En el pack de La pantera rosa que se editó hace unos años en nuestro país, presumiendo de reunir todas las películas de la saga, faltaba un título esencial de la misma, seguramente porque los derechos pertenecían a otra distribuidora. Mientras que el resto de películas fueron producidas por la Metro Goldwyn Mayer, ‘El regreso de la pantera rosa’ fue auspiciada por la Universal, siendo editada por primera vez en su historia en mercado doméstico hace apenas tres años, lo cual fue motivo de celebración, al menos por un servidor, que considera este título como el mejor de la divertida saga.
‘El regreso de la pantera rosa’ es el tercer título de la serie de films protagonizados por el Inspector Clouseau, al que dio vida el inolvidable Peter Sellers. Una serie que, a partir de su quinto título, concretamente ‘La venganza de la pantera rosa’, empezaría a dar muestras de un más que evidente cansancio, terminando en films tan deplorables como ‘El hijo de la pantera rosa’, tras el cual Blake Edwards no volvió a dirigir más películas, y no me extraña. De los dos remakes protagonizados por Steve Martin prefiero ni hablar.
‘El regreso de la pantera rosa’ da comienzo con el calculado y espectacular robo del diamante conocido como La pantera rosa. Aunque no se sabe quién ha cometido el robo, todas las sospechas recaen sobre un famoso delincuente al que se creía retirado, El fantasma. Para averiguarlo se encargará la misión a Clouseau, que había sido degradado a patrullar las calles a pie. Mientras tanto, el Fantasma tratará de averiguar quién se ha hecho pasar por él.
Normalmente, las películas de la pantera rosa suelen ser o comedias sofisticadas, como la primera entrega (a la que quizá le ha hecho un poco de daño el paso del tiempo, ese implacable juez), o se volvían muy locas. En todas ellas había un caso a resolver, algo sencillo con lo que llenar lo que era más bien una comedia y no un thriller policíaco, tramas ligeras que quedaban en un segundo plano en pos del gag, de las increíbles y entrañables apariciones de Clouseau, cada día más tonto e inepto. Pero en ‘El regreso de la pantera rosa’, Blake Edwards (que a pesar de ser recordado como un director de comedias, tiene en su haber films durísimos como ‘Días de vino y rosas’) debió entender que había que equilibrar los tonos, y no se equivocó.
El film comienza con el mencionado robo, planificado excelentemente por Edwards que da verdaderas lecciones del uso del tempo, con un preciso ritmo, y el suspense. Nada indica que estamos ante un film que nos hará reír hasta llorar, al contrario, esa primera escena parece que vamos a ver un film sobre robos, y nuestra atención está más que captada. Tras unos maravillosos títulos de crédito (también los mejores de la saga) en los que se rinde homenaje, a ritmo del inmortal score de Henry Mancini, a todas las grandes estrellas del cine cómico, se da paso a Clouseau, que evidentemente nos arranca desenfrenadas risas con su primera aparición, el interrogatorio a un mendigo ciego mientras en sus propias narices roban un banco. ‘El regreso de la pantera rosa’ se moverá continuamente entre lo “serio” y lo “cómico” sin perder jamás el norte.
‘El regreso de la pantera rosa’, al igual que los otros títulos de la saga, no sería lo mismo sin la interpretación de Peter Sellers, literalmente un genio de hacer reír. Sin duda, su composición de Clouseau es la más recordada de su carrera, la que más fama le reportó. El simpático dibujo que fallaba en sus enfrentamientos con el animal rosa, cobra aquí una dimensión humana insólita. Clouseau no sólo es un torpe Inspector de policía que suele solucionar los casos por pura suerte, su visión del mundo, de la aplicación de la ley entronca directamente con sus acciones. Cuando Clouseau se pone en acción, todo lo malo que pueda pasar ocurre; se mete en líos a partir de las anécdotas más triviales (liarse con la ducha mientras se baña en su casa), la mala suerte hace acto de presencia y se pone de su lado, para al final, quizá en recompensa a tanta torpeza y a sus buenas intenciones, solucionarlo todo, aunque no sea por méritos propios. La labor de Sellers es digna de elogio, ya que protagoniza situaciones de locura extrema, sin caer ni un sólo instante en la sobreactuación o el histrionismo, ni siquiera cuando ataca a traición a su fiel criado y entrenador, Cato, como siempre interpretado por Burt Kwouk.
Para dar vida a Sir Charles Litton, alias el Fantasma, se pensó evidentemente en David Niven, que le había dado vida en la primera entrega de la saga, pero el actor no estaba disponible, por lo que Christopher Plummer tomó el testigo. El actor, de origen canadiense, cumplió con creces su misión, dotando a su personaje de la misma elegancia con la que lo hizo Niven (ambos actores tienen, al fin y al cabo, similitudes en sus formas de interpretar y en su físico), y sus apariciones corresponden a la parte de thriller del film, mientras que Sellers se ocupa de la parte cómica, coincidiendo ambos sólo en el desenlace, donde seriedad y comicidad se dan la mano. No puedo olvidarme de Herbert Lom, que una vez más da vida al desquiciado Inspector jefe Dreyfuss, obsesionado con liquidar a Clouseau; con sus típicos tics, Lom borda su rol y nos proporciona momentos sublimes, como todos aquellos en los que mezcla una pistola de verdad con otra que es un mechero.
‘El regreso de la pantera rosa’ se realizó en 1975, y vista hoy no ha perdido ni un ápice de su buen humor. Es más, sólo esta película, que deja a Edwards como uno de los grandes de la comedia (sumándole otros títulos, como la sublime ‘El guateque’), y hereda algunas formas del cine clásico (Sellers en su interpretación recuerda en parte a Stan Laurel), avergüenza sin complejo alguno a la mayor parte de las comedias que se hacen actualmente en los USA, y eso no es un logro, es un milagro, si lo miramos desde cierto punto de vista; si lo miramos desde otro, es una verdadera vergüenza. Mientras añoro tiempos mejores en la comedia, me retiro a mis aposentos a escribir sobre cierto espía alpinista.
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