Esta semana comenzaba, televisivamente hablando, con la coincidencia de dos dramatizaciones del intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. La de TVE, 23-F, el día más difícil del Rey, termina esta noche su seguimiento de ese día centrándose en el Rey y en Sabino Fernández Campo, jefe de la Casa Real en aquella época. La de Antena 3, que terminó el martes, 23-F, historia de una traición, opta por una vía menos oficiosa, como si dijéramos, ya que retrata el golpe desde los puntos de vista de dos amigos militares que ese día acaban en bandos opuestos.
El martes, las dos miniseries coincidieron en las parrillas y La 1 salió victoriosa, además en plan rodillo. Su miniserie tuvo una cuota de pantalla media del 31,5%, con 6.491.000 espectadores, convirtiéndose en el programa más visto de lo que llevamos de año (hasta que llegó el fútbol), y dejando al último episodio de la de Antena 3 en un share del 7,6%. Hasta Aída sintió el martes el empuje de la serie de La 1, y se quedó en el 19,4%.
Los críticos destacan, de la serie de TVE, el retrato que Emilio Gutiérrez Caba hace de Fernández Campo, y es muy previsible que, esta noche, el último capítulo siga en la misma línea de audiencias espectaculares. La 1 ya superó su propio récord anoche con la retransmisión del amistoso entre España e Inglaterra, que congregó ante el televisor a 7.385.000 espectadores de media (36,9% de share), así que, visto lo visto, Antena 3 ha optado por un poco de contraprogramación esta noche.
En lugar de la miniserie estadounidense El último templario, la cadena programará otra, que ya se ha visto en varias ocasiones, y que se titula La sangre de los templarios. En La 1, igual que se hizo con el primer episodio de la miniserie, volverá a programarse el especial Informe 23-F, que comentará los hechos que se vean en el desenlace de la ficción.
Vía | El País, Fórmula TV
En ¡Vaya Tele! | La historia reciente entra en la ficción