Un maestro del cine independiente como Roger Corman hizo una de las adaptaciones más potentes de Poe con un Vincent Price memorable
Es posible que no haya muchas figuras más capitales para el cine americano que Roger Corman. No está vanagloriado como uno de los directores esenciales del Hollywood de antaño, a pesar de que dirigió unas cuantas películas cuya influencia ha sido esencial en el cine de género. No está del todo apreciado su papel como descubridor de talentos, pero dio sus primeras oportunidades a gente como Francis Ford Coppola, Martin Scorsese, Jonathan Demme o Peter Bogdanovich, grandes renovadores del cine estadounidense.
Y era, ante todo, un hombre muy sagaz a la hora de realizar películas, especialmente produciéndolas y distribuyéndolas. Hablamos de un hombre que tiene un libro titulado "Cómo hice cien películas en Hollywood y nunca perdí un céntimo" (muy recomendado, por supuesto), que evidencia su sagacidad para realizar obras cinematográficas y saber leer lo el público puede demandar. Y era, también, un apasionado de Edgard Allan Poe, lo que dejó palpable en una serie de adaptaciones donde destaca 'La caída de la casa Usher'.
La casa se me viene encima
Su primera aproximación al terror gótico de Poe precede más de medio siglo a la nueva adaptación que Mike Flanagan ha realizado para Netflix, y resulta fundamental por varios motivos. Primero por ser la primera de las adaptaciones que Corman realizó del autor, y segundo por ser el proyecto más ambicioso de su American International Pictures en aquel momento. Una formidable película que se puede ver a través de Filmin.
La adaptación de la novela corta tiene lugar principalmente en la mansión Usher, donde un joven muy apuesto interpretado por Mark Damon va a pedir la mano de la hermosa Madeline. Pero allí se topará con fenómenos inquietantes y una advertencia de su hermano Roderick, que afirma que están atormentados por una serie de debilidades y enfermedades, así como una maldición que los aboca a morir prematuramente.
Este aire afectadísimo con el que desarrolla la historia corta consigue funcionar por varias vías. Uno es el guion de Richard Matheson, que logra elaborar los personajes de una manera intrigante para compensar la falta de mística que tiene lugar cuando los enigmas de Poe tienen que ser plasmados visualmente. El otro es Vincent Price, que muestra su talento para este horror de tintes góticos y realizar dramatismo muy acentuado sin que se sienta hortera de más (que no evitar que sea hortera).
'La caída de la casa Usher': afectado horror gótico
Así la eficiencia suprema de Corman logra que este relato de menos de 80 minutos funcione estupendamente en su atmósfera inquietante, que insinúa lo sobrenatural a través de un cuidado del trabajo de producción. A pesar de la exigencia del proyecto, ya que era el primer en color de American International Pictures y el presupuesto era necesariamente mayor que otras de sus producciones.
Corman tenía el talento de hacer tres películas por lo que costaba una, y solía rechazar presupuestos excesivamente abultados e ineficientes. Aunque necesitase gastar más por los diseños de la mansión, pensaba en cómo aprovechar ese escenario todo lo posible, y eso engalana una película que, por otro lado, seguía teniendo un presupuesto ínfimo (300.000 dólares). No sólo logra que funcione, sino que saca un formidable relato de todo esto.
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