'Nacida para el mal' ('Born to be Bad'', Nicholas Ray, 1950) se enmarca dentro del melodrama criminal, género en el que el cine estadounidense ya había brindado alguna que otra joya cuando Ray filmó esta su sexta película como director. Pertenece a la etapa que el firmante prefiere de la obra de Ray, la primera, aquella en la que realizó film tan inolvidables como 'Llamad a cualquier puerta' ('Knock on Any Door', 1949) o 'En un lugar solitario' ('In a Lonely Place', 1950). El director que luego se hizo famoso por grandes superproducciones como 'Rey de reyes' ('King of Kings, 1961) o '55 días en Pekín' ('55 Days at Pekin', 1963) se caracterizó en ese tramo de su filmografía por un estilo seco y directo, lejos de la grandilocuencia que le caracterizaría en el final de su obra. Existe una gran diferencia entre sus films en blanco y negro y sus películas en color, revelándose Ray como un director que cuidaba al máximo la fotografía de sus películas, una de sus principales armas de narración.
Algunos señalan 'Nacida para el mal' como una de las películas prescindibles de su autor, y vuelvo a lo expresado en mi texto sobre 'Cars 2'. Es tal la calidad en la filmografía de Ray que fijarse en una película suya que no sea una obra maestra da la sensación de hallarnos ante un film inmerecido en su director. Lo cierto es que Ray tiene films peores que el que nos ocupa, y a 'Nacida para el mal' lo que le ocurre es que su trama es de los más inofensiva. Sin embargo Ray se las ingenió para sacar el máximo partido a un argumento que parece ridículo. Lo consiguió con una puesta en escena y una iluminación que en todo momento marcan la psique de los personajes, todos ellos arrastrados por la influencia de la ambición del rol de una desconcertante Joan Fontaine.
La historia de 'Nacida para el mal' proviene de la novela 'All Kneeling' de Anne Parrish, adaptada por Charles Schnee, y escrita por Edith R. Sommer. Si echamos un vistazo a los currículums de ambos escritores veremos que hay considerables diferencias de estilo. Mientras el primero se caracterizó por historias de considerable dureza, la segunda lo hizo por utilizar su pluma en tramas más sencillas o ligeras. Y así es un poco el presente film, por momentos posee una dureza casi espeluznante, en la que los sentimientos están a flor de piel, y en otros Ray se muestra con un liviano sentido del humor, en los que el film se vuelve un poco más blando. La historia versa sobre una mujer, Christabel (Joan Fontaine) cuya ambición le llevará a hacer cualquier cosa con tal de conseguir un marido rico. Una historia tan vieja como el propio cine y que nos descubre por otro lado la riqueza en los personajes femeninos que había en el Hollywood de aquellos años.
'Nacida para el mal' puede verse como un pequeño precedente, salvando las distancias, ojo, de la grandiosa 'Eva al desnudo' ('All About Eve', Joseph L. Mankiewicz, 1950), estrenada unos meses después. Al menos las semejanzas son bien visibles entre los dos personajes centrales, aunque la interpretación de Anne Baxter como trepa esté a años luz de la de Joan Fontaine en el film de Ray. También encontramos ecos de dos films protagonizados por la inolvidable Gene Tierney —la mujer más guapa del celuloide—, 'Laura' (id, Otto Preminger, 1944) —aquí también hay un cuadro que ejerce cierta fascinación, sobre todo en el autor del mismo—, y 'Que el cielo la juzgue' ('Leave Her to Heaven', John M. Stahl, 1945), a la que se parece bastante más, aunque no llega a ser tan dura. De hecho, ambas influencias son filtradas aquí a modo de comedia. Sirva como ejemplo el divertido personaje interpretado por Mel Ferrer, que pareciendo que está al margen de todo, aprovecha los éxitos amorosos de su modelo para aumentar el precio de su obra.
Dicho detalle con el que culmina la película resulta un poco ligero de más en una historia que hasta ese instante se muestra dura y sin compasión por sus personajes. Las artimañas de Christabel para conseguir primero a su marido —las tretas utilizadas para que su objetivo rompa con su prometida son de lo más instructivas— y para mantener una distancia sexual de él después, muestran un personaje sin remordimientos de ningún tipo y capaz de sobreponerse a sus propios deseos carnales, personificados en el personaje de Robert Ryan —en la primera de sus colaboraciones con Nicholas Ray—. El rol encuentra su actriz idónea en una Joan Fontaine, que habiendo demostrado con anterioridad su valía, se mueve entre unos primeros planos llenos de miradas huidizas y conspiratorias, y otros más alejados donde la pasión desaforada, siempre con un punto de contención, hace acto de presencia.
Cuentas las crónicas que Ray declaró no sentirse demasiado satisfecho del film, que no pudo controlarlo como hubiese deseado. Creo que se criticó demasiado a sí mismo. 'Nacida para el mal' demuestra lo bien que Ray utilizaba el entorno, y cómo hacía formar parte de la historia a los escenarios. Podríamos decir que se trata de una película claustrofóbica, pues vemos pocos exteriores. Ray encierra a sus personajes con decorados de gran elegancia fusionando a ambos en uno, encerrando a la par sus sentimientos, tan presos como ellos se sienten. También hay que señalar en el trabajo actoral la belleza de una Joan Leslie maravillosa que no pocas veces le roba planos a Fontaine. Personalmente sólo le reprocho ese cambio de tono final que suaviza una historia en algunos instantes muy dura, como el fallecimiento fuera de campo de cierto personaje que muestra la auténtica naturaleza de Christabel, aquella de la que ya no puede esconderse ante los demás.
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