26 años ya. 26 años de John Malkovich desplegando sus mejores tics de psicópata y de Steve Buscemi en el papel más inquietante de su vida. 26 de Cameron Poe diciendo "Solo hay dos personas en las que confío. Una de ellas soy yo. La otra no eres tú". Veintiséis años que para otras películas son toda una vida.
Y sin embargo, y a diferencia de otras producciones de la época (sí, 'Air Force One', te miro a ti), 'Con Air' sigue siendo el mismo delirio descerebrado y apabullante. Aprovechamos este aniversario para celebrar un tiempo en el que las películas de acción eran bombásticas y demoledoras, y no catálogos de llamaradas CGI. Estas son las razones de 'Con Air'.
El productor sonado
Por encima de cualquier otro responsable, 'Con Air' es una película de Jerry Bruckheimer, en su primera producción en solitario tras la muerte de Don Simpson a causa de problemas con las drogas, y con quien había concebido bombazos como 'Flashdance', 'Superdetective en Hollywood', 'Top Gun' o 'Días de Trueno'. 'La roca' había sido su última colaboración, tras la que habían anunciado que interrumpirían su sociedad.
Bruckheimer seguiría adelante, pero con los cambios de vientos del blockbuster de Hollywood le ha costado encontrar un sitio, y aunque sus producciones siguen celebrándose con algo de la excitación de antaño, en su carrera se han ido dando la mano los éxitos de taquilla ('Armaggeddon', 'Piratas del Caribe', 'La búsqueda') con las decepciones ('El llanero solitario', 'Pearl Harbour', 'Prince of Persia').
The Cage
Nicolas Cage se había convertido, para sorpresa de cualquiera que hubiera seguido su carrera anterior (era el tío de 'Corazón salvaje', 'Besos de vampiro' y 'Leaving Las Vegas': ni físicamente ni teniendo en cuenta su carrera anterior daba aparentemente el tipo) en una estrella del cine de acción. Y todo gracias a dos recientes bombazos: 'La roca' y una de las mejores películas de acción de los noventa, 'Face/Off'.
Pero sin haber desarrollado aún los chiflados preceptos del mega-acting que nos harían gozar en 'Wicker Man', 'Teniente corrupto' o 'Al límite', Cage ya empezaba a refinar a su personaje-tipo. Esto es, el tío medio zumbado (porque ha sufrido) de comportamiento inestable, y que lo mismo te da un abrazo fraternal que te estrangula a sangre fría, lo mismo te cuenta lo de su hija que te da un trompazo que te viste de torero.
Es decir: perfecto para dar vida a Cameron Poe, ex-ranger que mata a un borracho por error porque sus puños son armas letales y que ahora se ve envuelto sin quererlo en una fuga masiva de prisioneros en un transporte aéreo de convictos. Los convictos más peligrosos de la historia carcelaria de Estados Unidos: sociópatas sin alma, pervertidos, nazis y chiflados condenados a cadena perpetua o peor.
Nicolas Cage, el héroe de acción más improbable de todos los tiempos, le otorga a Cameron Poe una humanidad poco habitual en los protagonistas de la época. Una especie de John McClane que para afrontar el peligro, en vez de soltarte un chiste que es que te tienes que reir con el tío, te pasa por los morros la foto de la hija a la que todavía no conoce.
Es decir: perfecto para dar vida a Cameron Poe, ex-ranger que mata a un borracho por error porque sus puños son armas letales y que ahora se ve envuelto sin quererlo en una fuga masiva de prisioneros en un transporte aéreo de convictos. Los convictos más peligrosos de la historia carcelaria de Estados Unidos: sociópatas sin alma, pervertidos, nazis y chiflados condenados a cadena perpetua o peor.
Nicolas Cage, el héroe de acción más improbable de todos los tiempos, le otorga a Cameron Poe una humanidad poco habitual en los protagonistas de la época. Una especie de John McClane que para afrontar el peligro, en vez de soltarte un chiste que es que te tienes que reir con el tío, te pasa por los morros la foto de la hija a la que todavía no conoce.
'Con Air' pertenece a esa era del cine de acción en el que el villano tenía que ser bigger than life, alguien digno de plantar cara a un héroe que solo con vestir una camiseta estilo imperio ya hacía que la platea se estremeciera. Y si el malo procedía del cine serio, mejor, para reforzar la idea del blockbuster como bola de demolición conceptual. Quizás uno de los primeros en aplicar esta tesis fuera Tommy Lee Jones en 'Alerta máxima'.
En esa misma liga juega el Cyrus the Virus interpretado por un John Malkovich que interpretó su papel a disgusto, ya que prácticamente cada día había cambios en los diálogos y no terminaba de entender a su personaje. No fue el único actor enfarrucado: John Cusack odia 'Con Air' hasta el punto que tiene prohibido en las entrevistas que se le pregunte por su personaje de agente que ayuda a Cameron Poe desde tierra.
En cualquier caso, el Cyrus de Malkovich es estupendo, un sádico extremadamente inteligente con un plan alambicado y delirante para huir de prisión y que está acompañado de gentuza como Danny Trejo o Ving Rhames. A su papel aspiró gente tan dispar como Tim Robbins, William Hurt, John Travolta, Michael Keaton, George Clooney, Rutger Hauer, Ron Perlman, Sean Penn o Mickey Rourke, pero Malkovich es perfecto.
Uno de sus secuaces más celebrados es Garland Greene, interpretado por un Steve Buscemi inquietante y en su salsa. Protagoniza una de las secuencias más perturbadoras de la película (porque el espectador sabe, en su cabeza, como acaba esa escena en la vida real) y, teniendo en cuenta que es el psicópata más desalmado y peligroso del avión, no deja de ser extraño que el guion demuestre no poca empatía con él.
Un debutante con gancho
Simon West, director de la película, debutó con 'Con Air' y no creemos andar muy desencaminados si decimos que nunca ha rozado el cielo con la punta de los dedos tanto como en esta ocasión. West todavía se encargaría de alguna superproducción como 'Lara Croft: Tomb Rider', pero de un tiempo parece encontrarse más cómodo en la serie B moderada. Suyas son la estupenda 'The mechanic' o la demoledora 'Los mercenarios 2'.
'Con Air', como hemos mencionado, es casi más una película de Bruckheimer que de West, pero al césar lo que es del césar: las secuencias de acción de 'Con Air' están rodadas con un brío y una claridad compositiva que debería poner verde de envidia a los directores de persecuciones automovilísticas post-Nolan, que confunden ritmo con caos. West está lejos de ser un esteta del desguace como Michael Bay, pero tiene estilo y pulso.
El tono perfecto
El gran logro de 'Con Air' está en su delirante tono de montaña rusa con los potenciómetros en la estratosfera. El guion de Scott Rosenberg (responsable del futuro reboot de 'Jumanji' y el spin-off de 'Venom') fue reescrito por un Jonathan Hensleigh no acreditado (un tío interesante: 'Jungla de cristal: La venganza' es quizás su mejor guion) y en algún momento los dos dieron con el punto intermedio perfecto entre el exceso y la caricatura.
'Con Air' no es una comedia, pero está planteada como un clásico del humor: todo el mundo interpreta diálogos y situaciones absolutamente ridículas con el mayor de los aplomos. El drama personal de Cameron Poe se nos cuenta mientras este hace disparatadas abdominales. Cyrus amenaza con disparar a un conejo de peluche. Los personajes se envían notas metiéndolas en cadáveres y lanzándolos desde un avión.
Las situaciones están tan salidas de madre que cuando un avión despega con un coche literalmente volando por detrás, Poe lo contempla y suelta que "cualquier otro día esto habría sido muy raro". Efectivamente, otro día, porque hoy esto es lo normal. En 'Con Air', esto es un martes.
Ese celebrado tono de autoparodia y, a la vez, intachable puesta en escena (la citada escena del coche volador, o el clímax final en Las Vegas, o el interludio con un montón de presos moviendo un avión a tirones mientras Ving Rhames les azuza con un látigo son genuinamente emocionantes) es lo que ha convertido a 'Con Air' en una película de culto. Veinte años después, es un logro que mantenga el trono.
Y ahora, volved a poner el conejo en la caja.
Un texto de John Tones
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