malos —y que nadie me venga con el encanto por lo cutre—, y dentro de los directores caros malos hay todo un abanico de posibilidades a gusto del consumidor, desde Michael Bay a Roland Emmerich, o el mismo Jackson que ha estado en ambos lados. Habrá que recordar la enorme obviedad de que ni todos los malos han hecho siempre las cosas mal, ni todos los buenos han hechos siempre las cosas bien.

Todo esto viene a cuento de ‘The Crazies’ remake, en la que Breck Eisner ha tenido a su alcance no un gran presupuesto pero en comparación con el film de Romero es evidente que ha gozado de todo lujo de medios. La premisa es básicamente la misma, aunque Eisner opta por el punto de vista de los sufridos ciudadanos que sufren en sus carnes el virus. El gobierno aparece representado en esos soldados con el rostro escondidos tras una máscara de gas y cierto sujeto que a mitad de película informa sobre la existencia de un arma biológica. El interés esta vez recae en la experiencias de los distintos habitantes del pueblo contaminado. La pena es que Eisner cae en todos los errores del actual cine de terror y la capacidad de impacto ha desaparecido por completo.

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‘The Crazies’ se diferencia en forma de su original en estar construida a base de set pieces presumiblemente fuertes que son las que llenan un largometraje con serios problemas de ritmo. Escenas como la que tiene lugar en casa de uno de los infectados, o la del garaje, o la del infectado con una horca usándola contra los pacientes que el ejército se ha dejado olvidados, no son más que impersonales e inofensivos momentos en los que la sangre hace acto de presencia mientras Esiner se muestra incapaz de dotar al film de una acertada atmósfera. Los actores hacen lo que pueden, Timothy Olyphant demuestra una vez más que lo suyo no es interpretar, sin embargo no sé qué tiene este hombre que suele caer bien, ya sea en cine o en series de televisión como la imprescindible ‘Deadwood’. Radha Mitchell nos vuelve a decir que es una actriz todoterreno, da igual el tipo de película, ella está preparada para todo lo cual no quiere decir que lo haga bien. ‘The Crazies’ es también una demostración de cómo desaprovechar el talento de una buena actriz.

Más explosiones, más acción, más pim pam pum, más sangre e incluso la crítica final de que todos estamos controlados, de que este tipo de males ocurren por una razón y con un fin determinado. Con todo lo cutre y torpe que es la versión de Romero, resulta preferible a la de Eisner, director que se permite guiños a un reciente remake de otro film de Romero —esa canción de Johnny Cash en los títulos de crédito iniciales—, y que ahora suena como firme candidato para dirigir la nueva versión de ‘Flash Gordon’. Dios nos coja confesados.

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