Como ya aventurábamos la semana pasada, las informaciones que nos han ido llegando de lo sucedido en Japón han protagonizado la semana. Dicen que tan malo es no tener información como tener demasiada y en este caso la tele ha vuelto a darnos una de cal y otra de arena en el tratamiento de la catástrofe.
He recopilado algunas muestras de lo que se ha dicho y hecho a lo largo de esta semana en diferentes medios. Seguro que habrá más cosas pero he querido empezar con una anécdota para poder valorar mejor lo opuesto. Está claro que ha habido de todo y, por desgracia, ya no sorprende que los que peor lo hacen sean los mismos de siempre.
Las traducciones simultáneas
Con un mundo al alcance de la mano gracias a Internet, los informativos se han afanado en proporcionar traducciones simultáneas en sus conexiones con la televisión de Japón. Un trabajo complicado y en directo puesto que los boletines de primera hora japoneses nos llegaban aquí en pleno prime time. El Canal 24 horas de Televisión Española y Vicente Vallés han hecho una excelente labor divulgativa, pero la tensión se paga.
El vídeo no es más que una mera anécdota pero da idea de la presión con la que se ha trabajado a diario, del esfuerzo que se ha hecho por aprovechar al máximo todas las posibilidades de esta Era de la Información y de que, al fin y al cabo, somos humanos. Un error puede tenerlo cualquiera y si viene de un exceso de trabajo acompañado de una alta carga emocional en la información, es totalmente disculpable.
Las inevitables críticas a Telecinco
Es de suponer que en Telecinco tendrán asumido que sus informativos van a recibir críticas por el tratamiento de la información que hacen. En el vídeo de arriba, por ejemplo, nada tiene que ver lo que cuentan los testimonios con las imágenes que acompañan sus declaraciones. Son las bondades de las comunicaciones por Internet, que permiten entrevistas a larga distancia. No es culpa de ellos que la cadena siga empeñada en vender las catástrofes naturales y el desastre por encima de todo. El último testimonio, que apenas aporta nada a la información, es muestra de ello.
Concha García Campoy ha defendido lo indefendible: la forma de llevar los informativos de Pedro Piqueras, alguien a quien muchos ya tenemos retratado como una especie de agorero al que se le llena la boca con un catálogo de adjetivos catastrofistas que parece no tener fin. No es para escandalizarse, es lo que se hace siempre desde Telecinco, pero lo curioso es ver cómo no aprenden o, mejor dicho, es de suponer que si repiten la fórmula sin parar será porque es la imagen que quieren transmitir. Allá ellos.
Susana Griso y el cebo de la buena noticia
Ya lo veis. Susana Griso hasta menciona el alarmismo al tiempo que utiliza el miedo a la alarma nuclear y, cómo no, afirma que tiene una buena noticia que se guarda para después. Tal y como está el panorama yo habría agradecido que la buena noticia hubiese encabezado ese sumario pero vamos, soy consciente de que las buenas noticias no suelen ocupar las portadas y, en el caso de ‘Espejo Público‘, menos todavía.
La necesidad de rellenar horas de televisión ha hecho incluso que Susana Griso entrevistase a la madre de una persona que no ha sufrido los efectos del terremoto ni del tsunami pero, claro, lo importante en estos casos parece ser el tener un rótulo con la palabra “Japón” para atrapar a los espectadores que andamos desorientados entre tanta conexión desesperada, tanto testimonio y tanto catastrofismo.
El análisis de medios de ‘El intermedio’
Como no podía ser de otra manera, tiene que ser un programa de entretenimiento como ‘El Intermedio‘ el que centre el debate sobre las barbaridades que se han dicho y escrito acerca de Japón y las reacciones de la comunidad internacional. Es impresionante, en el mal sentido, ver cómo se aprovecha la catástrofe para defender posiciones políticas.
Está claro que las ideologías pueden condicionar cualquier tipo de tertulia y, obviamente, una tertulia con diferentes puntos de vista es más enriquecedora. Pero eso, enriquecer el debate, es lo que se ha estado haciendo desde ciertos espacios. Otros, como los que salen en el vídeo, han optado por crear opinión basándose en una catástrofe y esta práctica es descorazonadora, lamentable. En casos como éste me reafirmo en mi idea de que no todas las opiniones son válidas.
Las consecuencias del sensacionalismo en los medios
Este vídeo de arriba explica perfectamente las diferencias entre realidad e información. Si aquí se nos habla del caos en Tokio, muchos ciudadanos españoles residentes en Japón han lamentado y criticado el tono de las informaciones por la alarma que ha generado entre sus familiares. La fuerza de los medios es tal que ni las experiencias personales pueden contrarrestar la toxicidad de muchos medios.
Los españoles residentes en Japón han pedido, aunque sin demasiado éxito, que se informase de los acontecimientos sin alarmismo porque esto estaba afectándoles tanto a ellos como a sus familias. Por desgracia, esto no es la primera vez que lo vemos y ya sabemos que ante la disyuntiva de magnificar o no una tragedia, siempre termina ganando la primera opción. No se trata de frivolizar, obviamente, pero hay casos que demuestran que la información puede darse bien.
Y aún no nos hemos repuesto de esta oleada informativa y ya ha empezado la guerra en Libia, otra desgracia con demasiados precedentes que, seguro y por desgracia, nos llegará magnificada, metamorfoseada y alimentada por muchos espacios de la tele nacional. Ante cosas así, sólo nos queda estar avisados e intentar no caer en las trampas.
Imagen | JR Mora
En ¡Vaya Tele! | Teletipos, El papel de la videoconferencia en el terremoto de Japón
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