La huella de Otto Preminger en el cine negro es incuestionable. El director de origen austro-húngaro, es habitualmente recordado como el artífice de 'Laura' (id, Otto Preminger, 1944), una maravilla del género. Un año después del éxito que supuso este film, llegó '¿Ángel o diablo?' ('Fallen Angel', Otto Preminger, 1945), considerada por muchos como una prolongación de la fórmula usada en 'Laura'.
La cinta supone, más bien, una profundización, por parte de Preminger, en la observación de los recovecos más oscuros de la sociedad americana del momento y el preludio de obras posteriores. Un cineasta preocupado especialmente por los aspectos más conflictivos de dicha sociedad y cuyas películas reflejan, como pocas, la tensión latente de una época en la que, tras la aparente calma que trajo el fin de la Segunda Guerra Mundial, crecía el miedo exacerbado por lo desconocido.
La película se basa en la novela de Marty Holland, pseudónimo de Mary Holland, una de las escritoras de novela negra o policíaca más destacadas –junto con Dorothy B. Hughes o Patricia Highsmith–. Harry Kleiner, en su primer trabajo, se encargó de su adaptación a la pantalla. Su guión, quizás sea la pieza más endeble del film, por la apresurada resolución de determinadas situaciones, a lo largo del film. En la trama principal confluyen dos temáticas muy presentes en el film noir y, por extensión, en todo el cine. Una de ellas es la llegada de un extraño que trastoca la supuesta calma de una pequeña comunidad, la otra es la contraposición de dos arquetipos femeninos. De ahí también el explícito título en su versión traducida, en el que se enfrentan las personalidades de dos mujeres, pero en la que también se deja entrever como esa oposición suele convivir en una misma persona. Esa es la esencia de '¿Ángel o diablo?', la manifiesta dualidad del ser humano.
El personaje de Stella, interpretado por Linda Darnell, representa la femme fatale de la cinta. Despreocupada, decidida y seductora, se convierte en el objeto de deseo de la mayor parte del elenco masculino del film. Aunque sus motivaciones resulten más prácticas que pérfidas, es consciente de su influencia sobre los hombres. Su personaje antitético es el de June Mills, que corre a cargo de la actriz Alice Faye. Un rostro poco habitual en este tipo de películas, pues fue el musical, su género estrella. En un intento de ofrecer papeles más dramáticos y disponer de más tiempo para su familia, Faye firmó un contrato para realizar una película por año. Después de muchos proyectos descartados, se decantó por este film. La decisión no pudo ser más desafortunada ya que vio como sus escenas se iban recortando, frente al creciente auge de Linda Darnell. Todo ello propiciado por el productor Darryl F. Zanuck, que dejó de favorecer a Faye para sacar partido de Darnell. Ésta fue, en consecuencia, su penúltima película para la 20th Century Fox, estudio al que no regresó hasta los años sesenta.
En medio de este triángulo, se encuentra Dana Andrews. Un buscavidas ambiguo y astuto, sin rumbo fijo, que cede ante el orgulloso afán de poseer a la sensual Linda Darnell. En él está muy presente la dualidad que comentaba. En la primera parte del film, su actitud resulta poco agradable, se muestra frustrado, violento. Posteriormente, a través de su relación con June, se revela su lado más humano. Andrews se encontraba entonces en el momento de máximo esplendor de su carrera pues su interpretación en 'Laura', le convirtió en uno de los actores del momento. Hasta la fecha, se había desenvuelto con papeles secundarios en cintas de la talla de 'El forastero' ('The Westerner', William Wyler, 1940), 'Bola de fuego' ('Ball of fire', Howard Hawks, 1941) o 'Incidente en Ox-Bow' ('The Ox-Bow Incident', William A. Wellman, 1943). La dureza de su rostro y una marcada impasibilidad, encontraban su contrapunto en su socarronería y en un atractivo aire de cinismo. Para Preminger y otros grandes directores, todos estos ingredientes le convirtieron en la perfecta personificación del prototipo de hombre de su tiempo. Sus cuatro colaboraciones con Otto Preminger, junto con la magistral 'Los mejores años de nuestra vida' ('The Best Years of Our Lives', William Wyler, 1946), inscribieron su nombre para siempre en la historia del cine.
A pesar de presentar elementos similares a 'Laura', como son el crimen pasional y la necesidad de averiguar la identidad del asesino, existe una clara evolución entre ambas. En la primera, la figura del criminal tiene mayor importancia en la trama. En '¿Ángel o diablo?', sin embargo, la resolución del crimen ocurre de manera un tanto abrupta. En realidad, son las motivaciones de los personajes y la atmósfera de aislamiento y de vacío que los envuelve, los que focalizan el discurso del film. La cinta transcurre mayoritariamente en una pequeña localidad, a excepción de alguna incursión en la ciudad de San Francisco. El epicentro de la acción tiene lugar en el sórdido bar Pop's, un antro regentado por un individuo cuya principal debilidad es Stella, su camarera. El local se presenta como un personaje más, como también lo hace la canción Slowly que suena a través de una clásica jukebox. Pura nostalgia.
Los personajes secundarios son también fundamentales para el desarrollo de la trama. Además de Pop, el dueño del bar, encontramos a una espléndida y veterana Anne Revere, que interpreta a la protectora hermana de Alice Faye. Un personaje también ambiguo, a pesar de su comprensible recelo hacia Dana Andrews. Del mismo modo destaca un magnífico Charles Bickford como un brusco policía que, a menudo, sobrepasa los límites de su oficio. Estos dos personajes resultan claves y reflejan, asimismo, la doble moral que coexiste en su entorno. En un papel menos trascendente, sobresale John Carradine con un extravagante y oportunista personaje que escenifica a la perfección.
Una parte importante del mérito de este film, se debe a la maestría del director de fotografía Joseph LaShelle. Colaborador habitual de Preminger –trabajaron juntos hasta en seis ocasiones–, LaShelle se labró su reputación, sobretodo en el uso del blanco y negro, con películas como 'Laura', 'Marty' (id, Delbert Mann, 1955) o 'El apartamento' ('The Apartment', Billy Wilder, 1960). En esta cinta su iluminación es clave. Las escenas con Linda Darnell, casi todas nocturnas, son oscuras y llenas de contraste. Aquéllas en las que aparece Alice Faye, por el contrario, son diáfanas, ya que suelen suceder durante el día. Una vez más, de forma sutil y en completa sintonía con la capacidad perceptiva del espectador, su atmósfera nos conduce hacia la verdadera esencia de la película.
A diferencia de otros directores, los films de Otto Preminger, pese a evidenciar los matices más turbios de la sociedad americana del momento, no perseguían transmitir un discurso ideológico. Con fama de ser un tirano en el set de rodaje, sus cintas tenían en última instancia al público en mente, sus reacciones y sus impresiones. La voluntad de transgredir e innovar en el lenguaje cinematográfico eran, a su vez, su objetivo. Tuvo que sortear, muy a menudo, la censura de la época. Esta película no es una excepción. La violencia del cuerpo policial o el sexo, se manifiestan a través de objetos, no con escenas demasiado explícitas. La primera se representa a través de un guante, el que usa Charles Bickford para sonsacar información. La culminación de las relaciones entre Dana Andrews y Alice Faye, se nos muestra hábilmente por medio de la palabra 'hot', que proviene de unas letras de neón que conforman letrero luminoso de 'hotel'. La ventana de su habitación nos ofrece convenientemente sólo la parte de la palabra que interesa que retengamos. Éstas son algunas de las muestras del ingenio que debían desarrollar los cineastas para eludir el código Hays.
En definitiva, '¿Ángel o diablo?' resulta una cinta absorbente, cuyo interés va in crescendo. Ya desde sus fabulosos títulos de crédito, podemos apreciar que detrás de la cámara se encuentra un cineasta que nos quiere contar algo más. Una obra de un director heterodoxo que no se adscribió a un género en particular, pero que contribuyó sobremanera a dotar al cine negro de tensión, elegancia y modernidad. Os invito a disfrutar de la mirada de Linda Darnell, de la enigmática ala del sombrero de Dana Andrews o del café más turbio del cine negro, porque todo anverso tiene su reverso, que nos contradice y nos define.
Then love alone, can make the Fallen Angel rise.
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