Esta noche a las 23:00, Antena 3 emite 'El último boy scout' ('The Last Boy Scout'), un peliculón dirigido por Tony Scott que encapsula en 105 minutos las virtudes y defectos del cine de acción. Concretamente de las grandes "buddy movies" que pudimos disfrutar en los años 90.
Algo muy consciente. Porque el guion de Shane Black no disimula ni por un momento que es el autor de 'Arma Letal' y propone repetir fórmula con nuevos personajes. Quizás con algo de más humor y una fijación por crear frasazas que se han quedado grabadas en las mentes de toda una generación ("si me tocas te mato", entre otras).
Protagonizada por Bruce Willis y Damon Wayans, nos encontramos con la historia del asesinato de una joven chica y la investigación por parte del detective privado Joe Hellenbeck (Willis) y el novio de la víctima Jimmy Dix (Wayans) que nos adentra en una trama de corrupción que involucra a un equipo de fútbol americano.
El héroe desganao
Aquí hay que resaltar a Bruce Willis como el héroe apático, que se mueve lo justo para sobrevivir y con una amargura transplantada de la propia experiencia de Black, que volvía a escribir tras una dura ruptura romántica. Claro, nada mejor para ello que quien ya nos había conquistado como improbable héroe de acción en 'La jungla de cristal'.
El fallecido Tony Scott, que en ese momento ya había firmado 'Top Gun', realiza un estupendo trabajo llevando el guion de Black a la pantalla apoyado en la labor de su director de fotografía habitual, Ward Russell, que nos sumerge en un impactante mundo de tonos azules y ocres según lo requiera cada secuencia.
Estrenada en la campaña navideña de 1991 (en España llegaría a finales del febrero siguiente), no sé hasta qué punto podremos hablar de fracaso, pero cuanto menos, la taquilla de la película fue bastante decepcionante teniendo en cuenta las expectativas generadas (el guion se compró a precio de sangre de unicornio, Willis y Scott estaban empezando a ser palabras mayores en Hollywood, etc.)
Vista con los ojos de ahora, 'El último boy scout' probablemente no resistiría un examen minucioso debido a una trama convencional y un Tony Scott que no termina de cogerle el truco a las escenas de acción más exigentes. Pero es una de esas grandes películas de acción a la que vamos sin pensarlo ni un segundo por lo bien que nos lo pasamos en poco más de la hora y media que dura.
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