De la última polémica con el tráiler de ‘Megalópolis’ y sus falsas críticas negativas de sus películas se ha llegado a discutir e incluso concluir que Francis Ford Coppola ha tenido la carrera que ha tenido gracias a que la crítica ha alabado sus películas. Una manera de remarcar cómo la promoción es un tiro en el pie, pero también comete dos errores de bulto: dar excesiva relevancia a la crítica sobre el papel que tiene para elevar o destruir una carrera, y obviar el hecho de que películas como ‘El Padrino’ fueron un fenómeno de taquilla.
Esos éxitos, y no otro factor, convirtieron a Coppola en un director establecido en Hollywood. Porque no hablamos sólo de que fuese bien recibida, que ganase muchos premios, es que fue la película más taquillera en su momento. Fue tan monumental que casi todos estuvieron convencidos a la hora de hacer una secuela. Todos menos uno de sus productores clave, Albert S. Ruddy, que se distanció de la secuela y aprovechó el éxito para hacer ‘El rompehuesos’.
Una cárcel llena de hostias
Una peculiar aunque icónica película mitad deportiva y mitad drama carcelario que el propio Ruddy concibió originalmente y llegó a buen terminó por la profesionalidad del director Robert Aldrich y el carisma inigualable de la estrella Burt Reynolds. Fue otro peculiar éxito hace 50 años, durante su estreno en cines, aunque claramente no tuvo el mismo legado que ‘El Padrino’. Aún así, su aniversario es excusa para disfrutarla nuevamente en streaming a través de Filmin.
En ella, el ex-deportista de fútbol americano Paul Crewe se mete en otro de sus explosiones autodestructivas, discutiendo con su novia y conduciendo borracho su coche hasta estrellarlo para luego pelear con dos policías. En consecuencia, termina condenado a la cárcel durante 18 meses, y es destinado a una prisión donde es conocida su reputación por amañar los partidos, lo que desembocó en su expulsión de la liga. Allí, el alcaide le presiona para que entrene al equipo de funcionarios de la prisión, un destino que se resolverá en un partido de exhibición con algunos de los convictos más duros.
Su carácter cómico en torno a una pura exhibición de masculinidad la hace evidentemente menos reinvindicable o “prestigiable” que ‘El Padrino’, aunque no por ello está carente de interés más allá de su efectivo carácter entretenido. Aldrich exagera comportamientos y enfrentamientos, pero también hace una exhibición de una fuerza de autoridad corrupta dispuesta a manejar todo a su antojo para obtener el resultado empleado. Esta figura trataba de ser una respuesta al escándalo del Watergate y la caída de Richard Nixon.
‘El rompehuesos’: Burt Reynolds mariscal
El director y el guionista hicieron un buen trabajo en refinar el concepto inicial de Ruddy, que tuvo la idea de la premisa durante los sesenta y buscaba un nuevo fenómeno de entretenimiento adulto después de colaborar con Coppola en algo más artístico. Sus intenciones quedan más evidentes en cómo Reynolds termina siendo lo más sobresaliente de toda la película, imponiendo ese carácter tan peculiar que tenía como estrella.
Pocos han tenido tanta habilidad para llenar la pantalla y volver carismáticos a personajes normalmente indeseables, aunque terminasen encontrando su peculiar redención como este Paul Crewe. Sin duda, uno de sus roles icónicos y uno de sus entretenimientos más entrañables, donde la orgía destructiva y el choque adquieren casi categoría de cartoon en acción real.
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