La jornada de hoy de la Berlinale o Festival de cine de Berlín, del que os venimos hablando a diario desde la inauguración de su 62ª edición, no destacará por la repercusión mediática de las películas proyectadas. De momento, quienes figuran en sus créditos no responden al star system de Hollywood ni tampoco a la lista de nombres de prestigio habituales en los festivales, sino más bien a la clásica tradición de ir descubriéndonos nuevos talentos que, tal vez, puedan sumarse a ese firmamento de estrellas. No parece ser el caso en el día de hoy. Un denominador común de la jornada ha sido la subida de intensidad emocional en las cintas presentadas, y eso que muchos estaban quejándose de una Berlinale excesivamente dramática.
La película más notoria puede haber sido la coproducción húngaro-francesa ‘Csak a szél’ (‘Solo el viento’), dirigida por Bence Fliegauf. El film habla de la discriminación y el miedo con los que tienen que convivir, diariamente, muchas personas de raza gitana. Nos trae la protesta a través de la historia particular de una asistente del hogar, que a duras penas logra mantener a su familia con su sueldo, y del terror en el que vive, después de que haya sido asesinada una familia gitana en el pueblo en el que habitan. Indiewire ha aplaudido esta recreación de hechos reales, recalcando la labor del director a la hora de crear una tensión físicamente palpable. En Screendaily destacan una valiente apuesta que, por momentos, bordea el documental, aunque advierten de que no es una película para todos los públicos, no tanto por su violencia, como porque la opción de mantener la tensión contenida puede dar la impresión de que “no pasa nada”. Sin embargo, incidien en que ese riesgo se ve recompensado por el climático final. Avisados quedamos.
De momento, hay menos críticas que repercusiones extracinematográficas, ya que es notoria la polémica que ‘Csak a szél‘ ha generado en Hungría al recibir subvenciones del ministerio de justicia, en vez del de cultura. Para algunos, la cinta podría ser un intento del gobierno húngaro por lavarse la cara ante acusaciones de xenofobia. En cualquier caso, esta propuesta, encuadrada dentro de un tipo de cine social que utiliza actores no profesionales, puede tener interés tanto fílmico como de denuncia.
Una recepción más cálida por parte del público ha tenido el drama germano-noruego de Matthias Glasner ‘Gnade‘ (‘Clemencia’), una historia sobre una mujer que, mientras se intenta aclimatar al nuevo sitio en el que vive – una gélida zona de Noruega, en la estación en la que apenas hay sol –, atropella a una persona y, acto seguido, decide darse a la fuga. Las repercusiones morales que, en los días siguientes, ese acto va a tener para la protagonista y su marido son la base de un drama contenido y reflexivo. Indiewire saca a colación la belleza cinematográfica de este melodrama intimista que reflexiona sobre la posibilidad de vivir sin la compasión o sin la capacidad de perdonar.
En un tono igualmente dramático e introspectivo, la película alemana ‘Was bleibt’ (‘A casa el fin de semana’), de Hans-Christian Schmid, nos narra la decisión de una madre de dejar de tomar la medicación para su enfermedad mental y el efecto que dicha determinación provoca en su familia. En Variety han distinguido la ejecución profesional de esta pieza de cámara, que no reescribirá ninguna regla del género, pero que logra absorber al espectador. En el Hollywood Reporter dan prioridad a lo “refrescante” que resulta ver ese drama abordado con cierto distanciamiento, pero con una importante dosis de sensibilidad. En El Séptimo Arte elogian la opción “fría” de la película, pero advierten de que sus autores no la saben cerrar adecuadamente y, por tanto, termina haciéndose tediosa. En una onda idéntica, se pronuncia Cine-Vue: aunque la película posee sus aciertos dramáticos, no hay suficiente fuste como para que el final resulte enteramente satisfactorio. Parece que, aunque juegue en casa, ‘Was bleibt’ no suena para el palmarés.
La película danesa ‘En Kongelig Affære’ (‘A Royal Affair’) se sitúa, por su parte, en el género del drama histórico y nos cuenta cómo una joven reina, que está casada con un rey loco, se enamora en secreto de otra persona. Juntos, iniciarán una revolución que cambiará la nación para siempre. No es la primera vez que el realizador danés Nikolaj Arcel retrata a la clase política de su país: lo hizo en el 2004 con ‘Kings Game’ y, ahora, retrocede dos siglos para retratar a la familia real danesa. Para La Vanguardia supuso un respiro en una Berlinale sobredimensionada de dramas y logró vencer los recelos de muchos reticentes al cine histórico. Posiblemente, fuera del marco del Festival no sea una película que destaque especialmente, pero los tráilers dan fe de un producto muy competente y de una historia ciertamente interesante. El film está protagonizado por el célebre intérprete danés Mads Mikkelsen, a quien podemos ver, junto a la actriz Alicia Vikander, en el fotograma que abre el artículo.