En las películas, lo importante son los nombres. No es interpretación per se, como se hace en el teatro. Traes a un chaval y resulta que hace arder la pantalla; un chico o una chica que te impactan al instante. Eso era lo que buscábamos; una cierta cualidad fotográfica, un algo misterioso y oculto que tienen algunas personas... Las grandes estrellas del cine aprendían la técnica y algunas poses y gestos y se convertían en una especie de ídolos del público. Si te gustaban, no podían equivocarse; no importaba lo que hicieran, no era el papel que interpretasen
Allan Dwan