Hace poco os hablaba de 'Drácula y las mellizas' ('Twins of Evil, John Hough, 1971), tercera entrega de la trilogía Karnstein que la Hammer le dedicó a los textos de J. Sheridan Le Fanu, en la que en un muy segundo plano se hablaba de la brujería. Once años antes del film de Hough se hacía un película titulada 'The City of the Dead' (id, John Moxey, 1960), film inédito en nuestras pantallas aunque puede encontrarse editado en DVD con el singular título de 'El hotel del terror', título que hace referencia al pequeño hotel en el que la protagonista se aloja y en el que ocurren cosas extrañas y maléficas. Es evidente que 'La ciudad de los muertos' quedaba mucho mejor, pero no, nuestro querido responsable de los títulos en España tiene que lucirse. El film versa sobre la brujería, y en un muy segundo plano, el vampirismo.
La película fue una de los primeras producidas por la productora británica Amicus, cuando ésta aún no era conocida con ese nombre, sino con el de Vulcan Pictures, que tras tres títulos se convirtió en Amicus, principal competidora de la Hammer. Con muy pocos films en comparación con la factoría en la que reinó el gran Terence Fisher, lo cierto es que actores de renombre como Peter Cushing o Christopher Lee se dejaron ver en alguna de sus producciones, y nos dejaron alguna película de incuestionable interés como la muy defenestrada por algunos lectores de Blogdecine, 'Refugio macabro' ('Asylum', Roy Ward Baker, 1972) de la que hablaremos próximamente.
'The City of the Dead' nos cuenta la historia de una estudiante de historia americana que es enviada por su profesor a la localidad de Whitewood para documentarse sobre brujería. Una vez allí comprobará que cosas extrañas suceden, y que tal vez las leyendas urbanas sobre brujas no sean del todo falsas. El guión fue escrito por George Baxt a partir de una historia de Milton Subotsky, y resulta extraño no ver a Robert Bloch —curiosamente uno de los escritores asiduos de la Amicus— acreditado en el film, pues las influencias de su novela 'Psicosis' —convertida en una obra maestra cinematográfica por un genio que no se necesita nombrar— son más que evidentes en el esqueleto argumental del film.
Para empezar tenemos a una chica atractiva, rubia y con el pelo corto que termina en una lugar alejado y solitario. Durante los primeros tres tercios del film —hablamos de una película que no llega a los 80 minutos de duración—, ella es el personaje principal del relato, pero al igual que en 'Psicosis', el espectador es sorprendido con el violento arrebato de protagonismo de la chica —servido por Moxey con una inspirada elipsis y dos planos en los que se blande un cuchillo—. A partir de ahí, el hermano de la desaparecida se convierte en el nuevo protagonista central, y el film es como un repaso a lo ya visto, aunque evidentemente la conclusión es otra.
En 'The City of the Dead' podemos encontrar algunos paralelismos formales con el cine de Mario Bava, sobre todo en lo que concierne a la creación de una atmósfera fantasmagórica e irreal. El pueblo de Whitewood está bañado de una bruma inquietante y en ocasiones excesiva. Se utilizó sobre todo para poder tapar el más que corto presupuesto del film; afortunadamente está muy bien utilizada y las secuencias que tienen lugar en los exteriores del pueblo no tienen desperdicio alguno, provocando una enorme intranquilidad en el espectador. A ello hay que sumar la excelente descripción de la mayoría de los habitantes de Whitewood, que salvo excepciones —el cura ciego y su nieta— aparecen como espectros que esperan ansiosos una nueva víctima para sus sangrientos rituales de devoción al Diablo.
Con un excelente sentido de la síntesis, tal y como era habitual en aquellos años en los que no necesitaban tres horas para contar una historia, el film no puede evitar caer en ciertos errores que parecen muy propios de un principiante, al menos desde un punto de vista argumental. Cómo la mujer descubre y abre la trampilla que hay en el suelo de su habitación o el delirante hecho de que los brujos celebren sus rituales cerca de un cementerio poblado de cruces —detalle éste que acerca el tema del film al vampirismo, pues la cercanía del símbolo católico los destruye, además de dejar a sus víctimas sin gota de sangre en el cuerpo— resultan torpezas en un film encomiable gracias a la dirección de Moxey, y cómo no, a la presencia, aunque muy secundaria, vital, de Christopher Lee, demostrando una vez más que es de los mejores a la hora de inquietar e intimidar.
'The City of the Dead' permanece hoy día como una de esas rarezas que es conveniente reivindicar, ya no sólo por su valores artísticos que son más de lo que parecen a simple vista, sino por la incuestionable influencia que tuvo en parte del cine posterior. 'El carnaval de las almas' ('Carnival of Souls', Herk Harvey, 1962), película muy influyente en el cine de David Lynch y George A. Romero, algunas cintas de Mario Bava, e incluso 'Silent Hill' —película y videojuego, por cuanto el pueblo permanece como un lugar aislado de la civilización, casi onírico— beben del film de Moxey directa o indirectamente. Una pena que este realizador se refugiase principalmente en el mundo de la televisión centrándose en infinidad de series. Pero para la pequeña pantalla dirigió una película que hoy es una obra de culto, 'The Night Stalker' (id, 1972) con producción de Dan Curtis y guión del gran Richard Matheson.
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