Pese a que no las tenía todas consigo, 'Vive cantando' ha conseguido dar la sorpresa esta temporada. Empezó su andadura en Antena 3 tímidamente, sin que ni siquiera los directivos de la cadena esperaran mucho de ella, y a día de hoy se ha convertido en una de las ficciones marca de la casa después de las aceptables audiencias que ha ido consiguiendo cada semana y la renovación por una segunda temporada que aceptó la cadena. Era uno de los elementos que más necesitaba Antena 3, ampliar la lista de series que se mantuvieran en su parrilla a medio plazo y que se convirtieran en una seña de identidad más, después de la considerable reducción de ficción que ha vivido la cadena en los últimos meses.
'Vive cantando' lo ha conseguido sin destacar ampliamente en número de espectadores, pero obteniendo unos datos más que decentes que han permitido consolidar a un público que se ha identificado con estas historias de barrio entre las que ha girado la ficción. Una vez más el costumbrismo español en las series ha hecho su trabajo, justo en una época en la que aplaudimos que haya producciones que obtengan gran éxito alejándose de estos recursos. Y es que aunque nos alegremos de que haya series que se desliguen del camino habitual, no podemos darle la espalda a aquellas que buscan emocionar con las historias de siempre, sobre todo cuando estas están tratadas con esa llaneza que ha caracterizado la primera temporada de 'Vive cantando'.
La serie de Antena 3 no pretende revolucionar el mercado seriéfilo. Ni tiene capacidad para ello ni posiblemente sea uno de sus objetivos. Solo busca atraer al público poniendo sobre la mesa las tramas que han destacado a las ficciones familiares en los últimos años, a través de un amplio abanico de personajes dirigidos a conquistar a todos los perfiles de público. Ni siquiera en sus guiones hay ocasión para la sorpresa, porque la ficción ha avanzado con esa sensación de que la mayoría de sus tramas y giros que hemos visto hasta ahora ya se habían mostrado en otro sitio, cayendo en lo predecible y yendo a lo seguro.
Como vemos tiene todos los elementos para pasar desapercibida, o al menos para que se mereciera nuestro rechazo desde el primer minuto. Pero desde el comienzo 'Vive cantando' ha sabido destacar por esa dosis de realismo, naturalidad como lo llamó mi compañera Noelia, que siempre ha jugado en su favor. Las tramas de 'Vive cantando' son las de siempre sí, pero han contado con un toque de franqueza que quizá le faltaba a muchas de esas series que en el pasado se disponían a convertirse en familiar con moldes automáticos y con una sobredosis de frialdad que ha conseguido derrumbar 'Vive cantando', que se convierte en una muestra que indica que una serie familiar puede coexistir con otras, complementando una amplia oferta que deje al público satisfecho.
Una heroína de barrio
Pese a su reparto coral, 'Vive cantando' ha destacado por la presencia de la Trini, el personaje interpretado por María Castro que se ha convertido en uno de los pilares férreos de la serie. Su aparición en la pantalla resume la esencia que ha caracterizado a la propia ficción, a través de un personaje natural, sin complejos y dispuesto a transmitir entusiasmo pese a que se tenga que enfrentar a decisiones difíciles que no siempre torea con acierto. Se intenta que las mismas características estén presentes en el resto de personajes pero no todos desprenden la misma esencia con tanta facilidad, sobre todo los que cuentan con unos patrones clásicos que normalizan su papel sin aportar ese toque que los haga salirse de la rutina (el amigo cascarrabias pero con buen corazón o la propietaria del bar volcada en su trabajo y su familia).
Las limitaciones de algunos personajes se han solventado con escenas cálidas distribuidas a lo largo de cada episodio buscando la emoción y la implicación directa del espectador, en ocasiones con más destreza que otras. Se trata de acertadas pinceladas que dibujan lo cotidiano, bien en el día a día de un barrio cualquiera o en esos momentos en los que hay situaciones que desbordan todo lo que nos rodea. Este es el punto que mejor ha sabido recoger 'Vive cantando', acercándose con el mismo ímpetu a situaciones mundanas o a aquellas que están llenas de dramatismo.
El mensaje positivo siempre ha estado presente, pese a que no todas las tramas se prestaban a él. Ese ha sido otro valor añadido de 'Vive cantando', que ha optado por el optimismo sin necesidad de engañar a la audiencia con falsas propuestas. En vez de eso la ficción prefiere mostrar la doble cara de la vida, aceptando esta tal y como viene pero dedicándole a cada una de ellas una canción, siendo esta una referencia a esa forma de esquivar los baches, superar los errores, afrontar los miedos y disfrutar cuando la ocasión lo merece.
Dificultades, canciones y dulzura
Por todo ello el resultado final que nos ha ofrecido la primera temporada de 'Vive cantando' es positivo, algo a lo que también ha ayudado varias de las decisiones que se han tomado en su desarrollo. Se trata de esos momentos musicales convertidos en la esencia de la ficción y que han estado llenos de color y dulzura o la elección de dedicar cada episodio a un personaje, que ha puesto la voz en off en cada inicio y final del mismo sin que resultara distante. El salto temporal que hemos visto en su primera temporada también le ha sentado bien, aunque parezca una consecuencia de esa ampliación de capítulos que ha vivido la primera temporada, que ha hecho que los ocho capítulos iniciales se conviertan en los quince que hemos visto en pantalla, una decisión tomada sobre la marcha pero que no ha afectado negativamente al transcurso de la ficción.
Tras sentar las bases de lo que quiere ser en su primera temporada, se agradecería que de cara al futuro 'Vive cantando' apostara por algo de novedad en el desarrollo de sus tramas, como una manera de sorprender al espectador con algo que no se viera venir desde lejos. Sería el siguiente paso para una historia que ha tocado un buen número de temas y que en cuestión de relaciones entre sus personajes podría entrar en lo repetitivo en su segunda temporada, el principal bache al que se enfrentará en el futuro teniendo en cuenta las idas y venidas que ya se han dado entre algunos personajes. Aún así, el sabor de boca que nos ha dejado esta ampliada primera temporada de 'Vive cantando' es agradable, convirtiéndose en una ficción sin grandes pretensiones pero que permite pasar un rato placentero delante de la televisión.
En ¡Vaya tele! | 'Vive cantando', a la búsqueda de la naturalidad
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