Son momentos especialmente complicados para las personas del colectivo LGTBI, donde la progresiva reclamación de derechos se ha encontrado con una fuerte oposición que desemboca en unos delitos de odio que van al alza. Mismamente en nuestro país estamos encontrando un mayor número de agresiones contra las personas del colectivo, coincidiendo con el triunfo de determinadas ideologías en elecciones locales.
Por eso este mes del orgullo resulta más crucial tener presente sus historias y sus experiencias, para que estas no caigan en el olvido y puedan servir de catarsis para la gente que está aclarando sus propios sentimientos. Algo que sin duda se explora en una de las mejores películas con temática LGTBI, un arrollador torbellino titulado 'Velvet Goldmine'.
Rock & Roll Suicide
Todd Haynes dirige un falso biopic musical que se puede ver en streaming a través de Filmin. Un viaje por los orígenes del movimiento glam rock y también del punk, lleno de purpurina y de exploración de la identidad sexual, donde Christian Bale ejerce de guía hacia la apasionante historia de unos análogos de David Bowie e Iggy Pop, interpretados majestuosamente por Jonathan Rhys Meyers e Ewan McGregor.
Bale interpreta a un periodista británico al que se le encarga un artículo para el dominical sobre la caída en desgracia de Brian Slade, una estrella de rock de los setenta. Un falso intento de asesinato se convirtió en un escándalo monumental, destrozando su carrera y dejando en el olvido su impacto musical, siendo exponente de un rock más fastuoso y sexual, y social como icono de la diversidad al hacerse pública su bisexualidad. El periodista indaga en la particular relación que tuvo con un punk americano llamado Curt Wild, al mismo tiempo que reflexiona sobre su propio descubrimiento personal y sexual a partir de estos músicos.
Haynes se toma con bastante libertad las biografías y la relación entre Bowie e Iggy (aunque algo siempre ha estado ahí), dos de los grandes titanes del rock de los setenta que desafiaron convenciones en varios momentos durante la década, y por eso no tenemos canciones del primero sonando aunque sí del segundo. No es algo que haga por primera vez, ya probó a desafiar límites del biopic sobre estrellas haciendo un corto sobre Karen Carpenter y su desgraciada experiencia con la anorexia empleando unas muñecas en lugar de actrices.
'Velvet Goldmine': saltos e identidades
Pero 'Velvet Goldmine' resulta un apasionante relato de un estado anímico y social. La irrupción del glam fue un soplo de aire fresco y una apertura a otro tipo de masculinidades, y en ese contexto jóvenes como el que interpreta Bale pueden encontrarse a sí mismos. Al mismo tiempo, referentes como este falso Bowie lidian con la complejidad de las relaciones y el estrellato, además del intentar forjar una imagen desde los saltos musicales o incluso el vampirismo.
Esa complejidad en la historia de Slade, lograda a partir de la no oficialidad de la biografía, hace mucho más interesante su conflicto dentro del marco del ascenso y caída que suelen tener esta clase de películas musicales y sobre la industria. Haynes vuelve a brillar estudiando a personas que no encajan en etiquetas rígidas y cuyo contexto puede resultar opresivo, además de que trata de hacer un alegato por el poder de hacer visibles historias LGTBI para que no se tenga que volver hacia atrás.
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