Estamos en 1970 y Clint Eastwood continua con paso seguro su carrera ascendente como actor, y al frente de su productora Malpaso, controlando hasta el último detalle de las películas en las que interviene, aunque para ello tenga que pelearse insistentemente con los directivos de las majors con las que se asocia. Durante el rodaje de la floja ‘Dos mulas y una mujer’, llega a manos del actor un libro que le entusiasma, obra de Thomas Cullinan. Se lo enseña a su amigo Don Siegel, y ambos coinciden en que es un relato de terror atípico con muchísimas posibilidades.
La Universal enseguida se interesó por el proyecto, sobre todo porque se trataba de la nueva película de Clint Eastwood, y además un western que le reunía de nuevo con Siegel, con el que ya había tenido éxitos taquilleros. Jennigs Lang, el productor ejecutivo de la cinta se frotaba las manos ante la posibilidad de un nuevo éxito, y la intención de lanzarla como el nuevo western protagonizado por una de las estrellas del momento. Pero cuando vio el material, claramente atípico y anticomercial, enseguida temió por el futuro económico de la película, y se dispuso a sugerir cambios radicales en la historia.
No leer si no se ha visto la película.
‘El seductor’ es un relato ambientado en la guerra civil norteamericana. John McBurney es un soldado yanqui herido que es rescatado por una niña perteneciente a una escuela de señoritas del sur. Un pequeño grupo de mujeres, reprimidas por la falta de un hombre, lo aceptan mientras se recupera de sus heridas. Poco a poco empezarán a sentirse atraídas por el joven soldado, y éste lo usará para su provecho, enrareciendo el ambiente. Los celos, y lo que éstos pueden conllevar, harán acto de presencia.
Era un proyecto muy arriesgado, e incluso Eastwood no estaba del todo convencido de interpretarla, pues como estrella ascendente que era, podía verse perjudicado con un tipo de personaje que no sería bien recibido por el gran público (era un ser despreciable que podía caer muy antipático, y para colmo, moría al final de la película, víctima de una confabulación femenina, algo que Jennigs Lang quiso cambiar a toda costa, prediciendo el futuro fracaso económico de la cinta). Siegel convenció al actor de que debía interpretarla, de que le vendría muy bien a su carrera, artísticamente hablando, y no se equivocó. Estamos ante uno de los mejores trabajos interpretativos de Eastwood, y Siegel siempre consideró que fue su mejor película como director. Pero Lang no falló en sus predicciones, ‘El seductor’ fue un fracaso comercial, y éste echó la culpa a la imagen atípica del personaje de Eastwood.
Pero poco importa el éxito económico de una película cuando ésta permanece en la memoria de los que la visionan y aguanta el paso del tiempo sin perder ni un sólo ápice de su calidad. Para hacerla, Eastwood y Siegel tuvieron que luchar para lograr mantener los aspectos más interesantes, morbosos y atractivos del relato. Incluso, el actor tuvo que enfrentarse a Lang pues éste quería a Jeanne Moreau para el papel femenino central, que terminó interpretando una impresionante Geraldine Page. Además de eso, el actor rebajó su salario, y junto con Siegel acordó dar un tono adecuado a una película que parecía un western, pero no lo era en realidad. Casi toda rodada en interiores, ‘El seductor’ se erige como un cuento terrorífico en el que Clint Eastwood da vida a un lobo con piel de cordero en un ambiente femenino que se revela aún más terrorífico y despreciable de lo que él puede llegar a ser.
El actor sorprende con una interpretación totalmente alejada de todo a lo que nos tenía acostumbrados hasta ese momento. Esta vez, la amoralidad del personaje no es bien vista por el espectador, y el actor aprovecha al máximo este elemento pues logra desprender una rara ambigüedad, salpicada de matices que le confieren verdadera maldad, y al mismo tiempo resultar adorable y encantador, todo bajo un falsa máscara de amabilidad. Atención a los instantes en los que le preguntan por sus logros en la guerra, y él narra cosas que hace que sientan simpatía por él, mientras Siegel introduce pequeños flashbacks que desmienten sus palabras. Todo esto choca de frente con el pequeño grupo de mujeres que, en un principio se sienten totalmente atraídas por él, pero cuando comprenden que están siendo engañadas, cada una por separado, se desvela el verdadero carácter de las mismas, llegando a ser si cabe aún más crueles que su inesperado invitado. La venganza en manos de una mujer defraudada es lo más temible en este cuento de horror. Y éste es uno de los aspectos más interesantes de ‘El seductor’: cada una de las mujeres está enamorada de él, y todas quieren matarle. Aún cuando les ha engañado con sus propias compañeras, todas se unen para castigar al soldado embaucador. Sirva como ejemplo, el final, o la angustiosa escena en la que le amputan la pierna a McBurney, y que simboliza una castración.
‘El seductor’ posee una excelente puesta en escena por parte de Siegel, ayudado por la inestimable ayuda de Bruce Surtees (hijo del gran Robert Surtees), director de fotografía que debutaba en el cine con esta película. La historia da comienzo con los colores totalmente apagados, casi en blanco y negro, dando al film un abierto carácter onírico, a lo que también contribuye una canción cantada por el actor a modo de lamento. La película empieza y termina de la misma forma, dando a entender que lo narrado es una pesadilla, un cuento irreal, fantasmagórico e inquietante. Eastwood encontró en Surtees el operador ideal para dibujar su estilo estético. Colaboró con él en multitud de ocasiones, hasta que dio paso a otros operadores que siguieron el camino que Surtees empezó. Conocido por muchos colegas de profesión como “el señor de las tinieblas”, su trabajo en ‘El seductor’ es impresionante. Las escenas en interiores tienen unos juegos de contrastes con la luz, que dan el tono perfecto a la historia. Al respecto cabe citar una conversación entre Eastwood y Page a la luz de un fuego en la chimenea. Eastwood retratado en la oscuridad, una imagen que se convertiría en uno de los sellos de su manera de hacer cine.
‘El seductor’ tuvo muy mala suerte en su carrera comercial. La Universal trató de venderla como un western de acción, operación que les salió mal, aún estrenándola masivamente. Ni siquiera fue exhibida en Cannes, opción rechazada por los directivos de la major. Afortunadamente, la crítica la elogió, destacando sobre todo la interpretación de Eastwood, quien empezó a hacer sus primeros trabajos como director durante el rodaje (en Louisiana) filmado un pequeño documental sobre la figura de Don Siegel.
Al año siguiente, Siegel le ayudaría en la que sería la ópera prima de Eastwood: ‘Escalofrío en la noche’ (curiosamente, con más de un punto en común con ‘El seductor’), y un autor nacería, pero de eso hablaremos en el siguiente episodio.