Nick es el típico “pagafantas“: un chico pringado del que se aprovecha una tía buena que en un momento salió con él y a la que el joven no consigue olvidar. Norah es una freak a la que todo el éxito le llega por ser la hija de un productor musical muy importante. Se supone que son almas gemelas porque les une una infinita lista de reproducción del iPod común y que, juntos, se liberarán de sus respectivos traumas y ataduras. Buscando el lugar en el que actúa un grupo, Nick, Norah y sus amigos, pasarán toda una noche juntos, deambulando de un lado a otro de Nueva York.
Éste es el punto de partida de ‘Nick & Norah: Una noche de música y amor’ (‘Nick & Norah´s infinite playlist’), el film que ha dirigido Peter Sollett sobre el guión de Lorene Scafaria, que a su vez se basa en la novela de Rachel Cohn y David Levithan. La película está protagonizada por Michael Cera y Kat Dennings y cuenta con las apariciones estelares de Jay Baruchel o John Cho, entre otros. Se estrena el viernes, 13 de febrero.
Nos encontramos con una de esas tramas que no son más que una excusa para que el guión desarrolle a los personajes o llene el metraje de chistes. En el caso de ‘Dos colgaos muy fumaos’ era llegar hasta una hamburguesería. En el de ‘Supersalidos’ se trataba de conseguir priva para una fiesta. Aquí consiste en dar con el local donde toca Where’s Fluffy? Se aplica la fórmula de las road movies, pero con un viaje más errático o circular. Esta quasi-ausencia de argumento no tendría por qué ser un problema, ya que lo interesante de estos films tendría que estar en todo lo demás. Sin embargo, en el caso de ‘Nick & Norah: Una noche de música y amor’, lo que rodea al ir y venir no está conseguido, por muchas buenas intenciones que se hayan aplicado en su elaboración.
Los personajes no tienen suficiente carisma. Además de por el protagonismo de Cera, es fácil recordar ‘Juno’ porque teóricamente tendríamos que encontrar en Norah a una joven similar al personaje de Ellen Page: madura, sarcástica y aguda, con ideas sobre el mundo y la música… es decir, con una personalidad que la convirtiese en irresistible, a pesar de su físico. El guión de Scafaria ni se acerca a ese retrato, que era lo mejor del film dirigido por Jason Reitman, por muy irreal que fuese para una chica de esa edad hablar así. Aquel nivel de diálogos que firmaba Diablo Cody no se alcanza aquí ni por asomo. Las conversaciones de ‘Nick & Norah: Una noche de música y amor’ son corrientes y faltas de fuerza, con el agravante de que en todo momento percibimos que están tratando de ser penetrantes e ingeniosas. Es decir: notamos más el intento que el resultado.
Los actores no están a la altura de las circunstancias, pero probablemente por un tema de dirección de intérpretes. Cera, que en otras ocasiones nos ha despertado ternura y mucha empatía, aquí nos deja indiferentes. Y en Dennings lo que vemos es mucho morrito, mucho gesto despectivo para hacernos sentir que es alguien especial y que se sale de lo socialmente aceptado, pero nada de personalidad. Ari Graynor (en la fotografía anterior), en el papel de mejor amiga de Norah, realiza una interpretación muy superior a la de los protagonistas, tanto que, en el apartado actoral, se podría decir que es lo mejor de la película. Alexis Dziena (en la fotografía de más abajo), la ex de Nick, también consigue producir el rechazo que su papel busca, así que su labor está bien ejecutada. Los demás chicos, amigos de Nick, no son más que un relleno. Y los actores con algo más de recorrido que intervienen no son tan estelares como para que valga la pena pagar por ellos.
A lo que más afecta que ni los personajes ni los actores estén bien es a que no encontramos química entre los protagonistas y, por ello, nos importa poco si llegan o no a enrollarse. SPOILER: Ese momento cumbre se alcanza con muy poca emoción porque no hemos percibido que sean verdaderas almas gemelas, por mucho que se nos haya intentado convencer de ello con diálogos y comentarios sobre sus gustos musicales comunes. FIN DEL SPOILER. Al estar tan huecos como personajes, no nos transmiten nada.
La tibieza de emociones de la película puede deberse también a otro factor: el tono poco intenso elegido para que la película tenga un deje “indie”. Me parece una loable intención querer alejarse de la comedia desternillante o típicamente adolescente, siempre que se tenga algo de originalidad que aportar. Pero la estructura es convencional a más no poder y cada uno de los momentos es previsible. El intento fallido por acoplarse a ese estilo provoca que haya momentos que deberían hacernos sentir más de lo que sentimos. SPOILER Por ejemplo, debería ser catártico que Nick deje tirada a la ex, pero no se termina de producir tal emoción FIN DEL SPOILER.
Con todo esto, tenemos en ‘Nick & Norah: Una noche de música y amor’ una película floja, que no es ni mucho menos deplorable ni mala, pero de la que no se puede decir nada más positivo que la frase hecha “se deja ver”. Podrá gustar a quienes adoren el estilo de música con el que se componen las escenas y se emocionen al ver sus referentes musicales mencionados en una película. Tiene el aliciente de mostrar esos estudios de grabación míticos. Pero, claro, todo esto son complementos a lo importante en un film.
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