La década de los 80 fue el momento de gloria de las soap opera de primetime estdaounidenses. Aquellos culebrones protagonizados por familias ricas y poderosas, cuyos miembros se llevaban a morir por un quítame allá esas vides (o esos pozos de petróleo), dominaron en cuanto a audiencias la televisión durante aquellos años. Los Channing, los Ewing y los Carrington conquistaron a los espectadores con aquellos malos malísimos, aquellos triángulos y hasta cuadriláteros amorosos, aquellas casonas y aquellas tramas llenas de secretos y giros inesperados. Y todo eso es lo que va a regresar el domingo cuando llegue a TNT España el revival de 'Dallas', que su homóloga estadounidense estrenó anoche.
Con diez nuevos episodios, esta 'Dallas' no es exactamente un remake si no una continuación de la original, que se emitió en CBS entre 1978 y 1991. Cuenta con tres de los protagonistas de la serie original, JR (Larry Hagman), Bobby (Patrick Duffy) y Sue Ellen (Linda Gray), con JR internado en una residencia y Bobby como dueño del rancho Southfork. Los Ewing han perdido el control de Ewing Oil y Bobby se dedica a la cría de ganado en el rancho, sin querer saber nada del negocio del petróleo. Pero, por supuesto, las cosas no se quedarán tranquilas porque John Ross, el hijo de JR, y Christopher, el hijo adoptado de Bobby, continúan con las rencillas y las peleas por la herencia familiar, con uno centrado en volver a usar el petróleo para recuperar la gloria perdida, y el otro buscando fuentes alternativas de energía (una de las tramas, por cierto, más extrañas del primer capítulo).
Un culebrón ochentero
Una cosa hay que dejar muy clara desde el principio; 'Dallas' es una soap opera desatada y sabe perfectamente que lo es, operando acorde a esa asunción. Y no sólo eso, sino que sabe que es una telenovela de los 80, y construye su primer episodio como si hubiéramos vuelto casi 30 años atrás en el tiempo. Las escenas cortas, los planos y contraplanos incesantes (y, a veces, hasta confusos), las miradas intensas, los primeros planos de reacciones a cosas inesperadas, las incesantes puñaladas por la espalda... La nueva 'Dallas' es efectivamente una continuación con todas las de la ley de la serie de los 80, y se nota hasta en sus títulos de crédito, prácticamente iguales a los de la original. Están tirando mucho del factor nostalgia, aunque, en teoría, los protagonistas sean los hijos.
Sin embargo, aunque sean Josh Henderson, Jesse Metcalfe, Jordana Brewster y Julie Gonzalo los que recogen el testigo, el episodio sólo adquiere cierta chispa cuando JR empieza a hacer de las suyas, otra vez. En apenas cinco minutos eclipsa a casi todos los actores más jóvenes y a sus personajes, y veremos si no termina adueñándose de nuevo de toda la serie. Da la sensación de que esto no va a ser sólo JR contra Bobby, sino que JR va a tener que pelear también contra su propio hijo, un quiero y no puedo que todavía tiene mucho que aprender. Desde luego, en esta 'Dallas' todo se va a hacer a lo grande (hasta han rodado dentro del estadio de los Dallas Cowboys), y es ideal para un visionado en compañía de más gente, que puede ayudar a superar que, por ejemplo, algunos actores están bastante perdidos. Si sabemos que lo que estamos viendo es un culebrón, podemos pasar unos buenos ratos con las ambiciones y la traiciones pasadas de rosca de los Ewing.
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