No es un secreto la obsesión histórica de Orson Welles por William Shakespeare y sus obras. Es incluso palpable en películas que no adaptan dichas obras, donde también se exploran mitos caídos, hombres fracturados tras una supuesta corona y se cuela también un fino sentido del humor que no es tan alabado por aficionados ni reconocido por detractores. No obstante, sus versiones de esas piezas imprescindibles son de las mejores versiones realizadas para una pantalla.
Lo Shakesperiano busca a veces depositar la fuerza en las ya poderosas palabras del texto original, convincentes por sí mismas. Los más hábiles saben emplear lo visual para reflejar esa misma contundencia sofisticada. Welles era un claro ejemplo hasta en la que algunos podrían considerar la menos redonda de sus adaptaciones como es 'Otelo'.
Una odisea marroquí
Disponible para reproducir de manera gratuita en Plex y en la suscripción de FilmBox+, esta película existe en una interesante paradoja que la vuelve apátrida. Asociada a Marruecos por la localización de la función, por el rodaje (parcial) en dicha localización y por mera conveniencia, ya que Welles perdió la financiación francesa al comienzo de la producción y su productora italiana entró en bancarrota. Fue el director quien tuvo que financiarla con su participación en diversos largometrajes, y se rodó a cachos entre 1948 y 1951.
Eso la hace una de esas extrañas participantes dentro de la historia del Festival de Cannes que compite (y acaba siendo premiada) sin tener nacionalidad, más allá de la asignada, como hemos dicho, por conveniencia. Una manera peculiar con la que empezar un nuevo periodo creativo alejado de los Estados Unidos y de las restricciones de Hollywood, algo que se plasma en cierta libertad desafiante de la película.
Welles protagoniza él mismo la función, dando vida al oficial moro enamorado que deberá luchar primero contra prejuicios ajenos y luego contra sus propios celos. Una interesante decisión teniendo en cuenta las condiciones en las que se rodó 'La dama de Shangai' con su esposa Rita Hayworth, a la que obligó a cortarse el pelo y teñirse de rubia para evitar que acaparase la atención que ya recibía su melena pelirroja.
'Otelo': tratando de capturar la magia
Paralelismos aparte, a 'Otelo' claramente la marca su caótico rodaje, con una narración errática de los sucesos de la obra o un doblaje estrambótico al tener que ser realizado por el propio Welles ante las limitaciones. Condiciones que la hacen menos redonda y deslumbrante que sus 'Macbeth' o 'Campanadas a medianoche', aunque no por ello deja de tener cualidades visuales que la hacen una delicia de contemplar.
Detalles de gran ambición van plagando 'Otelo', mostrando el camino que Welles ampliaría en esta etapa y culminaría en sus últimos años de narración más elusiva pero magnética. Incluso siendo una película accidentada (algo sobre lo que vale la pena indagar a través de su propio documental 'Filmin Othello'), entiende las decisiones que hay que tomar para que se mantenga lo shakesperiano y el espectador cinéfilo pueda verse satisfecho incluso sin tener interés en ello.
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