Hay gente que desde que da sus primeros pasos ya puedes apreciar que lo tiene. El futuro ya sólo va a ser una variación ligera en torno a cuatro constantes que va a explotar como nadie y va a convertir en libro de estilo. Michael Mann es un ejemplo de cómo cristalizar muy pronto qué clase de autor eres y qué clase de película vas a hacer.
En ocasiones previas de comentar sus películas ya hemos hablado de la gran obsesión del director americano: los profesionales consumados. Gente excepcional en lo que hace, siendo la profesión intercambiable. También gente dedicada hasta tal punto que su estabilidad emocional puede tambalearse y su gran conflicto está en decantarse por un lado. Todo eso ya estaba en 'Ladrón', una de sus primeras obras maestras que se puede ver en Filmin.
Diamante brillante
En su primer largometraje estrenado en cines (previamente había dirigido la televisiva 'Hombre libre') vemos a un James Caan imperial interpretando a un ladrón de joyas independiente. Es el mejor en lo suyo, principalmente porque no se complica. Sus métodos son calculados y precisos, como vemos en una secuencia inicial magistral donde el procedimiento se muestra con plena claridad y a ritmo de los sintetizadores ochenteros de Tangerine Dream.
Sus golpes no son extraordinarios, así evita la persecución. Un gángster poderoso trata de reclutarlo para atracos de más entidad, prometiéndole seguridad en la metodología y financiera. Por supuesto, no tardará en torcerse mostrando una cara debidamente ocultada. Paralelamente, conoce a una chica perfecta con la que ve perfectamente un futuro, una familia.
No es difícil adivinar el choque entre ambos estilos, porque Mann hace su trabajo debidamente para contrastarlos como extremos opuestos. No sólo estamos ante un thriller impecablemente rodado en materia de atracos y acción, sino que el cineasta hace un trabajo dramático extraordinario con su desarrollo de la historia, de estos personajes y su conexión. Una escena en la cafetería crea un bello pero oscuro momento de honestidad que se siente como anticipo de la magistral escena en similar localización en 'Heat'.
'Ladrón': profesionalismo extremo
Caan aseguró en su momento que esta es su preferida de todas las películas que ha rodado (más incluso que 'El Padrino'). Se puede apreciar en cómo le va como un guante un personaje que interpreta con increíble presencia sin por ello oscurecer un lado emocional complejo y vibrante. Representativo de una película llena de capas, que se puede disfrutar como thriller directo pero ofrece mucho si decides rascar la superficie.
Su manera de reformular el género neo-noir va solidificando una propuesta que seguiría brillando en mayor o menor medida en la carrera posterior de Mann. Por ello 'Ladrón' es una de sus joyas imprescindibles, capaz de arrollarte con contundencia a través acción elegante pero también bruta, de crear un mundo particular que sólo parece existir en sus películas y series y también deslumbrarte con musicote.
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