Para todo lo que han sido celebradas películas de Martin Scorsese como ‘Taxi Driver’ y ‘Toro salvaje’ por su manera de explorar las psiques más torturadas desde el cine más transgresor y apasionante, queda un nivel aún más profundo que desentrañar. Uno que su guionista, Paul Schrader, indago hasta extremos complejos en sus trabajos como director, llegando a sus propias obras sublimes como fue el caso de ‘Mishima: Una vida en cuatro capítulos’.
Arte y autodestrucción
El director de la recién llegada ‘Oh, Canada’ nos mete en la complicada vida del seminal y polémico Yukio Mishima. Un biopic transgresor y majestuoso que se puede ver en streaming a través de Filmin y entra fácilmente en la categoría de mejores películas de su director, sin titubear puesta frente a frente con sus colaboraciones con Scorsese.
A través de cuatro episodios claves de su vida, que incluyen su infancia, su trabajo creativo, su éxito como autor y su asombroso acto de autodestrucción pública al realizarse el ritual del seppuku (o el harakiri) en el Cuartel General del Ejército. Una conflictiva vida entre persona y personaje que riete tú de Íñigo Errejón.
La filmografía de Schrader está plagada de hombres complicados y solitarios, a veces por pura elección porque la autoflagelación es la mejor vía que conocen para la redención por sus actos. Un “Estar fatal de lo suyo” de proporciones casi cósmicas, que encuentra aquí impresionantes niveles de expresionismo y creatividad.
La manera en la que Schrader entrelaza los capítulos de la vida real de Mishima con los de sus obras literarias, construyendo decorados ambiciosos que fotografía con impresionante aplomo con la ayuda de John Bailey. Por si fuera poco, todo cobra una impresionante vida con la increíble música de Philip Glass, una de esas bandas sonoras tan impactantes que han tenido vida mucho más allá de la película (y es más probable que sus piezas se hayan escuchado en otros sitios antes que en la propia cinta).
La factura resulta intachable, sirviendo además al gran propósito de estudiar a fondo un personaje inabarcable. Trataba de hilar tan profundo que causó increíble polémica en Japón, primero a la propia viuda de Yukio y luego a comunidades ultraderechistas que no toleraban que se abordarse su homosexualidad. Por tanto, la película nunca se estrenó en el país, dejando a sus gentes sin uno de los biopics más ambiciosos que ha dado el cine.
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