Una de las películas más ochenteras posibles, además de un western cargado de neones
En esta era cinematográfica no se puede infraestimar la capacidad del cine mainstream por explotar cualquier elemento del pasado que tuviera un mínimo de relevancia. Todo es susceptible de nueva adaptación, de remake, de reboot, porque resulta más sencillo que dar con algo nuevo y tratar de arriesgarse con ello.
Y ojo, tampoco es que antes hubiera que matarse con una idea rompedora para hacer una película. Los ochenta fueron una edad de oro para productores muy enajenados pero con una fórmula extremadamente básica que funcionase entre el público, con una estrella lo suficientemente carismática para vender desde el póster. Ahora esos ochenta regresan en forma de remake con ‘De profesión: duro’.
Tollinas que suenan fuerte
Una de las películas más ochenteras de la mencionada década, que ahora está presente de nuevo gracias a la nueva “interpretación” con Jake Gyllenhaal en el papel principal. Así, da relevo a un Patrick Swayze en su apogeo, dirigido por Rowdy Herrington (aunque casi parece más apropiado afirmar que la hace su productor Joel Silver) en un contundente vehículo de acción que se puede ver en streaming a través de Amazon Prime Video (también en Filmin).
En ella seguimos a James Dalton, un gorila profesional que custodia con gran eficiencia los garitos de Nueva York. Su carácter estoico va de la mano con una gran y discreta eficiencia para evitar alborotos, razón por la cuál un local de Missouri le ofrece un puesto bien remunerado como jefe de seguridad. En su afán por hacer eficazmente su trabajo terminará chocando con una nada clandestina mafia local.
La premisa es bien sencilla, y de verdad que hace muy poquito por intentar expandirla. Por cómo plantea su esquema de película de acción, se aprecia un carácter casi más propio de película de explotación de los setenta perfectamente protagonizable por Bruce Lee. O, sin ir más lejos, de algo como ‘Commando’, también producida por Silver.
‘De profesión: duro’: un justiciero estoico
Aunque pueda intentar dar la sensación de que hay algo más gracias a ese trabajo de Swayze por convertir la inmutabilidad de su personaje en intrigante misterio, aderezando un pasado como doctorado en filosofía para intentar vender una actitud vital, ‘De profesión: duro’ es todo lo evidente que puede ser. No hay mucho que elevar o desentrañar y, sin embargo, se consigue disfrutar notablemente.
Quizá sea esa manera de Herrington de enfocar la historia del forastero que viene a hacer justicia como una especie de western iluminado con neones, quizá sea la mera contundencia de las secuencias de pelea, con tollinas que suenan como disparos. O quizá sea el mismo Swayze liderando la película de manera que confirma que es una estrellaza de cine digna de ver hasta el final, confirmando la efectividad de la fórmula de Silver. Sea como sea, funciona lo suficiente para dar un buen rato.
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