El director de 'Los asesinos de la luna' se adentra en el género con una de sus películas más comerciales y nos deja un personaje que da mucho miedo
Hay pocos directores en la historia con ese gran sentido del ritmo, de electrizante nervio que hace entretenida cualquier historia, y que es capaz de fluir incluso en su etapa más reciente y más reposada. Dicho de otro modo, pocos hacen el arte tan apasionante y entretenido como Martin Scorsese. Aun así, su relación con la parte más puramente comercial de su profesión ha sido inestable.
Hacer sus proyectos soñados ha implicado normalmente hacer según que concesiones, puntualmente también proyectos enfocados directamente al entretenimiento de las masas, aplicado eso sí su fino escalpelo para diseccionar como es debido la condición humana aunque sea de forma soterrada. Acertadamente, tuvo que renunciar a hacer algo más sentimental como 'La lista de Schindler', aceptando en el proceso hacer su obra más cercana al género de terror: 'El cabo del miedo'.
No es fácil ser abogado
Remake de la aún más imprescindible película con Gregory Peck y Robert Mitchum (recuperados con mucho gusto aquí en un par de cameos), Scorsese entra en el horror psicológico a través de una familia torturada, interpretada por Nick Nolte, Jessica Lange y una precoz Juliette Lewis, y con un Robert De Niro escalofriante. Este último ofrece una de las interpretaciones de su vida, disponible para ver en streaming en Amazon Prime Video, en Filmin y en SkyShowtime.
De Niro interpreta a Max Cady, que acaba de salir en libertad tras 14 años de condena por asalto y violación. Su primer objetivo es claro: ir a por el abogado que le defendió, al que acusa de realizar mala praxis que desembocó en una condena más larga. Su presión y acoso atormentará a lo que parece una tranquila familia media americana.
Y la clave reside justo en el "parece". Scorsese desarrolla adecuadamente a su monstruo para transmitir claramente la amenaza que supone, pero también pervierte un poco más el relato marcando la supuesta estabilidad como una fachada. El impacto de Max Cady resulta efectivo porque la unidad familiar era un constructo que se daba por supuesto, rápidamente identifica las fracturas por las que puede terminar de romperse.
'El cabo del miedo': sin escapatoria
Son esa clase de detalles cotidianos subvertidos los que muestran la enorme aptitud para narrar de Scorsese. El director también se vale de unas cuantas peripecias visuales, algunos ángulos poco convencionales, para acentuar el desquicie psicológico y darle rock & roll a un thriller muy directo. Uno de esencia más convencional que la mayoría de sus películas, y quizá de ahí la necesidad de darle fuegos artificiales.
A pesar de esta estilización fastuosa, parece alejarse un poco de ser una película totalmente arrolladora, siendo intrigante pensar en una versión de esta misma película por un cineasta más exitoso comercialmente y más perverso como Brian De Palma. No cambia, eso sí, que Scorsese crea secuencias absolutamente memorables, como el "duelo" en el callejón o el clímax en el barco, y saca lo mejor de De Niro. Es una película que logra ser espeluznante, y quizá sea uno de los mejores planes para Halloween tras haber visto 'Los asesinos de la luna'.
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