Cuando alguien forma una parte tan importante en la historia del cine por su iconografía, por las instantáneas tan formidables que se vuelven perfecto objeto de decoración, es fácil olvidar cómo de importante es también su talento cuando se pone en movimiento. No hace falta haber visto una película de Audrey Hepburn para reconocerla, porque su figura decora algunos de los posters o imágenes más replicados del séptimo arte.
Esto puede distraer de la otra realidad que menciono: que el talento de Hepburn es tanto o más impresionante cuando es visto en movimiento. Una de las grandes del cine clásico, capaz de habitar diferentes espacios con absoluta naturalidad y de colaborar con algunos cineastas imprescindibles, como sucedió en el caso de la extraordinaria ‘Sabrina’.
Una mujer hechizante
Una de las mejores película de la filmografía de Hepburn, así como del director y guonista Billy Wilder, o de sus compañeros de reparto Humphrey Bogart y William Holden. Un dream team cinematográfico que da una comedia romántica magnífica que ahora cumple 70 años de su estreno en cines, pudiéndose recuperar en plataformas de alquiler.
La actriz protagonista da vida a la Sabrina que da título a la obra, siendo la atractiva hija de un chófer que trabaja para una poderosa familia empresarial. Sabrina es tomada en poca consideración por David, el galán de la familia, pero todo cambia cuando es enviada a París para profundizar en su educación y estilo, volviéndose tanto la obsesión del mujeriego vividor como de su más responsable hermano, Linus.
‘Sabrina’ juega una carta mucho más sofisticada en su comedia y en su forma de abordar los triángulos amorosos, contrastando ligeramente con otras obras de Wilder. No cambia, eso sí, la mordaz mirada del director a la hora de fijarse en los contrastes entre clases socioeconómicas, en la mezquindad de los más acomodados con respecto a los que están por debajo hasta que pueden encontrar a alguien que extraer a su nivel.
‘Sabrina’: la magia de Audrey Hepburn
No es la primera película donde Hepburn pasa de sus orígenes humildes a figurar con absoluto glamour entre la alta sociedad, con la icónica ‘My Fair Lady’ como ejemplo claro. Aunque ‘Sabrina’ destaca precisamente por lo poco condescendiente que resulta en cómo aborda el viaje y aquellos que permanecen en la clase trabajadora, ofreciendo detalles de madurez y complejidad en medio de un elegante entretenimiento.
La actriz está completamente natural a la hora de aterrizar las ambiciones de la obra, siendo la mejor asociada de Wilder a la hora de buscar que el relato trascienda. El director era siempre considerado con el espectador y con su inteligencia, nunca cuestionando que debía entretenerlo, pero aquí firma una obra que va más allá a pesar de que ofrece cosas esperadas, como un final precioso y bonito que sin duda sabe ganarse.
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