Uno de los aspectos mágicos de una franquicia como James Bond es que tiene un esquema más o menos fijo al que espolvorea ingredientes en diferentes grados, así que cada uno termina prefiriendo cintas distintas. Ya sea porque sale un actor concreto como protagonista o por donde decide llevar el tono. Para mí, no hay duda, la que mejor consigue sus objetivos es ‘James Bond contra Goldfinger’.
Un agente de oro
60 años se cumplen del estreno de una de las Bond más icónicas, con Sean Connery dejando más clase y carácter que nunca de la mano del director Guy Hamilton. Una película que consigue las mayores cotas de entretenimiento en torno al lore y al disparate de las novelas de Ian Fleming, y que puedes ver a través de plataformas de alquiler como la de Amazon o la de Apple TV.
El agente 007 vuelve a las andadas por orden de la inteligencia británica, ya que tiene que enfrentarse a un enemigo inusual. Auric Goldfinger, un peligroso megalómano que ha amasado una enorme fortuna y está obsesionado con el oro, quiere desestabilizar el orden mundial desde la economía, y sólo Bond va a poder detenerlo.
La presencia de un villano tan imponente y también disparatado sobre el papel como es Goldfinger podría casi haber encajado más en la etapa Moore. Pero aquí es llevado con un equilibrio bastante fino, no tomándoselo demasiado en serio pero también realizando grandes cosas con él además de con el protagonista.
Es así como tenemos una de las secuencias más características de la franquicia, la de Bond encadenado a una mesa mientras se le acerca un peligroso laser. Una escena que podría considerarse risible, tal y como han mostrado numerosas parodias, pero que vista en contexto es otra muestra del espectacular suspense que realiza esta fenomenal película.
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