Se tiende a utilizar de manera generalizada aquéllo de "Segundas partes nunca fueron buenas", y aunque hay veces que esta frase no hace justicia al producto que valoramos, en el caso de 'La última guardia' podemos utilizarla a boca llena. Anoche Antena 3 estrenó la esperada "tv-movie" de la mítica serie de los 90 'Farmacia de Guardia', y después de mucho pensarlo, la palabra decepción es la que mejor define a esta historia.
La sinopsis ya la sabeis de sobra: Lourdes Cano debe afrontar un abusivo alquiler de la farmacia o comprar el local para poder seguir manteniendo su botica, pero al no poder hacer frente al pago, decide reunir a toda su familia con la excusa de su cumpleaños para darles a todos la noticia. Y es aquí, en los personajes, donde comienzan y acaban las similitudes con la serie original, y no con todos...
Y es que en 'La última guardia' también hemos tenido nuestro particular "Síndrome de Darrin" al cambiar a la actriz Eva Isanta en el papel de Isabel, la hija mayor, por Sonia Villalba, algo que a mí me pareció demasiado chirriante.
En cuanto al argumento, es cierto que en las continuaciones "a posteriori" de una serie ya terminada se espera algo novedoso, pero también manteniendo la base de la historia que, al fin y al cabo, fue la que encumbró a la serie al éxito; y esto último es lo que le ha faltado a 'La última guardia'. En esta adaptación he echado muchísimo de menos un mayor protagonismo de la farmacia, de sus clientes y sus historias, la báscula, el mendigo, el camarero, las ancianas...
Todos ellos han sido sustituidos por las historias de los hijos y nietos de Lourdes y Adolfo, priorizando el rodaje en exteriores y dejando a la botica en un segundo plano. El guión en muchas ocasiones no es más que una simple sucesión de gags que no aportan nada a la historia, que intentan hacer reir, pero quedándose en el intento en la mayoría de ocasiones. A mi parecer se le dio excesiva importancia a Yaiza, la hija heavy de Isabel, y a su novio online (Eduardo Casanova), así como a Guille y a sus líos de faldas extramatrimoniales, dos historias que no aportaban nada al desarrollo de la trama principal y que, por otro lado, no había dios que se las creyera.
El relato lento y pausado del principio se vuelve algo más caótico hacia el final, cuando tiene lugar la cena familiar en la rebotica, una escena que me recordó a aquellas cenas de Nochevieja de la mítica 'Aquí no Hay Quien Viva', pero sin alcanzar ni mucho menos las cotas de ingenio y rapidez argumental de los vecinos de Desengaño 21. El punto más patético se alcanzó hacia el final de esta cena con la aparición en la farmacia de La Oreja de Van Gogh cantando uno de sus singles, no sé muy bien si por promocionar al grupo o por atraer audiencia a esta tv-movie (me decanto más por esta última opción).
De esta decepción se libran los minutos finales de la película, cuando Adolfo y Lourdes se convierten en los únicos protagonistas del guión, siendo probablemente los dos únicos personajes que conservan el espíritu de la antigua 'Farmacia de Guardia', regalándonos unas preciosas escenas entre ambos que tienen su punto culminante al final, con la despedida frente a las puertas de la cárcel. Confieso que en este punto se me escapó una lagrimilla. Tan sólo esta parte final libra a esta pieza de ser un fracaso absoluto.
Las audiencias son reveladoras: 16% de 'La última guardia' frente al 21% del 'Mira Quien Baila' de Pilar Rubio, nada que ver con el 63% y más de once millones de espectadores que tuvo el final de la serie allá por 1995. Decía Concha Cuetos en una entrevista previa que, en caso de que esta adaptación triunfara, se pensaría si volver o no con 'Farmacia de Guardia' en una serie semanal. Visto lo visto, no parece que vaya a tener mucho que pensar.
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