Lo han vuelto a hacer. La televisión nacional vuelve a superar sus propios barreras y Antena 3 demostró ayer que si hay algo en el mundo que no conoce límites, eso es la decadencia. La cadena privada estrenó ayer Rico al Instante, su nuevo y promocionadísimo concurso, sólo para darnos en los morros a quienes aún pensamos que otro televisión es posible.
Sin paños calientes: Rico al instante es un teletimo de esos que inundan la televisión en la madrugada, pero traspasado a horario prime-time. Me hubiese gustado decir que, por lo menos, el programa estaba bien hecho, pero ¡qué va! Es de una cutrez tal que asusta. ¿A esto podemos aspirar como espectadores en la producción nacional? Pues apaga y vámonos.
Hay tanto que comentar que es difícil hasta por donde empezar. Pongamos que alguien, para un corto cinematográfico, decide hacer una parodia de los concursos televisivos de sms y llamadas en directo. Pongamos que decide hacerlo en el tono más burdo y ridículo posible. Si ayer me dicen que el resultado de ese guión paródico es Rico al Instante me lo creo.
La verdad es que todo en el programa fue tan inenarrable que no me extrañaría que se convirtiese, con el paso de los años, en un estreno de culto. Empezando por el plató, pasando por un presentador (Javier Estrada) con serios problemas para darle emoción a algo que no la tiene, y culminando en más de 30 minutos de pura nada, de vacío absoluto. ¿Entretenimiento? Si ése es el objetivo de Rico al instante, el programa está muy, pero que muy lejos de conseguirlo. Casi es una quimera.
Es más, todo está tan mal hecho que tengo mis dudas de que a Antena 3 le interese que la gente se divierta durante esa más de media hora. Lo único que la cadena quiere con este concurso es sacar el dinero de sus espectadores más incautos, los que mandan sms para participar y los que lo hacen para votar. Sólo así se explica que se alargue tanto algo que no debería durar ni para entrar escondido en un bloque de anuncios.
Por supuesto, si el programa tiene que durar más, se hace, aunque sea con algo tan absurdo como “ahora vamos a ver la nevera de los participantes” o con preguntas del tipo “¿Qué alimento de los que tienes te gusta más?”. Y ya que estamos viendo el frigorífico, ricemos el rizo: que el presentador haga el chiste más trillado del mundo, que diga algo sobre los huevos de la familia, ante la atónita mirada de los propios participantes. Y ejemplos como estos dejo el primer programa de Rico al Instante a puñados.
La verdad es que Rico al instante dejó en sólo un programa tantos momentos ridículos que no se pueden contar todos: el culmen fue ése en el que la madre de una de las participantes quiso que su hija no participara. Javier Estrada, al más puro estilo ‘Esta Pasando’, quiso que pudiese hablar en directo y el resultado fue de vergüenza ajena: a los dos segundos ya le estaban cortando su acertado discurso sobre el timo de un concurso así. Podéis ver el resultado en el vídeo que encabeza este post, en torno al minuto 3:26.
Hubo más momentos de los de llevarse las manos a la cabeza. Esa insistencia por decir que este concurso es la bomba ya que tiene hasta cinco unidades móviles a la vez, el absurdo de ver que el propio equipo del programa jaleaba a los concursantes y estaba incluso más emocionado que ellos, el momento de los discursos de los participantes y hasta las cutres telepromociones de Rico al Instante.
Fue tremendo, un esperpento de los que hacen época.
Vídeo | Youtube
En ¡Vaya Tele! | Rico al instante, la vuelta de tuerca al reality