Nada va a contribuir más a genera una reputación de “película sobrevalorada” que ganar un Oscar a mejor película, y en los últimos años se contribuye esa necesidad de “corrección” a una decisión que al final tiene más impacto industrial que artístico. Desprovistas de contexto, se azotan determinadas limitaciones o incluso lo que se consideran extravagancias, en lugar de considerar qué ha logrando para cosechar el triunfo.
El paso del tiempo hace que se relativicen o incluso se olviden lo que fueron fenómenos importantes, donde se consigue tener a la crítica a favor, al público en las salas y a la gente de la industria fascinada. Se intenta alimentar la ilusión de que hubo una especie de lapsus momentáneo para llegar a premiar determinada película, pero lo cierto es que ‘American Beauty’ fue algo muy gordo en su momento.
Como una bolsa en el viento
25 años se cumplen del estreno de esta sátira suburbial que ganó meses después el Oscar a mejor película, además de otros cuatro premios, imponiéndose en un año que es recordado como uno de los mejores del cine, al menos para Estados Unidos. Sam Mendes dirige a lo grande su primer largometraje, protagonizado por un galardonado Kevin Spacey, Annette Bening y Thora Birch, y que puedes ver a través de plataformas de alquiler como Amazon, Apple TV o RakutenTV.
Asolado por la crisis de los cuarenta, Lester Burham decide romper con todos los condicionantes sociales que provocan su letargo cuando conoce a la atractiva amiga de su hija. Se despide de su trabajo aburrido, pasa de ser cortés con su esposa y se dedica a vivir sin inhibiciones, para desgracia de su hija que empieza a desarrollar una relación con su inquietante vecino con aspiraciones fílmicas.
Acentuando debidamente la sátira venenosa de Alan Ball sobre las clases acomodadas de Estados Unidos, un aspecto que también ha explorado en el terreno de las series, ‘American Beauty’ ofrecía un necesario toque de cinismo en 1999… Qué rápidamente quedo olvidado y hasta considerado falto de verdadero colmillo, explorando cosas que el revisionismo actual ya considera triviales.
‘American Beauty’: dramas intrascendentes
Su reputación no mejoró con las acusaciones a Kevin Spacey (interpretando, además, a un hombre obsesionado con una menor de edad), y hoy mucha crítica contemporánea considera el entusiasmo por la película un delirio colectivo inexplicable. Incluso considera que Mendes aborda el material con demasiada sinceridad para lo ácida que debería ser la sátira.
Pero es cierto que el director comprende el material y nos ofrece una colección de personajes bastante patéticos y poco redimibles. Siempre juega con una fina línea entre el absurdo y la sofisticación, acentuada por un gran trabajo visual, pero sabe aterrizar la crítica a esas inseguridades, a esas inquietudes de gente apoltronada, de las distintas represiones diarias que se someten voluntariamente, inconscientes de su propia intrascendencia. Probablemente sí sea una de las grandes películas de 1999, aunque ya no sea prestigioso decirlo.
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