Y por si yo no te vuelvo a ver por un tiempo, quiero decirte que estos 50 años contigo han sido maravillosos, todos y cada uno de ellos
'Dejad paso al mañana' ('Make Way For Tomorrow', Leo McCarey, 1937) es una de las películas más arriesgadas jamás hechas. Poniéndonos vulgares, podríamos decir que es una película hecha con valor, que McCarey los tenía buen puestos cuando la realizó, en plena efervescencia de los estudios hollywoodienses, apostando por uno de los finales más duros y emotivos que se hayan hecho jamás. En mi opinión, creo que es el final más insoportable, por verdadero y sincero, a la par que cruel, que mis ojos hayan visto desde que me dedico a ver películas como cinéfilo. Vi esta película por primera vez a principios de los 90 en un pase que la televisión española hizo en la 2, cuando esta cadena nos regalaba ciclos dedicados a grandes directores o actores, cuando las televisiones sentían respeto por el séptimo arte.
Había oído a José Luis Garci, que independientemente de que sea un buen o mal cineasta, nadie le podrá negar jamás la gran cultura cinematográfica y cinefilia que posee, hablar maravillas de este film, firmado por un director que obtuvo éxitos mayores como 'Siguiendo mi camino' ('Going My Way', 1944), ganadora de 7 Oscars, o 'Tú y yo' ('An Affair to Remenber', 1957), impresionante melodrama romántico con Cary Grant y Deborah Kerr —nota mental: hacer un post sobre esta película— de la que el propio McCarey había realizado otra versión años antes. John Ford la tenía como una de sus películas favoritas, y Orson Welles sentenció que aquel que no llorara con esta película es que no era humano. Me quedé tan destrozado tras su visionado, que juré no volver a verla, ya que no podría aguantarlo. Hace cosa de un mes, y por motivos muy personales, rompí mi absurdo juramento.
'Dejad paso al mañana' —qué título tan significativo y genial— no deja títere con cabeza. Habla sobre la vida, el amor duradero, la comprensión, la estupidez, la envidia, la humanidad, los celos, la ignorancia, la sabiduría, la osadía de la juventud, pero sobre todo, habla sobre la vejez como preámbulo a la muerte, tan segura de sí misma que nos da toda una vida de ventaja, el umbral que todos sin excepción cruzaremos, el paso que indica que todo se ha acabado. Sólo por cómo se haya vivido, seremos capaces de enfrentarnos a ello con mayor o menor dignidad, pero lo haremos tal y como venimos al mundo: solos; con los recuerdos de una vida digna, o con el peso de una vida desperdiciada. McCarey no emite juicios morales de ningún tipo al respecto, filma ese impresionante final con extrema sequedad y dureza. Como todas las despedidas en el andén de una estación de tren, los amantes de toda una vida se despiden con la única posesión de haberse amado tanto tiempo y tan intensamente. No se cargan las tintas, no hay melodramatismo barato ni manipulación, sentimos la verdad en nuestras caras como un puñetazo, y lloramos mientras el tren, hacia la derecha, pasa hasta el último de sus vagones, y la protagonista, hacia la izquierda, sale del plano, para dejar el vacío, la nada más absoluta. La muerte.
Antes de ese inolvidable broche final, que deja al espectador completamente hundido, 'Dejad paso al mañana' —que desarrolla la historia de una pareja anciana que es desahuciada y se ven obligados a separarse— supone todo un homenaje a los padres, y denuncia sin ningún tipo de rubor la crueldad de los hijos que no quieren hacerse cargo de sus progenitores, ya ancianos, por considerarlos una carga. Y ante todo trata con muchísimo respeto el sentimiento amoroso entre dos personas, tratándolo con intimidad, con secretismo, como si los testigos de los hechos narrados no fuésemos merecedores de entender o presenciar el porqué ese amor ha durado tanto tiempo. Al respecto cabe citar tres momentos tan impresionantes que dejan literalmente mudo a cualquiera que haya amado.
El amor es un secreto
La partida de brigde en la que Lucy Cooper (Beulah Bondi) recibe la llamada telefónica de su esposo Barkley (Victor Moore). Al igual que todos los allí presentes, oímos únicamente las frases que recita Bondi, de las cuales deducimos lo que su marido le dice, al que no escuchamos en toda la escena. Momentos antes, los integrantes de la partida se mostraban sutilmente molestos por las interrupciones de la anciana mujer que simplemente busca compañía. Las reacciones ante la misma son mostradas por McCarey en un portentoso montaje con tan sólo cuatro planos en los que los personajes se quedan hondamente impresionados por lo que escuchan. Algunos de los rostros simplemente se paralizan, otros sucumben a las sombras, y un silencio sepulcral inunda la estancia, mientras la anciana mujer se despide de su marido.

En un posterior momento, Barkley está en la tienda de su amigo Max (Maurice Moscovitch), al que le pide gentilmente que le lea una carta que su esposa le ha enviado. Max, acepta de buen grado, y durante las primeras líneas de la misiva comparte con nosotros el contenido de la misma; hasta que de repente se queda callado. Las últimas palabras de la carta son demasiado íntimas, demasiado bellas, y Max no quiere seguir leyendo, ya que considera que es cosa de Barkley y su mujer, de nadie más. Cuando éste abandona su tienda, Max llama a su mujer sólo para verla, para recordar a quien tiene a su lado, queriéndole. Segunda vez que el espectador es privado de una información que en realidad no necesita.

En la larga y divertida secuencia del hotel en que la pareja pasó su luna de miel, y al que regresan en su última noche juntos, Lucy se inclinará para darle un beso a su esposo. McCarey toma la acertadísima decisión de colocar la cámara a la espalda de los personajes. Cuando Lucy está a punto de dar el beso, sucede algo increíble e inesperado: la actriz mira a la cámara —en realidad al espectador—, y se retira tímida de su acción, que no comete. Es éste un instante de completa complicidad con el espectador, que deja bien claras las intenciones del film a la hora de representar el amor. Un sentimiento profundo e inexplicable que pertenece por derecho propio única y exclusivamente a los amantes.
Tras todo eso, y mucho más —en menos de hora y media, la película narra muchísimas cosas—, 'Dejad paso al mañana' culmina con el ya mencionado final. McCarey, que había demostrado excelentes dotes para la comedia —entre otras ha dirigido 'Sopa de ganso' ('Duck Soup', 1933), se revela como un excelente director de melodramas, alcanzando posteriormente cotas muy altas, pero no tan sinceras y verdaderas. Esta película rezuma vida por los cuatro costados, atreviéndose a mostrar lo que nos espera a todos, a través de una historia dura y cruel como al fin y al cabo es nuestra existencia.
'Dejad paso al mañana' no está editada en DVD en nuestro país, sus pases televisivos han sido más bien escasos —la última vez en la década pasada—, y la única forma de poder verla es a través de cierto animal de carga que a muchos da quebraderos de cabeza, o pedirla a alguna tienda de Francia, el único país donde se encuentra editada. Recientemente, alguien la pidió por mí y me dio una inesperada sorpresa. Me temo que la veré muchas veces más, a pesar de que en cada visionado uno muere un poco más, pero qué coño, ya lo hacemos desde que nacemos.
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Alberto Abuin
Mr. Lombreeze, siempre es un placer leerle. Que sepa que esta entrada me la inspiró usted con cierto meme, que lo mismo cojo el testigo, si no le importa.
Precisamente, ayer me veía el prólogo de 'Up' y mi mente venía a esta película.
chuparrocas
Interesante crítica. Espero vérm,ela algún día, aunque al no estar editada en España creo que será difícil...
rafasempere
Alberto, creia que la única película que no soportabas era Luna Nueva.
mrlombreeze
Obra maestra creada gracias al empeño personal de Leo McCarey. La última media hora, en la que se demuestra que la unión de los protagonistas es inquebrantable, es demoledora. Creo recordar que la cita que has puesto al principio sigue más o menos así: "prefiero ser tu esposa a cualquier otra cosa en el mundo". También es tremendo el momento en el que el amigo Max le comenta a Barkley: "Mis hijos me han dejado solo. Ni los necesito, ni me necesitan. Tengo a mi Sarah". Creo que fue un fracaso comercial. Hace poco "Up" me hizo recordar (y añorar) esta película y esta clase de cine.
mrlombreeze
No sólo no me importa sino que espero su selección con gran interés.
Havezethario
Comentario editado.
SP1KE
Vaya, tiene buena pinta sí.
La pena es tener que encargarla a los tres reyes burros, pero supongo que en este caso es hasta legítimo,
rustyjames
Enhorabuena por comentar una película tan maravillosa como olvidada.
brit
¿Quien iba a suponer que alguien como McCarey, que empezó con Roach y que dirigió algunos de los mejores trabajos de Laurel y Hardy, sería capaz de hacer una película como ésta? Impresionante.
Moutache
Es increible como un problema tan vigente ya se hubiera retratado tan bien hace 80 años. Me encanta esta película pero he sido incapaz de verla por segunda vez y eso que la tengo en mi colección.
eu_son_ig
No voy a decir nada de esta obra maestra, es un poco absurdo, lo has dicho todo y lo has expresado de tal manera que cualquier comentario mio se me antoja fuera de lugar.
Pero si voy a aprovechar tu último párrafo para romper una lanza en favor de ese animal tan denostado por la industria, me gusta separar industria de autores, en situaciones como la que cuentas.
richardford
Extraordinaria película(recuerdo verla la década pasada en ese lejano pase en tv,a altas horas de la madrugada y en v.o.s.,qué tiempos aquellos...)
Suscribo totalmente lo dicho en el post(McCarey era un maestro expresando emociones) y espero con ansiedad ese post de "Tu y yo",versión 1957(no solo una obra maestra sino una de las mejores pelis de todos los tiempos para mí.
Saludos!!!
P.D.Acabo de ponerla a bajar en la mula para volver a revisarla,en casos como este yo creo que es más que justificable...
ricar2
Tuve la fortuna de ver esta película en ese mismo pase por televisión que comentas, y la tengo más fresca que otras películas que vi la semana que pasada y de las que apenas ya me acuerdo. Por cierto, entre las películas de Leo McCarey importantes, te olvidas de "Las campanas de Santa MAría", aunque esta que comentas es la mejor de todas. Por cierto, se le ha acusado una y otra vez a McCarey de ser ultraconservador o derechista. ¿Y a quién le importa?
franiky
Es buenísima esta película, aparte del final hay un momento hacia la mitad donde la abuela le dice a la nieta:
"Cuando se tienen 17 años uno piensa en divertirse. Cuando tienes 70, la máxima diversión consiste en fingir que no te importa enfrentarte a los hechos... ¿te importaría que siguiera fingiendo?" Ahi lo llevas jovencita.
Desde el principio nos ponen a la anciana como una abuela patosa que casi nos molesta a nosotros también, pero cuando nos vamos dando cuenta de lo que está pasando y de cómo él busca trabajo a su edad para no separarse y de cómo aprovechan su último día juntos... buff
A mí es uno de los finales que más hecho polvo me han dejado, junto con el de Chinatown.
misterlombreeze
Pfff. imprescindible. El final es cuasi insoportable. Eso sí, si lo ves con tu pareja te asegura una noche de abrazos sin fin. Hermosísima. La escena de la partida de bridge es maravillosa. Yo no exagero cuando digo que manifestaciones artísticas como ésta te convierten en mejor persona y, en este caso concreto, a mí me ha ayudado a querer más a mis padres y a soportar mejor sus "rarezas" de setentones. ¿Ha sonado muy moñas?. Pues me alegro.
scouser
Aunque supongo que ya nadie verá este post, si a alguien le interesa, está disponible en DVD en una edición exclusiva de El Corte Inglés. La compré hace tres meses, y ayer al fin pude verla. Realmente una obra maestra.